Algunos suplementos dietéticos importados y productos medicinales de venta libre pueden hacerle daño
Tenga cuidado con afirmaciones como éstas, que se utilizan a menudo para vender productos para la salud no recetados. No siempre se puede confiar en lo que se lee en la etiqueta o paquete, incluso si está en un idioma que usted conoce. Para obtener más información sobre estos productos, visite:
En esta página:
- “Natural” no significa “seguro”
- ¿Cómo sabe usted que es fraudulento?
- ¿Tuvo una reacción adversa? La FDA quiere saberlo
Si compra productos importados que se comercializan como “suplementos dietéticos” y productos medicinales de venta sin receta médica en tiendas étnicas o internacionales, mercados de pulgas, tianguis o bazares o en el Internet, tenga cuidado. Las estafas de fraudes a la salud abundan. Según Cariny Nunez, M.P.H., asesora en salud pública de la Oficina de Salud de las Minorías en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), los estafadores con frecuencia dirigen la publicidad a las personas que prefieren comprar en lugares no tradicionales, especialmente a quienes tienen un dominio limitado del inglés y poco acceso a información y servicios de atención médica.
“Estos estafadores saben que los grupos étnicos que no pueden hablar o leer inglés bien, o que tienen ciertas creencias culturales, pueden ser presas fáciles”, comenta Nunez. Por ejemplo, los nativos americanos, los latinos, asiáticos y africanos pueden tener una larga tradición de recurrir a remedios herbolarios o etiquetados también como “naturales”. Muchos publicistas colocan la palabra “natural” en algún lugar en el paquete de un producto, a sabiendas que esto inspira confianza en ciertos grupos.
“Natural” no significa “seguro”
Pero solo porque un producto afirme ser natural no significa que necesariamente sea seguro, dice Gary Coody, R. Ph., Coordinador Nacional del Fraude a la Salud de la FDA. Del mismo modo, solo porque un producto afirme ser natural no significa que esté libre de ingredientes de fármacos ocultos.
Más aún, estos productos también pueden estar contaminados o contener productos químicos o ingredientes farmacológicos potencialmente dañinos que no están enlistados en la etiqueta.
Por ejemplo, muchos productos que afirman ayudar a las personas a perder peso contienen ingredientes farmacológicos regulados ocultos y peligrosos como la sibutramina. La sibutramina se encontraba en Meridia, un medicamento anteriormente aprobado por la FDA que se retiró del mercado en octubre de 2010 porque los datos clínicos indicaban que representaba un aumento en el riesgo de sufrir problemas cardíacos y derrames cerebrales.
Y simplemente porque un ingrediente esté incluido en un medicamento aprobado por la FDA no significa que sea seguro en las dosificaciones o cantidades utilizadas en estos productos no recetados, según Coody. Más aún, los estafadores buscan a las poblaciones étnicas que tienen sobrepeso y serios padecimientos como cáncer, VIH/SIDA, diabetes o enfermedades cardíacas. Se dirigen a los consumidores que buscan soluciones fáciles —y en ocasiones menos costosas — a problemas difíciles. El consumo de estos productos podría demorar el tratamiento de enfermedades graves.
Otros comerciantes venden ilegalmente antibióticos importados sin una receta médica y ninguna supervisión médica. De acuerdo con Coody, esto puede fácilmente conducir a al uso indebido y uso excesivo de los antibióticos, un factor clave que contribuye a la resistencia contra los antibióticos, lo que significa que éstos podrían no ser tan eficaces para detener infecciones cuando realmente sean necesarios. Y algunos productos comercializados como suplementos dietéticos se asemejan a los antibióticos comercializados en países extranjeros, pero en realidad no contienen ningún antibiótico.
Usted puede observar la publicidad de estos productos en periódicos étnicos, revistas, en el Internet, infomerciales en estaciones de radio y televisión o en tiendas étnicas, mercados de pulgas y tianguis o bazares, los cuales pueden tener un inventario de productos que afirman, por ejemplo, provenir de América Latina o Asia.
“No es sorprendente que las personas se sientan más cómodas con productos familiares que afirman provenir de sus países de origen o que están etiquetados y comercializados en la lengua materna del consumidor, ya sea que lo compren en un mercado en los EE. UU. o lo consigan de amigos y familiares que los han comprado en sus países de origen”, dice Nunez.
