martes, 26 de febrero de 2019

Exámenes de detección del cáncer de vejiga (PDQ®)—Versión para profesionales de salud - National Cancer Institute

Exámenes de detección del cáncer de vejiga (PDQ®)—Versión para profesionales de salud - National Cancer Institute

Instituto Nacional Del Cáncer



Exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales (PDQ®)–Versión para profesionales de salud

Aspectos generales

Beneficios

No hay suficientes pruebas para determinar si los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales inciden en la mortalidad.
Descripción de las pruebas
  • Diseño del estudio: no hay estudios que aborden directamente este tema.
  • Validez interna: no corresponde (N/C).
  • Congruencia: N/C
  • Magnitud de los efectos en los resultados sanitarios: N/C
  • Validez externa: N/C

Perjuicios

Con base en pruebas sólidas, los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales darían lugar a procedimientos diagnósticos innecesarios con la morbilidad que esto conlleva.
Descripción de las pruebas
  • Diseño del estudio: opiniones de profesionales reconocidos con base en experiencia clínica, estudios descriptivos o informes de comités de expertos.
  • Validez interna: N/C
  • Congruencia: N/C
  • Magnitud de los efectos en los resultados sanitarios: pruebas fidedignas de perjuicios poco frecuentes.
  • Validez externa: N/C

Descripción de las pruebas

Incidencia y mortalidad

El cáncer de vejiga es la cuarta neoplasia maligna que se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres de los Estados Unidos. La incidencia es cuatro veces más alta en hombres que en mujeres. Se calculó que en 2018 se presentarán 81 19079 030 casos nuevos de cáncer de vejiga en los Estados Unidos.[1]
El diagnóstico de cáncer de vejiga es casi el doble en las personas blancas que en las personas negras de cualquier sexo. La incidencia del cáncer de vejiga en otros grupos étnicos y raciales de los Estados Unidos se ubica entre el de las personas negras y blancas. La incidencia del cáncer de vejiga aumenta con la edad.[2]
Desde 1950 a 2005, la incidencia del cáncer de vejiga aumentó aproximadamente 50 % pero, de 2005 a 2014, las tasas de incidencia disminuyeron 0,8 % por año. Hubo una disminución de la mortalidad por cáncer de vejiga casi de 33 % durante el mismo intervalo.[3] Se calcula que 17 240 estadounidenses morirán por cáncer de vejiga en 2018.[1]
La mortalidad por cáncer de vejiga ajustada por edad ha disminuido en todas las razas y sexos durante los últimos 30 años.[4] Es posible que estos cambios reflejen diagnósticos tempranos, mejores tratamientos, menor exposición a carcinógenos o alguna combinación de estos factores.
Más de 90 % de los cánceres en la vejiga son carcinomas de las células de transición (CCT), también llamados cáncer urotelial. Es poco frecuente que el cáncer urotelial se presente en el revestimiento de la pelvis renal, el uréter, la próstata y la uretra. Otros tipos histológicos importantes son el carcinoma de células escamosas (CCE) y el adenocarcinoma. Los adenocarcinomas representan menos de 2 % de los cánceres primarios de vejiga, incluso las metástasis desde el recto, el estómago, el endometrio, la mama, la próstata y el ovario.[5]

Factores de riesgo

No hay estudios definitivos sobre la prevención del cáncer de vejiga u otros cánceres uroteliales. Se presume que la reducción de las exposiciones ambientales y ocupacionales reduce el riesgo de cáncer urotelial. Las diferencias de edad, sexo, raza y distribución geográfica tal vez reflejen diferencias en la exposición ambiental y ocupacional a posibles sustancias tóxicas. Entre las exposiciones importantes, se incluyen el contacto con sustancias químicas, el tabaquismo, las infecciones por bacterias, los hongos parasitarios o los virus y el tratamiento con ciertos tipos de quimioterapéuticos. Los antecedentes familiares de cáncer de vejiga también se relacionan con el aumento de riesgo de este cáncer.[5,6]

