sábado, 13 de julio de 2013

El duelo sí merece (al menos) cuatro días | Sociedad | EL PAÍS

El duelo sí merece (al menos) cuatro días | Sociedad | EL PAÍS

El duelo sí merece (al menos) cuatro días

Un dirigente de la patronal española cuestiona la longitud del permiso por defunción

Otros países estudian ampliarlo

Afrontar la pérdida es un proceso complejo y requiere tiempo y esfuerzo

Los psicólogos calculan que la elaboración de un duelo tras una pérdida necesita entre una semana y los 10 días. / Tejederas

Pocas declaraciones han generado una reacción tan unánime, aunque esta haya sido en contra. Incluso la patronal CEOE se desmarcó enseguida de la queja de su responsable de Relaciones Laborales, José de la Cavada, por los cuatro días de permiso que contempla el Estatuto de los Trabajadores para quienes tienen que desplazarse por la muerte de un familiar de primer grado. Para justificarlo, De la Cavada empleó la caricatura: “Los viajes ya no se hacen en diligencia”, dijo. Lo sostuvo en el marco de la presentación de un informe sobre el absentismo laboral. Estos suelen ser polémicos por los motivos que se contemplan para calcular el absentismo. Sin embargo, nunca hasta entonces, coinciden los expertos consultados, se había puesto el permiso por fallecimiento de un familiar como un ejemplo de ausencia del puesto de trabajo.
El permiso por defunción está regulado en el artículo 37.3 del Estatuto de los Trabajadores, que prevé dos días por “el nacimiento de hijo y por el fallecimiento, accidente o enfermedad graves, hospitalización o intervención quirúrgica sin hospitalización que precise reposo domiciliario de parientes hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad”. En el caso de que el trabajador requiera desplazarse, el permiso será de cuatro días. Es ese supuesto el que criticó De la Cavada, al entender que correspondía a “otro tiempo”, puesto que, según dijo, los viajes hoy son de una hora.

La CE lo deja en manos de cada Estado porque se trata de “tradiciones”

El mensaje de De la Cavada suscitó, para empezar, malestar en el seno de la CEOE, que enseguida desautorizó a su dirigente. De ello se encargó el propio presidente, Juan Rosell. “La CEOE no respalda lo que ha dicho ese directivo y su presidente tampoco”, sostuvo con rotundidad. El resto de los agentes sociales tampoco tardaron en responder. CC OO calificó el argumento de “peregrino e inadmisible”, mientras que UGT consideró que era necesario reformar un cierto tipo de cultura empresarial que todavía perduraba. También el PSOE, a través de su secretario de Organización, Óscar López, aseguró: “Ya está bien de apretar y estrangular a los trabajadores”. Tras el revuelo ocasionado por De la Cavada, este tuvo que pedir “muchas disculpas”, pero no rectificó. El dirigente de la CEOE consideró que hay “hipersensibilidad en algunos temas” y aseguró que trataba de denunciar el coste que supone el absentismo laboral.

Ni patronal ni sindicatos consideran que los cuatro días por fallecimiento sean un problema en el seno de la empresa. No lo es tampoco cuando se negocian los convenios. “No hay ningún problema, es un derecho reconocido en el Estatuto de los Trabajadores. Es más, estos acuerdos recogen más beneficios para conciliar la vida familiar con la laboral”, explica Manel Hernández, socio del despacho de abogados Sagardoy.
Hernández considera que muchos convenios recogen que para que el empleado disfrute de más días debe justificarse una “pernoctación”. El abogado José Antonio González, del Col·lectiu Ronda, recuerda que la normativa es “muy de mínimos” y coincide en que los convenios colectivos suelen “mejorar” las condiciones que contempla el Estatuto de los Trabajadores. “Es sorprendente, nunca ha supuesto ningún problema. Precisamente, nunca ha sido conflictivo para la patronal”, afirma.

