lunes, 22 de mayo de 2017

Inmunoterapia para cortar de raíz la alergia a leche de vaca - DiarioMedico.com

Inmunoterapia para cortar de raíz la alergia a leche de vaca - DiarioMedico.com



CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL SEICAP

Inmunoterapia para cortar de raíz la alergia a leche de vaca

Un estudio muestra un 98% de eficacia en la inducción de tolerancia en lactantes. Esta terapia se suele aplicar a partir de 2 años.
María Sánchez-Monge. Madrid |maria.sanchez@diariomedico.com   |  22/05/2017 00:00
 
 

Sección de Alergología
Yolanda Aliaga, Javier Boné e Isabel Guallar, de la Sección de Alergología Pediátrica del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza. (Xavi Buil)
¿Por qué esperar para tratar la alergia a proteínas de la leche de vaca? Es la pregunta que se plantean algunos especialistas en alergología pediátrica. El problema suele aparecer cuando se administra el primer biberón tras un periodo de lactancia materna exclusiva. Es entonces cuando el equipo de Javier Boné, de la Sección de Alergología Pediátrica del Hospital Universitario Miguel Servet, de Zaragoza, inicia el tratamiento de inducción a la tolerancia, que consiste en reeducar el sistema inmune administrando el alimento en una cantidad mínima e ir aumentándola semanalmente hasta alcanzar la dosis adecuada.
Boné acaba de presentar un estudio con los resultados de esta estrategia en 251 pacientes menores de un año en el Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), que se ha celebrado en Zaragoza entre el 18 y el 20 de mayo.
  • El tratamiento se efectúa solo en niños con alergia mediada por IgE, pero ya no se realizan pruebas de provocación para confirmar el diagnóstico
La inmunoterapia oral con alimentos se aplica en pocos centros españoles y el de Boné es prácticamente el único que la suministra antes de los dos años. Una de las razones para posponerla es que buena parte de las alergias a proteínas de la leche de vaca acaban desapareciendo. Sin embargo, el especialista aclara que no es posible saber “quién va a ir bien y quién mal; mientras tanto, puede haber una repercusión nutricional y económica y la calidad de vida del menor y de su familia puede empeorar”.

Eficaz en 15 semanas

Otra buena razón que aduce es la alta tasa de éxito asociada al inicio de la terapia antes de un año, que resulta eficaz en un 98 por ciento de los casos. “En una media de 15 semanas están tomando leche”, resume Boné. El tratamiento se administra en el hospital porque se trata de “algo nuevo”, advierte. Los efectos adversos son controlables. “Lo más frecuente es el enrojecimiento peribucal y algún vómito, pero solo entre el 1 y el 2 por ciento necesitan la administración de un antihistamínico”.
La edad de los niños sometidos a esta inmunoterapia oscila entre menos de un mes y casi un año, con una media de 5,4 meses. La primera dosis es de 0,5 mililitros de leche de fórmula, que se mezcla con fórmula hidrolizada con lactosa, o bien con puré de verduras o fruta. “Así se tolera mejor, no produce prurito en la boca y el bebé no lo rechaza”.
  • Enrojecimiento peribucal y algún vómito son las principales reacciones adversas observadas. Solo en un 1-2% se requieren antihistamínicos

Desterrar la anafilaxia

Al cabo de una semana se sube a 1 mililitro, la siguiente a 2, después a 4, 7, 11, 15... Hasta llegar a una cantidad aproximada de 150-200, según cada niño. Y siempre se procede de la misma forma: la primera dosis de la semana se da en el hospital para observar los posibles efectos adversos y los padres siguen esa pauta en casa hasta la siguiente visita. Boné expone que los test cutáneos siguen siendo indicativos de alergia, pero el niño toma leche sin problema. “Lo más importante es que desterramos el riesgo de anafilaxia”.
El especialista recalca que la inmunoterapia solo se realiza cuando se trata de alergia mediada por IgE, que suele tener una peor evolución. También puntualiza que ya no realizan pruebas de provocación oral. Las efectuaron en el 24,3 por ciento inicial de la muestra buscando una dosis umbral.
Para Boné, uno de los motivos fundamentales para que esta desensibilización precoz no se implante en otros hospitales españoles es el miedo a que surjan problemas. “En el momento en que los especialistas ven que no hay reacciones adversas graves, se muestran más favorables”. De hecho, otros hospitales de Aragón ya están empezando a implantar esta estrategia.

Posibles frenos

Pero también puede haber otros motivos. Marta Reche, alergóloga del Hospital Infanta Sofía, de Madrid, realizó un estudio en menores de un año con resultados muy satisfactorios. Sin embargo, su servicio decidió no continuar con esta terapia en niños tan pequeños porque “es algo muy costoso, requiere múltiples visitas al hospital y en los muy alérgicos puede transcurrir casi un año hasta que alcanzas la dosis objetivo”. Considera que hay que priorizar recursos porque “hay más alergias que tratar. Hacemos inmunoterapia para huevo y leche a partir de 4 años. En los de menor edad resulta más sencillo controlar lo que comen y, en concreto, evitar la leche de vaca”.

Viraje hacia la introducción temprana de alimentos alergénicos

Javier Boné se encuentra entre los expertos en alergología pediátrica que piensan que la introducción de alimentos en la dieta de los bebés está a punto de experimentar un cambio radical. Hasta ahora se ha basado en retrasar la inclusión de los alimentos más alergénicos en la creencia de que la inmadurez del sistema inmune de los lactantes propicia la aparición de alergias. Sin embargo, en los últimos años ha crecido la evidencia de que, en realidad, sucede lo contrario: la exposición temprana a la leche de vaca, el huevo o los cacahuetes puede reducir las reacciones inmunológicas anómalas.
Uno de los principales defensores de esta hipótesis es el pediatra israelí Yitzhak Katz, que ha sido uno de los ponentes más destacados del congreso de la Seicap. Este investigador argumenta que las directrices de alimentación en la infancia se han guiado más por la opinión que por las evidencias extraídas de estudios científicos.
Por eso, cree que las oscilaciones en materia de introducción de alimentos acabarán desembocando, a la luz de los múltiples ensayos que se están llevando a cabo en los últimos años, en una incorporación mucho más temprana de productos que antes se posponían, incluso, hasta los 2-4 años.
Es más, Katz considera que lo que actualmente se considera una introducción precoz, es decir, en torno a los 4-6 meses, puede ser demasiado tarde. En este sentido, Boné apunta los potenciales beneficios de exponer ocasionalmente a proteínas de leche de vaca (a través de leches de fórmula) a los bebés alimentados con leche materna.

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