Tabaquismo

Varias poblaciones con una variedad de exposiciones parecen tener un riesgo más alto de presentar cáncer de vejiga. Por el momento, el mayor factor de riesgo ambiental conocido para la población general es el tabaco, en particular, el consumo de cigarrillos;[6] las personas que fuman tienen un aumento de riesgo de cáncer de vejiga 4 a 7 veces mayor que aquellas que nunca fumaron.[7-9] El riesgo se reduce al dejar de fumar, pero se observa una disminución relativamente pequeña en la incidencia durante los 5 a 7 primeros años posteriores al cese. Incluso después de 10 años, el riesgo de una persona de presentar cáncer de vejiga es de todavía casi el doble que el de alguien que nunca ha fumado.
Entre las sustancias químicas implicadas en el cáncer de vejiga inducido por el tabaquismo, se incluyen el aminobifenilo y sus metabolitos.[6] Es posible que las enzimas heredadas e inducibles sean importantes en la activación y desintoxicación de los aminobifenilos y otros presuntos carcinógenos de la vejiga. Estas enzimas incluyen la N-acetiltransferasa 2 (NAT2),[10] el citocromo P450 1A2 (CYT 1A2),[11] y la glutatión S-transferasa M1.[12] En varios estudios se indicó que los genotipos y fenotipos específicos de estas enzimas y sus acciones, en particular, en el hígado y el urotelio, se relacionan con la susceptibilidad al cáncer de vejiga inducido por el tabaquismo y por otras aminas de arilo; en particular, en poblaciones con exposición industrial.[11,13-16] Sin embargo, no todos estos estudios se controlaron de manera adecuada por los antecedentes de tabaquismo activo o pasado.

Exposición ambiental y ocupacional a ciertas sustancias químicas

También se han implicado una variedad de exposiciones industriales como factores de riesgo de cáncer de vejiga; principalmente, aminas aromáticas, como 2-naftilamina, beta-naftilamina o 4-cloro-o-toluidina, presentes en la producción de tintes, y bencidina y sus derivados;[6] posiblemente, hidrocarburos alifáticos clorados;[17] derivados de la cloración del agua tratada;[18,19] producción de aluminio (hidrocarburos aromáticos policíclicos, fluoruros),[6] y ciertos aldehídos.[20]
Se tienen informes de que algunas ocupaciones se relacionan con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga, como las de procesar pintura, tintes, metales y productos del petróleo.[6,21]
Se calcula que 5 a 15 % de los pacientes en los Estados Unidos que finalmente morirán por cáncer de vejiga tendrán antecedentes de exposiciones intensas a los factores ambientales mencionados anteriormente (diferentes al tabaquismo).[22]

Hierbas chinas

El uso de hierbas chinas contaminadas también se notificó como un factor de riesgo. El principal carcinógeno en estas hierbas parece ser el ácido aristolóquico (AA), que se extrae de la especie Aristoloquia.[23] Debido la diversidad de regímenes herbarios chinos utilizados, además del AA, es posible que otras fitotoxinas desconocidas también desempeñen una función.[24] La nefropatía crónica relacionada con la ingestión de hierbas contaminadas con A. fangchi se relaciona con el carcinoma urotelial de la pelvis renal y el uréter. Las hierbas con A. fangchi están prohibidas en Bélgica, Canadá, Australia y Alemania, pero todavía están permitidas en los Estados Unidos.[25]

Exposición al arsénico

El consumo de grandes cantidades de arsénico en el agua de pozo también se relaciona con numerosas neoplasias malignas, incluso CCT de vejiga.[6,26,27] Se encuentran focos endémicos de cáncer de vejiga similares en otras regiones con concentraciones altas de arsénico en el agua potable.[26,27] En el sur de Taiwán, la enfermedad del pie negro por arsénico es endémica.
La exposición a compuestos de arsénico inorgánico, como el arseniuro de galio, también se vincula con un aumento del riesgo de cáncer de vejiga.

