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“Cuando la muerte se hace inevitable y la lucha cada vez más inútil, la ciencia tiene muy poco que ofrecer”. Iona Heath El ejercicio de la Medicina nos enfrenta a diario con situaciones que requieren la toma de decisiones que afectan la vida, la dignidad y los valores de las personas. La muerte ha sido siempre un objeto de discusión en ese terreno en el que aún subsisten áreas de inceridumbre que merecen la reflexión de especialistas. El libro de la Dra. Iona Heath marcará un hito insoslayable para quien se interese en el tema. Por el prestigio internacional de su autora y por la valentía con que los temas son abordados en la obra, su lectura no dejará a nadie indiferente. Es por ello que en IntraMed hemos decidido presentarlo y convocar a destacados expertos para que reflexionen con nosotros. La obra ¿Por qué son tan pocas las personas que tienen lo que se calificaría como una buena muerte? Y, antes aun: ¿qué es una buena muerte? ¿Qué forma de morir queremos para nosotros y para nuestros seres queridos? “Compruebo –escribe la doctora Iona Heath– que para muchos una buena muerte es aquella en la que el moribundo puede controlar el proceso y morir con dignidad y calma, y todos los que lo rodean se sienten privilegiados, en cierta forma enriquecidos por la situación”. Sinembargo, esas muertes son poco comunes. Son muchos más los que son objeto de manoseo y falta de respeto, los que quedan sumidos en el sufrimiento. Morir es difícil. También es difícil ser médico: presenciar cada día la agonía y tomar conciencia una y otra vez de los límites de la ciencia. Cuando el paciente terminal conoce a su médico, ambos inician una de las tareas más complejas que deberán afrontar. ¿Cómo dialogar con quien está por dejarnos? ¿Cómo acompañarlo sin reducirlo a objeto de un inútil ensañamiento terapéutico? ¿Cómo hacer más suave y digna la transición? A estas preguntas clave responde la autora de un libro tan inteligente como bello. Sus respuestas combinan la experiencia, la empatía y una gran pasión por la literatura. Ayudar a morir es la descripción de un viaje en cuyo trayecto la palabra de poetas, escritores y pensadores echa luz sobre circunstancias de las vidas y las muertes de hombres y mujeres que siempre, de algún modo, son extraordinarias. La autora Nació en Inglaterra, donde estudió medicina. Desde 1975 fue médico generalista en la región de Camden, uno de los suburbios más pobres de Londres. Entre 1998 y 2004 fue presidente del Comité de Ética Médica del Real Colegio de Médicos Generales, que integraba desde 1989. Actualmente, preside el Comité de Ética del British Medical Journal. Entre 1997 y 1999 fue miembro de la Real Comisión para el Cuidado de la Ancianidad, y desde 2004 forma parte de la Comisión de Genética Humana. Entre 1973 y 2003 dirigió el Grupo sobre Desigualdades en Salud. John Berger Nació en Londres en 1926. Crítico, dramaturgo, guionista, novelista, ensayista y cuentista, está considerado uno de los más importantes escritores del último medio siglo. Exploró las relaciones entre individuo y sociedad, cultura y política y experiencia y expresión. En 1967, en colaboración con el fotógrafo Jean Mohr publicó Un hombre afortunado, considerada una de las El debate en la prensa: “La negación contemporánea de la muerte impone agobios adicionales tanto a médicos como a pacientes.” “Cuando la muerte se hace inevitable y la lucha cada vez más inútil, la ciencia tiene muy poco que ofrecer.” Iona Heath. “Cuando sienten que son los responsables de cada muerte, la culpa impulsa a los médicos a luchar cada vez más por la prolongación de la vida, a menudo en detrimento de su calidad”. “La medicalización de la muerte parece haber despojado a las familias y a los amigos de facultades y posibilidades, y por tanto ya no pueden adaptarse a la angustia de los moribundos.” Iona Heath “Al perder de vista la importancia y el valor de la muerte hemos transformado la naturaleza del suicidio: de derecho humano se convirtió en una enfermedad evitable” “Hoy se considera que el suicidio es culpa de los médicos en general, y de los médicos especialistas en salud mental en particular.” Iona Heath “Hablamos constantemente de muertes evitables, como si la muerte pudiera eludirse en lugar de posponerse.” “A pesar de las costosas pretensiones de la medicina, la muerte sigue siendo el final inevitable de la vida.” Iona Heath Dice la autora: - La muerte es a menudo impredecible, arbitraria e injusta, pero cada vez más se la considera un simple fracaso de la medicina y de los médicos - Queremos creer que si nos comportamos bien –si comemos los alimentos adecuados y con moderación, si hacemos ejercicio, etcétera- se nos recompensará con una vida larga y saludable. No necesariamente es así. - En los Estados Unidos hoy es casi imposible morir con dignidad –a menos que se trate de una persona pobre. - Los pacientes de los países pobres manifiestan el deseo de morir para verse libres del dolor; los pacientes de los países ricos quieren morir por temor a los efectos colaterales del tratamiento médico. - En la sociedad contemporánea la soberbia y la ambición de la ciencia biomédica son las principales responsables de la negación peligrosa y nociva de la muerte. - La sociedad contemporánea parece haber perdido todo sentido del valor de la muerte, del vínculo indisoluble de la muerte con la vida. - No es casual que la negación contemporánea de la muerte esté acompañada de una valoración de la extensión de la vida en detrimento de su intensidad. - Si apartamos la vista de la muerte, también socavamos el placer de la vida. - Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos. - Una vida plena hace más fácil la muerte. - Morir nos da la oportunidad de completar la vida, es parte de la vida, no de la muerte: hay que vivir la muerte - Una muerte “médica” pasa a ser algo tan trunco como una muerte violenta. - La medicina no aprendió a detenerse. - Morir es un logro universal, y es posible encontrar un verdadero consuelo cuando se piensa en los que ya están del otro lado de la frontera: los muertos ayudan a los vivos a morir. - Las actuales aspiraciones políticas de la medicina priorizan la destreza técnica y se aferran al modelo del cuerpo como máquina. - Cuando se diagnostica una enfermedad grave, la lucha contra ella invariablemente se convierte en el centro de atención del médico, pero cuando ya no hay esperanzas de una mejora y la muerte es inevitable, es esencial que ese centro de atención se desplace una vez más y regrese al individuo que sufre. - Cuando la enfermedad está ganando, es crucial volver a ver a la persona, volver a escuchar y redescubrir su historia individual, sus logros, sus esperanzas y temores, algo que trascienda la enfermedad y la deje atrás. - El tiempo de la enfermedad es determinista e inexorable, pero el tiempo de la persona sigue siendo suyo. |
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