Pero esto no garantiza que el producto sea seguro o eficaz.
Del mismo modo, los productos que afirman “Hecho en los EE. UU.” puede que no sean hechos aquí. Los consumidores en ocasiones ven esta afirmación como una garantía de seguridad, dice Coody, pero cualquier estafador puede poner esto en la etiqueta y los compradores no se darán cuenta.
En realidad, la ley no exige que las compañías que fabrican suplementos dietéticos obtengan aprobación de la FDA antes de comercializar sus productos.
“Recuerde, los suplementos dietéticos no son medicamentos”, dice Coody. “No son sustitutos de los medicamentos que receta un profesional de la salud. Y usted debe avisarle a su proveedor de atención médica qué suplementos está tomando, porque pueden interactuar de manera dañina con sus medicamentos recetados o evitar que un medicamento recetado sea efectivo”.
¿Cómo sabe usted que es fraudulento?
Tenga cuidado con estas affirmaciones.
- Un producto que lo cura todo. Sospeche de los productos que afirman curar un amplio rango de enfermedades.
- Testimonio personales. Las historias de éxito como “Me curó la diabetes” o “Mis tumores desaparecieron” son fáciles de inventar y no remplazan la evidencia científica.
Soluciones rápidas. Pocas enfermedades o padecimientos pueden tratarse rápidamente, incluso con productos legítimos. Tenga cuidado con las promesas que dicen “pierda 30 libras en 30 días” o “elimina el cáncer de piel en días”. - “Completamente natural”. Algunas plantas que se encuentran en la naturaleza pueden matar si son consumidas. Además, la FDA ha encontrado productos que se promocionan como “completamente naturales” que contienen dosis ocultas y peligrosamente altas de ingredientes farmacológicos que se venden en medicamentos bajo receta médica.
- Cura milagrosa. Sus alarmas se deben de prender cuando vea esta afirmación u otras como que es un “nuevo descubrimiento” o una “innovación científica”. Si fuera una cura real para una enfermedad grave estaría en todos los medios de comunicación y los médicos la recetarían — no escondida en avisos gráficos, infomerciales de televisión o sitios de Internet.
- Aprobado por la FDA. Los suplementos dietéticos nacionales o importados no están aprobados por la FDA.
Por último, si está tentado a comprar un producto no aprobado o uno con afirmaciones cuestionables, primero consulte con su médico u otro profesional de la salud. También puede consultar el sitio web de la FDA para ver si la agencia ya ha tomado algún acción legal contra el producto.
¿Tuvo una reacción adversa? La FDA quiere saberlo
Suponga que usted o alguien de su familia usan un producto y tienen una reacción adversa. Eso es algo que la FDA quiere conocer para poder investigarlo y, si se encuentra que el producto es dañino, asegurarse de tomar las medidas adecuadas.
Puede reportar una reacción adversa o un producto defectuoso llamando al Coordinador de Quejas del Consumidor en su estado. O puede reportarlo en línea en el programa MedWatch de la FDA. Su reporte será confidencial.
Este artículo está disponible en la página de Artículos para el Consumidor de la FDA, en la cual se publican las últimas novedades sobre todos los productos regulados por la FDA.
15 de octubre de 2015
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Para más información
Consumer Updates > Some Imported Dietary Supplements and Nonprescription Drug Products May Harm You
Some Imported Dietary Supplements and Nonprescription Drug Products May Harm You
Watch out for claims like these, which are often used to sell non-prescription health products. You can’t always trust what you read on the label or package—even if it is in a language you know. For more information about these products, visit:
On this page:
- “Natural” Does Not Mean “Safe”
- How Do You Know It’s Fraudulent? Watch Out for These Claims
- Have a Bad Reaction? FDA Wants to Hear From You
If you buy imported products marketed as “dietary supplements” and nonprescription drug products from ethnic or international stores, flea markets, swap meets or online, watch out. Health fraud scams abound. According to Cariny Nunez, M.P.H., a public health advisor in the Office of Minority Health at the Food and Drug Administration (FDA), health scammers often target advertising to people who prefer to shop at nontraditional places, especially those who have limited English proficiency and limited access to health care services and information.
