CONGRESO INTERNACIONAL DE MICROINMUNOTERAPIA
Modular el microbioma con dieta puede proteger contra DM1
La mejora de la homeostasis intestinal podría proteger de la diabetes tipo 1 (DM1) interviniendo directamente sobre la dieta, según una investigación de la Universidad Monash de Melbourne (Australia) que concluye los beneficios de una dieta acetilada para modificar las bacterias intestinales y reprogramar algunas enfermedades, según se ha expuesto en el I Congreso Internacional de Microinmunoterapia, celebrado en Palma de Mallorca.
Pilar Laguna. Palma de Mallorca | 22/05/2017 15:02
Eliana Mariño, inmunóloga de la Universidad Monash de Melbourne (Australia). (Pilar Laguna)
Eliana Mariño, inmunóloga de la Universidad Monash de Melbourne (Australia) que estudia la relación entre la microbiota y el sistema inmunitario, ha expuesto los detalles de su línea de investigación durante el I Congreso Internacional de Microinmunoterapia (Icomi), celebrado en Palma de Mallorca. En previos estudios este grupo investigador había demostrado que la dieta conforma la ecología microbiana del intestino grueso con cambios que intervienen en la patogénesis de varias enfermedades inflamatorias como asma, artritis, enfermedad intestinal, cáncer de colon y cicatrización de heridas. También han demostrado que la flora intestinal tiene un papel importante en las alergias alimentarias a través de las células dendríticas.
"Pensamos que uno de los factores medioambientales que influye en las enfermedades inflamatorias es una dieta inadecuada. La falta de ingesta de fibra, alimentos fermentados, exceso de sal, edulcorantes artificiales y emulsionantes de los alimentos se relacionan con una modificación de la flora intestinal, aunque también hay factores genéticos y otros como la transferencia materna y la colonización precoz de las bacterias intestinales, así como algunos fármacos". Según Mariño, infecciones, inflamación, estrés , higiene y edad son factores que intervienen en la composición de la microbiota, que es distinta en cada persona como la huella digital.
"Pensamos que uno de los factores medioambientales que influye en las enfermedades inflamatorias es una dieta inadecuada. La falta de ingesta de fibra, alimentos fermentados, exceso de sal, edulcorantes artificiales y emulsionantes de los alimentos se relacionan con una modificación de la flora intestinal, aunque también hay factores genéticos y otros como la transferencia materna y la colonización precoz de las bacterias intestinales, así como algunos fármacos". Según Mariño, infecciones, inflamación, estrés , higiene y edad son factores que intervienen en la composición de la microbiota, que es distinta en cada persona como la huella digital.
El fenómeno de la disbiosis
"Cuando consumimos alimentos de mala calidad se produce una disbiosis, las bacterias intestinales se desequilibran y se convierten en patógenas. La disbiosis puede afectar al sistema inmunitario con desregulación o promover la inflamación, que es lo que estamos viendo en estas enfermedades", ha explicado la inmunóloga a Diario Médico. Mariño apunta al bajo consumo de fibra -por frutas, verduras y cereales- en la dieta de algunos países occidentales que ven aumentar la incidencia de enfermedades autoinmunes, frente a las ventajas de la dieta mediterránea."La fibra tiene poco efecto en el organismo pero es el alimento que nutre a las bacterias intestinales, que la fermentan produciendo ácidos grasos de cadena corta (AGCC) que tienen propiedades antiinflamatorias".
En el trabajo publicado recientemente en Nature Immunology se recoge la dieta diseñada por este grupo de investigación en colaboración con la Organización para la Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) usando almidones resistentes a la digestión que se encuentran en muchos alimentos, entre ellos frutas y verduras, para que sean descompuestos por la microbiota. En definitiva, una dieta capaz de dirigirse a las bacterias de la flora intestinal para producir una alta concentración de AGCC -acetato y butirato- cuya ausencia se ha visto que puede aumentar la tendencia a desarrollar DM1. Un tercero, el propionato, se ha visto más irrelevante.
Altos niveles de metabolitos
"Al alimentar ratones que desarrollan espontáneamente DM1 las dietas que producen altos niveles de metabolitos naturales mejoran la integridad de la flora intestinal, reducen los factores proinflamatorios y favorecen la tolerancia inmunológica". Mariño apunta a que el acetato y el butirato actuarían a través de mecanismos diferentes. El primero, reduciendo la frecuencia de células T autorreactivas en tejidos linfáticos, actuando también sobre células B, mientras que la dieta con butirato dispara el número y función de las células T reguladoras. Combinando ambos AGCC mejora la integridad intestinal y se reducen las concentraciones de suero de las citocinas diabetogénicas como IL-21. En ratones diabéticos no obesos han podido constatar que aspectos claves de la enfermedad tienen una relación inversa con las concentraciones en sangre y fecales de metabolitos microbianos de acetato y butirato.
"Estos resultados sugieren que los alimentos medicinales o metabolitos podrían representar una perspectiva efectiva y natural para contrarrestar numerosos trastornos inmunológicos que contribuyen a las enfermedades autoinmunes mediadas por las células T", comenta la investigadora, apostando por "un enfoque terapéutico con alimentos medicinales para tratar la DM1".
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