viernes, 30 de marzo de 2018

Diagnóstico precoz, clave en el trastorno bipolar

Diagnóstico precoz, clave en el trastorno bipolar

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Diagnóstico precoz, clave en el trastorno bipolar

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Se trata de una enfermedad grave del sistema nervioso central, pero detectarla a tiempo puede mejorar la calidad de vida de aquellos que la padecen.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, considerada la sexta causa de discapacidad en el mundo. Concretamente en España la padecen más de 1 millón de personas y, a pesar de las múltiples campañas de sensibilización, sigue siendo una patología desconocida asociada a un alto impacto y estigma social.
"En muchas ocasiones, esta enfermedad presenta manifestaciones que no son las típicas y los afectados pueden no iniciar la enfermedad con un episodio de manía clásica. Además es más frecuente iniciar la enfermedad con un episodio de polaridad depresiva, por lo que puede confundirse con una depresión unipolar y no es hasta el momento en que se presenta un episodio maniaco o hipomaniaco cuando se esclarece la situación. Debido a esta dificultad, en determinados casos, el trastorno bipolar puede tardar en diagnosticarse hasta 10 años", afirma el Dr. Montes, Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal. Por lo tanto, un diagnóstico precoz es extremadamente importante para evitar el deterioro cognitivo y de la salud física del paciente.
Con el tratamiento adecuado los pacientes pueden llevar una vida totalmente normalizada, pero la adherencia es otro de los retos actuales en el trastorno bipolar. Casi el 100% de los pacientes diagnosticados ha considerado abandonar la medicación en algún momento y en torno a la mitad decide concluir el tratamiento por su propia cuenta. Según declara el Dr. Montes: "La falta de adherencia al tratamiento es un fenómeno difícil de abordar, ya que tiene que ver con muchos factores, entre ellos: el rechazo y la negación a la hora de asumir que se padece una enfermedad mental grave, generados en gran parte por los medios de comunicación y la presión social: el estigma asociado a las implicaciones sociales de la propia enfermedad y por último, los efectos secundarios asociados a los tratamientos farmacológicos, que en muchos casos, pueden ser complejos".
Además, la enfermedad conlleva un elevado impacto social. En más de un 75% de los casos supone una reducción de las expectativas de éxito en la vida y casi la mitad de los afectados pierde su trabajo.
A todo ello hay que añadir la estigmatización de la enfermedad, que lleva a la discriminación y el aislamiento. Hasta un 45% de los pacientes se ha sentido discriminado en alguna ocasión, lo que lleva en muchos casos a ocultar la enfermedad. "Tratándose de un problema de salud mental, es preocupante que sirva para darle identidad a alguien y calificarlo; tal es el caso cuando se afirma: `esa persona es bipolar´, o adoptarlo con significado erróneo y estigmatizador en otro orden de cosas, especialmente en los medios de comunicación. El trastorno bipolar es una circunstancia en la vida de una persona; nunca su esencia", declara Guadalupe Morales, Directora de la fundación Mundo Bipolar.
Aún en la actualidad, existe un alto grado de desinformación en torno a la enfermedad, "es necesario dar a conocer los derechos de las personas que tienen el trastorno bipolar u otras patologías mentales, para acabar con esta discriminación que sufren, fruto de la desinformación social que las rodea y del incumplimiento de sus propios derechos como ciudadanos", concluye Guadalupe Morales.

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