Tratamiento del cáncer de próstata (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Información sobre los estadios del cáncer de próstata
Pruebas de estadificación
La mayoría de los hombres con diagnóstico de cáncer de próstata manifiestan la enfermedad en estadio clínico temprano y no tienen metástasis detectables. Por lo tanto, en general no se tienen que someter a pruebas de estadificación, como la gammagrafía ósea, la tomografía computarizada (TC) o la obtención de imágenes por resonancia magnética (IRM). No obstante, se hacen estudios de estadificación si hay sospecha clínica de metástasis, como dolor óseo, diseminación local del tumor más allá de la cápsula prostática o un riesgo importante de metástasis (antígeno prostático específico [PSA] >20 ng/ml y puntaje de Gleason >7).[1]
Las pruebas que se usan para determinar el estadio son las siguientes:
Gammagrafías óseas con radionúclido
La gammagrafía ósea con radionúclido es la prueba que más se usa para identificar metástasis óseas, el sitio más común de diseminación a distancia del tumor.
Concentración sérica del antígeno prostático específico
La concentración sérica del antígeno prostático específico (PSA) sirve para predecir los resultados de las gammagrafías óseas con radionúclido en pacientes con diagnóstico reciente.
- En una serie, solo 2 de 852 pacientes (0,23 %) con una concentración del PSA menor de 20 ng/ml tuvieron un resultado positivo para metástasis en la gammagrafía ósea aunque no tenían dolor óseo.[2]
- En otra serie de 265 pacientes de cáncer de próstata, 0 de 23 pacientes con una concentración del PSA menor de 4 ng/ml tuvieron un resultado positivo para metástasis en la gammagrafía ósea y 2 de 114 pacientes con concentración del PSA menor de 10 ng/ml tuvieron un resultado positivo para metástasis en la gammagrafía ósea.[3]
Imágenes por resonancia magnética
Aunque las imágenes por resonancia magnética (IRM) se utilizan para detectar la diseminación extracapsular del cáncer de próstata, un valor pronóstico positivo de alrededor de 70 % y una variación considerable entre observadores son problemas que evitan su uso rutinario para la estadificación.[4] Sin embargo, el uso de ecografía y de las IRM reduce la subestadificación clínica y, en consecuencia, mejora la selección de pacientes para tratamiento local. Las IRM con espiral endorrectal parecen ser más exactas para identificar la enfermedad extracapsular o limitada al órgano, en especial, cuando se combinan con espectroscopia.[1] Las IRM son una herramienta inadecuada para evaluar la enfermedad ganglionar.
Son más sensibles que las gammagrafías óseas con radionúclido para detectar metástasis óseas, pero no son prácticas para evaluar todo el esqueleto.
Disección de ganglio linfático pélvico
La disección de ganglio linfático pélvico (DGLP) sigue siendo el método más exacto para evaluar metástasis en los ganglios pélvicos, y la DGLP laparoscópica permite evaluar con exactitud los ganglios pélvicos con la misma eficacia que un procedimiento abierto.[5]
El factor determinante para decidir si está indicado hacer algún tipo de DGLP es que el resultado pueda alterar el tratamiento definitivo. Por ejemplo, en general se reserva la prostatectomía radical para hombres sin metástasis ganglionares. De la igual manera, una biopsia de vesícula seminal antes de la cirugía quizás sirva para pacientes con ganglios palpables que se someterán a una prostatectomía radical (a menos que tengan un puntaje de Gleason bajo), porque el compromiso de vesícula seminal podría afectar la elección del tratamiento primario y predice las metástasis ganglionares pélvicas.[6]
Para los pacientes de cáncer de próstata clínicamente localizado (estadio I o estadio II), el grado patológico de Gleason y los valores séricos de la enzima fosfatasa ácida prostática (incluso dentro de un intervalo normal) predicen la probabilidad de penetración capsular, la invasión de la vesícula seminal o el compromiso de ganglios linfáticos regionales.[7] El análisis de una serie de 166 pacientes de cáncer de próstata en estadio clínico I o II sometidos a prostatectomía radical reveló una relación entre el puntaje de Gleason de la biopsia y el riesgo de encontrar metástasis ganglionares durante la cirugía. El riesgo de metástasis ganglionar en los pacientes agrupados según el puntaje de Gleason de la biopsia fue de 2 % para un puntaje de Gleason de 5, de 13 % para un puntaje de Gleason de 6 y de 23 % para un puntaje de Gleason de 8.[8]
Si bien someter a todos los pacientes a una DGLP es cuestionable, a menudo se evalúa de manera sistemática el estado ganglionar de los pacientes sometidos a una prostatectomía radical retropúbica. Sin embargo, cada vez hay más datos probatorios que indican que es probable que la DGLP sea innecesaria en los pacientes que se someten a una prostatectomía radical perineal y que tienen un valor del PSA menor de 20 ng/ml acompañado de un puntaje de Gleason bajo, en especial, cuando la neoplasia maligna no es palpable y se detectó mediante ecografía.[7,9]
Biopsia transrectal o transperineal
El método más común para establecer el diagnóstico y determinar el puntaje de Gleason en casos de presunto cáncer de próstata es una biopsia con aguja. En la actualidad, la mayoría de los urólogos hacen la biopsia transrectal con una pistola para biopsias y guía ecográfica. Con menor frecuencia, se usa un abordaje transperineal guiado por ecografía en los pacientes que tienen un riesgo alto de complicaciones con el abordaje transrectal.[10] Con los años, surgió la tendencia a tomar 8, 10 o más muestras de biopsia en varias áreas de la próstata de manera simultánea; esto aumentó la capacidad para detectar un cáncer después de obtener concentraciones elevadas en una prueba del PSA en sangre.[1]
Ecografía transrectal
La ecografía transrectal (ETR) a veces facilita el diagnóstico porque permite dirigir la biopsia con aguja; no obstante, la ecografía depende del operador del ecógrafo y no permite evaluar el tamaño del ganglio linfático.
En un estudio prospectivo multinstitucional de ETR preoperatoria de hombres con cáncer de próstata clínicamente localizado aptos para una prostatectomía radical, se observó que la ETR no fue mejor que un examen digital del recto para predecir la extensión extracapsular del tumor ni el compromiso de vesícula seminal.[11]
Tomografías computarizadas
Sistemas de estadificación
Tradicionalmente, se han usado dos sistemas para la estadificación del cáncer de próstata.
- En 1975, se describió el sistema Jewet (estadio A a estadio D), que se modificó desde entonces.[14] El sistema de estadificación ya casi no se usa, pero se encuentran menciones del sistema en estudios y publicaciones antiguos.
- En 1997, el American Joint Committee on Cancer (AJCC) y la International Union Against Cancer adoptaron un sistema TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis) revisado en el que se emplean las mismas categorías de estadificación T amplias que se usan en el sistema Jewett, pero además, se incluyen subcategorías para el estadio T, como un estadio para describir a los pacientes cuyo diagnóstico se basó en un examen de detección del PSA. En este sistema TNM revisado se estratifica de manera más precisa a los pacientes con diagnóstico reciente. En 2010, el AJCC actualizó la clasificación TNM para el cáncer de próstata.[15]
Agrupamiento por estadios y definiciones TNM del American Joint Committee on Cancer
El American Joint Committee on Cancer (AJCC) designó los estadios mediante la clasificación TNM (tumor, ganglio linfático y metástasis).[16]
Bibliografía
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