martes, 16 de agosto de 2011

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La grasa parda es más frecuente en los niños delgados

JANO.es y agencias · 16 Agosto 2011 10:56


Un estudio norteamericano publicado en “The Journal of Pediatrics” muestra que este tipo de grasa “buena” se produce en cantidades variables en los niños, aumentando hasta la pubertad y disminuyendo posteriormente.

La grasa parda es más frecuente en los niños delgados, según un estudio del Joslin Diabetes Center y el Children’s Hospital de Boston (Estados Unidos) cuyos resultados se han publicado en The Journal of Pediatrics.

Los investigadores han demostrado que este tipo de grasa “buena” se produce en cantidades variables en los niños, aumentando hasta la pubertad y disminuyendo posteriormente, y que es más activa en los niños más delgados.

El estudio utilizó tomografía por emisión de positrones (PET) para analizar las cantidades de esta grasa en los niños, así como su actividad, la cual, a diferencia de la grasa blanca, se centra en quemar energía en lugar de almacenarla.

“El aumento de la cantidad de grasa parda en los niños puede ser un método eficaz para combatir la creciente tasa de obesidad y diabetes en los niños”, afirma el autor principal, Aaron Cypess.

En 2009, el equipo de Cypess demostró por primera vez, en un artículo publicado en The New England Journal of Medicine, que la grasa parda es metabólicamente activa en adultos humanos, mientras que antes se pensaba que estaba presente sólo en los bebés y los niños. Concretamente, su estudio mostró que se encuentra en entre 3 y 7,5% de los adultos, con tasas más altas entre las mujeres.

En este nuevo estudio, los investigadores revisaron los estudios de PET que se habían realizado en 172 jóvenes de 5 a 21 años en Children’s Hospital de Boston. Se detectó la grasa parda activa en el 44% de los niños, con tasas más o menos similares en niños y niñas.

Los niños de 13 a 15 años presentaron el mayor porcentaje de grasa parda y una actividad más alta en la misma. Además, el índice de masa corporal (IMC) se correlaciona inversamente con la actividad de la grasa parda. Es decir, el niño más delgado presentaba la mayor actividad de la grasa parda.

Mientras que el estudio de 2009 sobre los adultos mostró que la grasa parda era más activa cuando hace frío, en consonancia con su quema de energía para generar calor, el nuevo estudio en niños demostró que la temperatura exterior no tiene ningún efecto sobre la actividad de la grasa parda.

“El aumento de la actividad de grasa parda de la niñez a la adolescencia y su correlación inversa con la obesidad sugiere que la grasa parda podría jugar un papel importante en el metabolismo de los jóvenes así como en su balance energético y en la regulación del peso”, explican los expertos en su artículo.

“Creemos que la capacidad de evaluar de forma no invasiva la actividad de la grasa parda en vivo con imágenes PET proporciona una mejor comprensión de su papel destacado en la fisiología pediátrica y, posiblemente, puede proporcionar información sobre el tratamiento de la obesidad infantil”, explica otra de las autoras y miembro del programa de Medicina Nuclear e Imagen Molecular del Children’s Hospital, Laura Drubach.

Cypess considera que “ahora el objetivo es buscar primero maneras no farmacológicas de aumentar la actividad de la grasa parda, tal vez mediante el establecimiento de una temperatura más fría en los hogares donde viven niños obesos. Asimismo, quizá ciertos alimentos puedan desempeñar un papel clave en el aumento de los niveles de grasa parda y sino -añade- el desarrollo de nuevos fármacos podría ser la solución”.

En este sentido, un estudio del Joslin Diabetes Center de 2010 identificó células en ratones que se pueden activar para transformarse en grasa parda. Con este hallazgo, según el experto, “esto sería una herramienta adicional para combatir la obesidad y la epidemia de diabetes si se encuentra una manera segura de aumentar la actividad de la grasa parda”.

Sin embargo, los investigadores aseguran que todavía hay muchas preguntas por responder. Por ejemplo, “no se sabe si la relación entre el IMC y la grasa parda es porque los niños delgados tienen más grasa parda o si tener más grasa parda hace que los niños estén delgados” y concluye que “sí se sabe que la grasa parda es un componente esencial del metabolismo pediátrico y probable en adultos”.

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