“These scammers know that ethnic groups who may not speak or read English well, or who hold certain cultural beliefs, can be easy targets,” Nunez says. For example, Native Americans, Latinos, Asians and Africans may have a long tradition of turning to more herbal or so-called “natural” remedies. Many advertisers put the word “natural” somewhere on the package of a product, knowing it inspires trust in certain groups.
“Natural” Does Not Mean “Safe”
But just because a product claims to be natural doesn’t necessarily mean it’s safe, says Gary Coody, R. Ph., FDA’s national health fraud coordinator. Likewise, just because a product claims to be natural does not mean that it’s free of hidden drug ingredients.
Furthermore, these products may also be contaminated or contain potentially harmful chemicals or drug ingredients not listed on the label.
For example, many products that claim to help people lose weight contain hidden and dangerous prescription drug ingredients such as sibutramine. Sibutramine was in Meridia, a formerly FDA-approved drug that was removed from the market in October 2010 because clinical data indicated it posed an increased risk of heart problems and strokes.
And just because an ingredient is contained in an FDA-approved drug product does not mean it is safe in the dosages or amounts used in these nonprescription products, according to Coody. Moreover, scammers seek out ethnic populations who are overweight or have serious conditions such as cancer, HIV/AIDS, diabetes, or heart disease. They target consumers looking for easy—and sometimes less expensive—solutions to difficult problems. Using these products could mean delayed treatment for serious diseases.
Others illegally sell imported antibiotics without a prescription and with no physician oversight. According to Coody, this can easily lead to misuse and overuse, a key factor contributing to antibiotic resistance, meaning they might not be as effective in stopping infections when they’re truly needed. And some products marketed as dietary supplements resemble antibiotic products marketed in foreign countries—but actually don’t contain any antibiotics.
You may see these products advertised in ethnic newspapers, magazines, online, infomercials on radio and TV stations or in ethnic stores, flea markets, and swap meets, which may stock products claiming to be from, for example, Latin America or Asia.
“It’s not surprising that people are more comfortable with familiar products that claim to come from their home country or are labeled and marketed in the consumer’s native language, whether they buy them at a U.S. market or get them from friends and family who have brought them from home,” Nunez says.
But that does not guarantee the product is safe or effective.
By the same token, products with the claim “Made in the USA” may not be made here. Consumers sometimes see this claim as an assurance of safety, Coody says, but any scammer can slap the label on, and buyers are none the wiser.
In fact, the law does not require companies who make dietary supplements to get FDA approval before marketing their products.
“Remember, dietary supplements are not drugs,” Coody says. “They are not substitutes for the drugs your health care professional prescribes. And you should let your health care professional know what supplements you are taking, because they may interact in a harmful way with prescribed medications or keep a prescribed drug from working.”
How Do You Know It’s Fraudulent?
Watch out for these claims:
- One product does it all. Be suspicious of products that claim to cure a wide range of diseases.
- Personal testimonials. Success stories such as “It cured my diabetes,” or “My tumors are gone,” are easy to make up and are not a substitution for scientific evidence.
- Quick fixes. Few diseases or conditions can be treated quickly, even with legitimate products. Beware of language such as “lose 30 pounds in 30 days,” or “eliminates skin cancer in days.”
- “All natural.” Some plants found in nature can kill if you eat them. Plus, FDA has found products promoted as “all natural” that contain hidden and dangerously high doses of prescription drug ingredients.
- Miracle cure. Alarms should go off when you see this claim or others like it such as “new discovery” or “scientific breakthrough.” A real cure for a serious disease would be all over the media and prescribed by doctors—not buried in print ads, TV infomercials, or on Internet sites.
- FDA-Approved. Domestic or imported dietary supplements are not approved by FDA.
Finally, if you're tempted to buy an unproven product or one with questionable claims, check with your doctor or other health care professional first. You can also check FDA’s website to see if the agency has already taken action on it.
Have a Bad Reaction? FDA Wants to Hear From You
Suppose you or someone in your family uses a product and has a bad reaction to it. That’s something FDA wants to know about so it can investigate and, if the product is found to be harmful, make sure appropriate action is taken.
You can report a bad reaction or a product defect by calling the Consumer Complaint Coordinator in your state. Or you can report online at FDA’s MedWatch. Your report will remain confidential.
This article appears on FDA’s Consumer Updates page, which features the latest on all FDA-regulated products.
October 15, 2015
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