De la Cavada atribuyó artículos como el 37.3 del Estatuto de los Trabajadores a una “copia” de la “legislación del franquismo, superprotectora”. Sin embargo, hay países que sí han tenido —y están teniendo— este debate recientemente, precisamente porque su legislación es de la década de 1960. Solo que el planteamiento es el inverso. Las leyes extranjeras son muy diversas, y recogen más o menos días de permiso, remunerados o sin remunerar. En algunos países se estudia ir más allá. Es el caso de Bélgica, un país con dimensiones más reducidas que España y, por lo tanto, donde las distancias son todavía menores. Pues bien, allí se ha planteado ampliar el permiso por defunción.

Si se dan días para dar la bienvenida a un hijo, ¿por qué no para despedirlo?

La exministra de Empleo belga Jöelle Milquet, del Partido de Centro Democrático Humanista, planteó ya en 2008 y 2010 ampliar el periodo de permiso por la pérdida de un familiar de los tres días que contempla la legislación de ese país a 10. Fueron Los Verdes —Ecolo y Groen— los que en febrero de 2011 llevaron una proposición de ley a la Cámara de los Representantes de Bélgica para ampliar ese permiso. “Dos o cuatro días no es suficiente”, asegura el diputado federal Wouter De Vriendt, de Groen, que explica que la legislación belga es de los años sesenta y necesita “una revisión”. “El proceso de duelo es muy complejo y, a menudo, va acompañado de sentimientos como el miedo, la culpa, la confusión o la ira. Se requiere suficiente tiempo y esfuerzo para reanudar la vida laboral y cotidiana”, explica el diputado.

Su partido ha propuesto, por tanto, que el periodo de duelo se amplíe a diez días, sueltos o consecutivos, que pueden tomarse en los seis meses siguientes de la muerte del cónyuge o hijo. Para que no tenga un sobrecoste para las empresas, se propuso que los tres primeros días corrieran a cargo del empleador, mientras que la Seguridad Social cubriría el resto. De Vriendt señala que al principio la mayoría de diputados estuvieron a favor de la medida, pero las políticas de austeridad han frenado esa predisposición. “En realidad, el coste adicional sería mínimo porque la mayoría de los padres reciben una baja por enfermedad de su médico cuando pasan los tres días del permiso por duelo”, reflexiona el diputado.

La eurodiputada holandesa Frieda Brepoels y el belga Dirk Sterckx llevaron ese debate a Bruselas en 2011 a través de una pregunta parlamentaria. En esa cuestión, los dos diputados planteaban que la normativa comunitaria establece un mínimo de días de vacaciones anuales y permisos de maternidad. “Sin embargo, el derecho europeo aún no incluye ninguna disposición relativa al permiso por duelo”, señalaron los dos diputados, que además advirtieron de que hoy hay “enormes discrepancias sobre permisos” en los países socios.

La Comisión respondió que la Directiva de Tiempo de Trabajo tiene como objetivo “reducir los riesgos sobre la salud y la seguridad a los que los trabajadores pueden estar expuestos”. La Comisión añadió que “no parece que el permiso por duelo pueda justificarse” por esas consideraciones, y recordó que “debe tenerse en cuenta la diversidad de las prácticas en los estados miembros”, lo cual refleja “diferentes culturas, religiones y tradiciones sociales”.

El absentismo laboral por causas ocasionales sigue descendiendo

“La Comisión no tiene previsto presentar una propuesta con el objetivo de introducir un permiso por duelo en la UE”, concluyó.

Sin embargo, si unos padres, por ejemplo, gozan de permiso para dar la bienvenida a un hijo, ¿por qué no para despedirlo? ¿No tiene ello acaso graves implicaciones para la salud del trabajador? “Estamos hablando de familiares próximos. Nosotros tenemos un servicio de duelo y estimamos que es necesario entre una semana y diez días para asegurar cierta recuperación de la persona afectada. Y luego iniciamos una fase de seguimiento”, explica Ricard Cayuela, vicedecano del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y experto en psicología de empresa. La reincorporación al trabajo también depende de cada uno. Unos necesitan sentirse reclamados, “incluso útiles”, dice Cayuela. Y otros necesitan esperar. “Lo importante es que puedan decidir”, apunta. “En todo caso, la cuestión es que deben hacerse compatibles acontecimientos vitales con el trabajo”, recuerda Manel Hernández.

