PUBLICADO EN 'THE LANCET PLANETARY HEALTH'
La salud respiratoria infantil y la exposición a sustancias químicas
JANO.ES · 06 febrero 2019 00:00
Un estudio del ISGlobal analiza el impacto en la función respiratoria del exposoma, es decir, de la totalidad de exposiciones ambientales desde la concepción en adelante.
Un estudio codirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm), en colaboración con otros equipos europeos, concluye que la exposición durante el embarazo y en la infancia a diferentes contaminantes químicos –parabenos, ftalatos y sustancias perfluoroalquiladas (PFAS)– se asocia con una disminución de la función respiratoria infantil.
Estos resultados, obtenidos a partir de los datos de más de mil madres y sus hijos e hijas, se han publicado en la revista The Lancet Planetary Health y representan una de las primeras aproximaciones al concepto de exposoma, que es la totalidad de las exposiciones a un amplio rango de factores ambientales, como cambios en el clima, contaminación del aire en entornos urbanos y en la vivienda, o sustancias químicas.
Hasta la fecha, se habían realizado muchos estudios sobre el impacto de los riesgos ambientales en la salud respiratoria durante los primeros años de vida, pero todos ellos se habían centrado en una sola exposición o en un grupo de ellas. "Este estudio es el primero en utilizar el enfoque del exposoma para identificar asociaciones entre la exposición prenatal e infantil a un rango de importantes factores medioambientales y el deterioro de la función pulmonar, lo que implica un nuevo paradigma en la investigación de la salud ambiental", destaca Martine Vrijheid, investigadora de ISGlobal y cocoordinadora del estudio.
Estos resultados, obtenidos a partir de los datos de más de mil madres y sus hijos e hijas, se han publicado en la revista The Lancet Planetary Health y representan una de las primeras aproximaciones al concepto de exposoma, que es la totalidad de las exposiciones a un amplio rango de factores ambientales, como cambios en el clima, contaminación del aire en entornos urbanos y en la vivienda, o sustancias químicas.
Hasta la fecha, se habían realizado muchos estudios sobre el impacto de los riesgos ambientales en la salud respiratoria durante los primeros años de vida, pero todos ellos se habían centrado en una sola exposición o en un grupo de ellas. "Este estudio es el primero en utilizar el enfoque del exposoma para identificar asociaciones entre la exposición prenatal e infantil a un rango de importantes factores medioambientales y el deterioro de la función pulmonar, lo que implica un nuevo paradigma en la investigación de la salud ambiental", destaca Martine Vrijheid, investigadora de ISGlobal y cocoordinadora del estudio.
Prevenir el deterioro en la infancia
El nuevo estudio, realizado en el marco del proyecto europeo HELIX, analizó los datos de 1.033 madres y sus hijos e hijas de seis países europeos: España, Francia, Grecia, Inglaterra, Lituania y Noruega. En concreto, el equipo evaluó 85 exposiciones durante el embarazo y 125 en la infancia, relacionadas con el entorno exterior e interior, productos químicos o estilo de vida. A los 6 y a los 12 años, se realizó una espirometría a los niños y niñas para medir su función respiratoria.
Los resultados mostraron que la exposición prenatal a substancias perfluoroalquiladas (PFAS) –de dos tipos: PFOA y PNFA– se asociaba con una menor función respiratoria en la infancia. Los PFAS son utilizados como protectores o repelentes de manchas y líquidos, y tienen muchos usos, incluidos los electrodomésticos y los productos de consumo. A partir de la dieta, entre otros, se introducen en el organismo y la madre lo transmite al feto a través de la placenta.
En cuanto a la exposición durante la infancia, el estudio asoció nueve exposiciones con una peor función respiratoria en niños y niñas. Cinco metabolitos de ftalatos – DEHP y DINP, que se utilizan principalmente como plastificantes y pueden ser ingeridos, inhalados o absorbidos por la piel- fueron los que presentaron mayor asociación. También se encontró relación con un tipo de fenol, el etilparabeno, compuesto utilizado como conservante en cosméticos; y con el cobre, que en la población general se ingiere principalmente a través de agua potable y alimentos. Además, una mayor aglomeración de viviendas y de densidad de servicios alrededor de la escuela también se relacionó con una peor función respiratoria.
"Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública", concluye Martine Vrijheid. “Medidas preventivas destinadas a reducir la exposición a los contaminantes químicos identificados, a través de una regulación más estricta y de la información al público mediante el etiquetado en los productos de consumo, podrían ayudar a prevenir el deterioro de la función pulmonar en la infancia, lo que a su vez puede tener beneficios para la salud a largo plazo”, añade.
El nuevo estudio, realizado en el marco del proyecto europeo HELIX, analizó los datos de 1.033 madres y sus hijos e hijas de seis países europeos: España, Francia, Grecia, Inglaterra, Lituania y Noruega. En concreto, el equipo evaluó 85 exposiciones durante el embarazo y 125 en la infancia, relacionadas con el entorno exterior e interior, productos químicos o estilo de vida. A los 6 y a los 12 años, se realizó una espirometría a los niños y niñas para medir su función respiratoria.
Los resultados mostraron que la exposición prenatal a substancias perfluoroalquiladas (PFAS) –de dos tipos: PFOA y PNFA– se asociaba con una menor función respiratoria en la infancia. Los PFAS son utilizados como protectores o repelentes de manchas y líquidos, y tienen muchos usos, incluidos los electrodomésticos y los productos de consumo. A partir de la dieta, entre otros, se introducen en el organismo y la madre lo transmite al feto a través de la placenta.
En cuanto a la exposición durante la infancia, el estudio asoció nueve exposiciones con una peor función respiratoria en niños y niñas. Cinco metabolitos de ftalatos – DEHP y DINP, que se utilizan principalmente como plastificantes y pueden ser ingeridos, inhalados o absorbidos por la piel- fueron los que presentaron mayor asociación. También se encontró relación con un tipo de fenol, el etilparabeno, compuesto utilizado como conservante en cosméticos; y con el cobre, que en la población general se ingiere principalmente a través de agua potable y alimentos. Además, una mayor aglomeración de viviendas y de densidad de servicios alrededor de la escuela también se relacionó con una peor función respiratoria.
"Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública", concluye Martine Vrijheid. “Medidas preventivas destinadas a reducir la exposición a los contaminantes químicos identificados, a través de una regulación más estricta y de la información al público mediante el etiquetado en los productos de consumo, podrían ayudar a prevenir el deterioro de la función pulmonar en la infancia, lo que a su vez puede tener beneficios para la salud a largo plazo”, añade.
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