lunes, 19 de marzo de 2018

El sistema inmune del cerebro puede ser la clave de nuevos tratamientos para el Alzheimer - El médico interactivo : El médico interactivo

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El Médico Interactivo



El sistema inmune del cerebro puede ser la clave de nuevos tratamientos para el Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer afecta a más de 47 millones de personas en todo el mundo, una cantidad que se espera que aumente a medida que la población envejece




Investigadores del ‘Sanford Burnham Prebys Medical Research Institute’ (SBP), en La Jolla, California, Estados Unidos, han publicado dos nuevos estudios en ‘Neuron’ que describen cómo TREM2, un receptor que se encuentra en las células inmunes del cerebro, interactúa con las proteínas beta amiloides tóxicas para restaurar la función neurológica.
La investigación, realizada en modelos experimentales de la enfermedad de Alzheimer, sugiere que elevar los niveles de TREM2 en el cerebro puede prevenir o reducir la gravedad de los trastornos neurodegenerativos, incluida la enfermedad de Alzheimer.
“Nuestro primer trabajo identifica cómo la beta amiloidea se une a TREM2, que activa las células inmunes neuronales llamadas microglía para degradar la beta amiloide, lo que retrasa la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer”, describe la autora principal del estudio, Huaxi Xu, profesora y directora de la Iniciativa de Neurociencia de SBP, presidenta del Liderazgo en Investigación de Neurociencias. “El segundo estudio muestra que el aumento de los niveles de TREM2 hace que la microglía sea más receptiva y reduce los síntomas de la enfermedad de Alzheimer”, añade.
Una de las características de la enfermedad es la acumulación de placas amiloides que se forman entre las neuronas e interfieren con la función cerebral. Muchas compañías farmacéuticas han estado trabajando durante años para reducir la producción de beta amiloide para frustrar el Alzheimer, pero con un éxito mínimo.
“TREM2 ofrece una nueva estrategia potencial –plantea Xu–. Los investigadores han sabido que las mutaciones en TREM2 aumentan significativamente el riesgo de Alzheimer, lo que indica un papel fundamental de este receptor en particular para proteger el cerebro. Esta nueva investigación revela detalles específicos sobre cómo funciona TREM2, y apoya las estrategias terapéuticas futuras para fortalecer el vínculo entre la beta amiloide y TREM2, así como para aumentar los niveles de TREM2 en el cerebro para proteger contra las características patológicas de la enfermedad.
Un respaldo para la microglía
Xu dirigió el primer estudio, demostrando que TREM2 se une específicamente a la beta amiloide. En particular, se conecta con oligómeros de beta amiloide (proteínas que se unen para formar un polímero), que son la configuración más tóxica de la proteína. Sin TREM2, la microglía fue mucho menos exitosa a la hora de unirse y eliminar la beta amiloide.
Investigaciones adicionales mostraron que la eliminación de los canales de iones de potasio microgliales regulados por disminución de TREM2, afectaba a las corrientes eléctricas asociadas con la activación de estas células inmunes. Además, TREM2 activó una serie de mecanismos asociados con la respuesta beta amiloide en la microglía.
El segundo estudio, una colaboración dirigida por X. William Yang, profesor en el Instituto de Neurociencia y Comportamiento Humano y el Departamento de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales de la Facultad de Medicina David Geffen de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, agregó TREM2 a un modelo de ratón con enfermedad de Alzheimer agresiva. Descubrieron que la señalización TREM2 añadida detuvo la progresión de la enfermedad e incluso restauró la función cognitiva.
“Estos estudios son importantes porque muestran que, además de rescatar la patología asociada con la enfermedad de Alzheimer, podemos reducir los déficits de conducta con TREM2 –dice Xu–. Hasta donde sabemos, esto proporciona evidencia convincente de que la minimización de los niveles de beta amiloide alivia los síntomas de la enfermedad de Alzheimer”.
“Podría ser beneficioso en etapas tempranas activar la microglía para comer beta amiloide –dice Xu–, pero si se activa en exceso, puede liberar una sobreabundancia de citoquinas (que causan una inflamación extensa) dañando las uniones sinápticas saludables como un efecto colateral de la sobreactivación”. Aun así, la capacidad de utilizar los mecanismos inmunes existentes del cerebro para eliminar amiloide ofrece posibilidades intrigantes.
“Ir tras la microglía, en lugar de la generación de beta amiloide, puede ser una nueva vía de investigación para la enfermedad de Alzheimer –dice Xu–. Podríamos usar células inmunes del cerebro para resolver lo que se está convirtiendo en una crisis de salud pública”.

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