En el otro lado del Atlántico, el permiso va por Estados. El debate fue vivo en California, aunque lo zanjó el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger cuando vetó en dos ocasiones sendos proyectos de ley para introducir un permiso no remunerado de cuatro días para los trabajadores que perdieran un familiar. Salvo que la empresa decidiera lo contrario, esos cuatro días no iban a abonarse, pero al menos se reservaba el puesto de trabajo del empleado durante el principio del duelo. Schwarzenegger justificó su veto en que ya había una maraña “confusa” de leyes en California.

El absentismo laboral, que lleva descendiendo desde el comienzo de la crisis, siempre ha sido el caballo de batalla de la patronal. Y el indicador suele generar polémica, porque los sindicatos no aceptan que las organizaciones se valgan de las horas de formación o los permisos para conciliar la vida familiar y laboral para cargar las tintas en ese asunto. Sin embargo, nunca se había hecho referencia al permiso por defunción. La afirmación está avalada en un punto del estudio que presentaba De la Cavada, elaborado por la empresa de trabajo temporal Adecco. Un apartado de este informe señala que los convenios colectivos amplían el contenido de los permisos, pero sin añadir exigencias a lo contemplado por el Estatuto de los Trabajadores, por lo que “puede abrirse un camino hacia el absentismo justificado a través de los permisos retribuidos”.
Es la ocasión para que la empresa esté con el trabajador
Valls, de Esade

No hay un estudio oficial sobre el absentismo en España, aunque los que se elaboran desde distintas instituciones coinciden en que las faltas en el puesto de trabajo están descendiendo en los últimos años. Una interpretación de la bajada es el miedo a perder el empleo en un contexto de crisis y aumento del paro. El Ministerio de Empleo y Seguridad Social elabora la Encuesta de Coyuntura Laboral, en la que se recoge una estadística de las horas no trabajadas por persona y año. Los datos provisionales de 2012 arrojan un leve aumento del absentismo, pero el que tiene que ver con “causas ocasionales”, en las que se hallarían las faltas por fallecimiento, también caen (ver gráfico). Si bien las horas no trabajadas por permisos remunerados se han incrementado en la última década —sobre todo por las medidas de conciliación que se han ido ampliando e incorporando en los convenios—, en el último año este tiempo que el empleado faltó a su puesto de trabajo sí descendió, de 6,2 a 6,1 horas. Las faltas injustificadas se mantuvieron a raya, por debajo de la hora anual por trabajador.
Fuente: Encuesta de Coyuntura laboral del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. / EL PAÍS

“La Organización Internacional del Trabajo define el absentismo laboral como el tiempo que se esperaba que fuera productivo y que por alguna razón no lo es. Pero siempre depende de lo que se cuente como tal”, explica Àngels Valls, profesora del Departamento de Dirección de Personas y Organización de Esade. Valls sostiene que el debate abierto por De la Cavada sobre los días de fallecimiento está “injustificado”. Desde un punto de vista global, el impacto que pueda tener esas ausencias sobre la economía son mínimas. Y examinando lo que sucede en cada empresa, dice Valls, es cierto que la empresa debe contar con unas pautas para organizarse, pero también con la posibilidad de que pueda surgir un imprevisto. “En el ámbito de la gestión de las personas, cuando un trabajador sufre un incidente o un imprevisto es justo el momento en el que las organizaciones pueden trabar complicidad con sus trabajadores. Es una oportunidad para estar al lado de las personas, de modo que estas pueden aumentar su motivación y su compromiso con la empresa”, afirma Valls.

Entonces, ¿por qué sacó De la Cavada ese asunto? José Antonio González, de Col·lectiu Ronda, opina que la patronal “quiere ver hasta dónde puede llegar”. “Es avaricia”, remacha. Un directivo de la CEOE que pide anonimato ofrece otro relato. Recuerda que la patronal está en proceso de un cambio que debe llegar a la cúpula para que refleje la realidad de las bases. Y estas no están nada preocupadas por asuntos como los días de duelo de los trabajadores o la fiabilidad o no de las estadísticas de paro, sino por tener acceso al crédito, una fiscalidad que no les perjudique y un marco que favorezca la salida de la crisis.

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