viernes, 9 de agosto de 2013

Una de cada tres mujeres jóvenes de EE. UU. utiliza la 'marcha atrás' para la anticoncepción: MedlinePlus

Una de cada tres mujeres jóvenes de EE. UU. utiliza la 'marcha atrás' para la anticoncepción: MedlinePlus

 

Una de cada tres mujeres jóvenes de EE. UU. utiliza la 'marcha atrás' para la anticoncepción

Pero un nuevo estudio confirma que no es buena para prevenir el embarazo

Traducido del inglés: miércoles, 7 de agosto, 2013
Imagen de noticias HealthDay
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MARTES, 6 de agosto (HealthDay News) -- La marcha atrás es una forma antigua y poco confiable de anticoncepción, pero un tercio de las mujeres jóvenes la utiliza de cualquier forma, indica una nueva investigación.
"Nuestro estudio mostró que el uso de la marcha atrás como anticonceptivo es muy común, pero no siempre funciona tan bien como otros métodos", apuntó la autora del estudio, la Dra. Annie Dude, residente del departamento de obstetricia y ginecología del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte.
Dude y colegas analizaron los datos de entre 2006 y 2008 de una encuesta nacional de mujeres de EE. UU., enfocándose en 2,220 participantes que tenían entre 15 y 24 años de edad. Su objetivo fue determinar qué tan común era que las mujeres jóvenes sexualmente activas utilizaran la marcha atrás como forma de prevenir el embarazo.
Los hallazgos aparecerán en la edición de septiembre de la revista Obstetrics & Gynecology.
Los investigadores hallaron que el 31 por ciento de las mujeres habían usado la marcha atrás como forma de anticoncepción al menos una vez. De las que la habían usado, el 21 por ciento quedaron embarazadas sin desearlo, frente a apenas el 13 por ciento de las mujeres que usaron otros tipos de anticonceptivos.
Las usuarias de la marcha atrás también tenían un 7.5 por ciento más de probabilidades de haber utilizado anticoncepción de emergencia, como Plan B o Next Choice.
Las mujeres que confiaron en el método de la marcha atrás, que depende de que el hombre se "retire", con algo de suerte, antes de eyacular, como su forma exclusiva de anticoncepción, tendían a ser menos propensas a quedar embarazadas que las mujeres que utilizaron la marcha atrás junto con otras formas de anticoncepción durante el transcurso del estudio, pero Dude dijo que ese hallazgo no alcanzó la significación estadística.
Señaló que la investigación muestra que los proveedores de atención de salud que atienden a las mujeres jóvenes sexualmente activas deben reconocer que uno de los motivos de que las parejas usen la marcha atrás como método anticonceptivo es que quizás no hayan planificado por adelantado, y que los proveedores deben sacar el tiempo para discutir métodos anticonceptivos más efectivos con sus pacientes.
"Mi visión general es que los médicos creen que es un método anticonceptivo tan anticuado que en realidad no piensan en abordarlo con sus pacientes", planteó Dude.
Una experta que no participó en el estudio dijo que los motivos que podrían llevar a una mujer a elegir el método de la marcha atrás en lugar de algo más confiable son complejos.
"Muchos anticonceptivos son de acción corta y requieren mucha atención de parte de la mujer. Usar un condón, tener un condón, ir a la tienda o a la farmacia a buscarlo. Resurtir la píldora, tomársela a diario, resurtir la receta. Desplazarse y moverse. Son tantos los temas que hacen que estos métodos anticonceptivos sean difíciles de utilizar o de mantener constantes", planteó la Dra. Kari Braaten, obstetra y ginecóloga del Hospital Brigham and Women's, en Boston.
Otra experta aseguró que el estudio estuvo "bien hecho", y dijo que tuvo hallazgos importantes.
La Dra. Angela Chen, profesora clínica asociada de obstetricia y ginecología en la Universidad de California, en Los Ángeles, y jefa de la división de planificación familiar del Centro Médico Ronald Reagan de la UCLA, dijo que no es nada sorprendente que las personas que usan este método tengan más embarazos no deseados. Apuntó que, para que el método de la marcha atrás se lleve a cabo con éxito, ambos miembros de la pareja tienen que estar altamente motivados.
"Amerita parejas que hayan estado juntas mucho tiempo y que se puedan comunicar bien", planteó Chen. "La mujer realmente tiene que comprender sus ciclos menstruales, cuándo es más fértil, y la mayoría de mujeres no los comprenden. Sus percepciones varían muchísimo. Una aplicación en el móvil para controlar ese aspecto sería un buen comienzo. Lleve su calendario menstrual al proveedor para obtener más información".
Añadió que los resultados también sugieren que los médicos deben hablar sobre el Plan B con sus pacientes más abiertamente. "Debemos ser capaces de recomendarlo a todo el mundo como un anticonceptivo a corto plazo. Se debe ofrecer el Plan B a toda persona a quien le falle un método".
Dude, la autora del estudio, dijo que la anticoncepción más efectiva en este grupo de edad es un método reversible a largo plazo, como un dispositivo intrauterino (DIU) o un anticonceptivo insertado en el brazo.
Pero para las mujeres jóvenes, obtener unas opciones anticonceptivas más efectivas (desde los métodos a largo plazo hasta el Plan B) puede resultar difícil, apuntó Braaten, del Brigham and Women's.
"Sin duda hay problemas de acceso para el grupo de edad en este estudio, las mujeres jóvenes de 15 a 25 años", comentó Braaten. "Me gustaría enfatizar que una de las cosas que debemos hacer es mejorar el acceso a los métodos a largo plazo, como los DIU y los implantes, para minimizar estas experiencias y encuentros en que las mujeres se hallan en la necesidad de depender de una forma de anticoncepción de 'emergencia' como la marcha atrás o el Plan B por no contar con ninguna otra preparación".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Annie Dude, M.D., Ph.D., resident, department of obstetrics and gynecology, Duke University Medical Center, Durham, N.C.; Kari Braaten, M.D., M.P.H., ob-gyn, Brigham and Women's Hospital, and instructor in obstetrics, gynecology and reproductive biology, Harvard Medical School, Boston; Angela Chen, M.D., M.P.H., associate clinical professor of obstetrics and gynecology, University of California, Los Angeles, and family planning division chief, Ronald Reagan UCLA Medical Center; September 2013, Obstetrics & Gynecology
HealthDay
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