El 90 por ciento de los infartos son prevenibles
Redacción
• Con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra el 14 de marzo, la Fundación Española del Corazón advierte que en España las ECV suponen el 31 por ciento del total de fallecimientos anuales
• La principal causa de estos fallecimientos es el infarto de miocardio, seguido de cerca por el ictus
Con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra este miércoles, 14 de marzo, la Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en los países desarrollados y provocan el 40 por ciento de las defunciones en Europa y el 31,2 por ciento de las que tienen lugar en España. La principal causa de estos fallecimientos es el infarto de miocardio, que representa más del 50 por ciento de la mortalidad cardiovascular total, seguido de cerca por el ictus, que causa aproximadamente un tercio de la misma.
En la mayoría de los casos, estos eventos se asocian a factores de riesgo clásicos conocidos y, en una proporción alta, modificables y prevenibles, como son el tabaquismo, el colesterol elevado, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Así, en el 90 por ciento de los infartos se puede identificar un factor de riesgo cardiovascular evitable y potencialmente reversible, entre los que el más importante es el tabaco, pero también una dieta insana y la falta de ejercicio físico, dos malos hábitos que pueden conducir a la alteración de las cifras de presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes.
"El 80 por ciento del riesgo de infarto se puede eliminar solo dejando de fumar, con ejercicio físico regular y una dieta sana, rica en frutas y verduras, lo que no es difícil ni es caro. No hace falta gastarse dinero en medicamentos, sino hacer un cambio en los hábitos de vida y concienciarse de que debe ser así", destaca el Dr. Alfonso Varela Román, secretario general de la SEC y cardiólogo del Centro Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
"Esta disminución del 80 por ciento del riesgo de infarto, por no fumar, hacer ejercicio y seguir una dieta sana, se consigue porque estas medidas inciden directamente en otros factores de riesgo: reducen la hipertensión arterial, los lípidos (el colesterol y los triglicéridos) y previenen la diabetes o mejoran su control, si ya se ha instaurado", añade el Dr. Varela Román.
La mayoría de las veces el riesgo cardiovascular de una persona no se debe a un solo factor, sino a varios. En estos casos, el riesgo cardiovascular resultante de estos factores no es una suma de los mismos, sino que se multiplica. La conjunción de varios factores de riesgo en un mismo individuo (alteración de las cifras de la presión arterial, los niveles de colesterol y de los lípidos altos y diabetes) junto a la obesidad abdominal se ha denominado síndrome metabólico y cada vez es una realidad más frecuente y preocupante. De hecho, la obesidad suele interrelacionarse con todos esos factores y, a menudo, es la causa de que todos estos parámetros se alteren.
"La obesidad y el síndrome metabólico constituyen un problema creciente y de especial preocupación en la infancia, así lo confirmó el estudio enKid", afirma el Dr. Varela Román.
Desde el punto de vista de la salud cardiovascular, el tipo de obesidad más peligrosa es la obesidad abdominal u obesidad central, es decir, el exceso de grasa que se acumula en torno a la cintura y que favorece la acumulación de grasa alrededor de distintos órganos como el hígado (obesidad visceral). En los hombres, la medida de la cintura no debe exceder de los 102 centímetros, mientras que las mujeres no deben tener más de 88 cm de cintura.
En la mayoría de los casos, estos eventos se asocian a factores de riesgo clásicos conocidos y, en una proporción alta, modificables y prevenibles, como son el tabaquismo, el colesterol elevado, la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Así, en el 90 por ciento de los infartos se puede identificar un factor de riesgo cardiovascular evitable y potencialmente reversible, entre los que el más importante es el tabaco, pero también una dieta insana y la falta de ejercicio físico, dos malos hábitos que pueden conducir a la alteración de las cifras de presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes.
"El 80 por ciento del riesgo de infarto se puede eliminar solo dejando de fumar, con ejercicio físico regular y una dieta sana, rica en frutas y verduras, lo que no es difícil ni es caro. No hace falta gastarse dinero en medicamentos, sino hacer un cambio en los hábitos de vida y concienciarse de que debe ser así", destaca el Dr. Alfonso Varela Román, secretario general de la SEC y cardiólogo del Centro Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
"Esta disminución del 80 por ciento del riesgo de infarto, por no fumar, hacer ejercicio y seguir una dieta sana, se consigue porque estas medidas inciden directamente en otros factores de riesgo: reducen la hipertensión arterial, los lípidos (el colesterol y los triglicéridos) y previenen la diabetes o mejoran su control, si ya se ha instaurado", añade el Dr. Varela Román.
La mayoría de las veces el riesgo cardiovascular de una persona no se debe a un solo factor, sino a varios. En estos casos, el riesgo cardiovascular resultante de estos factores no es una suma de los mismos, sino que se multiplica. La conjunción de varios factores de riesgo en un mismo individuo (alteración de las cifras de la presión arterial, los niveles de colesterol y de los lípidos altos y diabetes) junto a la obesidad abdominal se ha denominado síndrome metabólico y cada vez es una realidad más frecuente y preocupante. De hecho, la obesidad suele interrelacionarse con todos esos factores y, a menudo, es la causa de que todos estos parámetros se alteren.
"La obesidad y el síndrome metabólico constituyen un problema creciente y de especial preocupación en la infancia, así lo confirmó el estudio enKid", afirma el Dr. Varela Román.
Desde el punto de vista de la salud cardiovascular, el tipo de obesidad más peligrosa es la obesidad abdominal u obesidad central, es decir, el exceso de grasa que se acumula en torno a la cintura y que favorece la acumulación de grasa alrededor de distintos órganos como el hígado (obesidad visceral). En los hombres, la medida de la cintura no debe exceder de los 102 centímetros, mientras que las mujeres no deben tener más de 88 cm de cintura.
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