Tratamiento con ciclofosfamida o ifosfamida

La exposición a la quimioterapia con ciclofosfamida para el cáncer [28,29] y quizás otros alquilantes, como la ifosfamida (aunque el uso de mesna junto con estos fármacos puede reducir la incidencia), se relaciona con un aumento de riesgo de cáncer de vejiga.[28]

Radioterapia dirigida a la pelvis

La radioterapia dirigida a la pelvis por otras neoplasias malignas, como el cáncer de próstata,[30,31] el cáncer de útero [32] y el cáncer de cuello uterino, también se vincula con un aumento de riesgo de cáncer de vejiga.[33]

Mutaciones genéticas

Las siguientes son las mutaciones genéticas específicas relacionadas con el cáncer de vejiga:[34-36]
  • Mutación en HRAS (síndrome de Costello o síndrome facio-cutáneo-esquelético).
  • Mutación en RB1.
  • Mutación en PTEN/MMAC1 (síndrome de Cowden).
  • Fenotipo acetilador lento de NAT2.
  • Fenotipo nulo de GSTM1.

Otros factores de riesgo

Entre los factores de riesgo adicionales relacionados con formas más malignas de cáncer de vejiga, se incluye la vejiga neuropática y su relación con las sondas permanentes,[37,38] así como las infestaciones vesicales por Schistosoma haematobium (cáncer de vejiga por esquistosomas).[39]
Otros tumores uroteliales diferentes del CCT, son el adenocarcinoma, el CCE y el adenocarcinoma metastásico. Los factores de riesgo de los tumores de células escamosas en la vejiga incluyen las sondas permanentes [40,41] y la cistitis por S. haematobium.

Herencia

A pesar de que se ha informado de forma anecdótica sobre brotes familiares [42-44] y que el cáncer de vejiga (del mismo modo que el CCT de las vías urinarias superiores) es parte del síndrome de cáncer familiar de Lynch II,[45] no hay pruebas de que la propensión al cáncer de vejiga sea hereditaria.[46]

Cuadro clínico inicial

El 70 % de los pacientes con cáncer de vejiga tienen enfermedad superficial en el cuadro clínico inicial.[47] La hematuria es el signo que se presenta con mayor frecuencia y se observa en cerca de 90 % de los casos. La hematuria puede ser intermitente, por lo tanto, una prueba de orina sin eritrocitos no descarta un diagnóstico de cáncer urotelial. En los pacientes con hematuria macroscópica, las tasas notificadas de cáncer de vejiga oscilan entre 13 y 34,5 %.[48-50] Otros síntomas del cuadro clínico inicial son disuria, urgencia o frecuencia urinaria y, en menos ocasiones, dolor lumbar secundario a una obstrucción y dolor por invasión pélvica o metástasis óseas. A menudo, el diagnóstico y la estadificación comienzan con una cistoscopia. Es necesaria una evaluación completa de las vías urinarias superiores e inferiores.[51]

Características histopatológicas

Más de 90 % de los cánceres de vejiga que se diagnostican en los Estados Unidos son CCT puro o CCT mezclado con otras características histológicas, principalmente CCE, adenocarcinoma, o ambos. Otro 3 a 4 % son CCE puros, que tienen casi el doble de probabilidades de presentarse en las mujeres que en los hombres. Los CCE también representan la proporción más alta de cánceres de vejiga que se presentan en individuos con infestaciones vesicales por S. haematobium o quienes tienen antecedentes de sondas urinarias permanentes, cálculos vesicales o infecciones recidivantes de la vejiga.[29,40,41]
Tanto el grado como el estadio en el momento del diagnóstico de CCT tienen consecuencias pronósticas y terapéuticas de gran importancia. Sin embargo, los casos con características histológicas diferentes a las células transicionales tienen un comportamiento muy maligno y reaccionan menos a los tratamientos diferentes a la extirpación quirúrgica.[5] El pronóstico de los pacientes y la elección de los tratamientos dependen de la agresividad y el grado del tumor.

Grado y estadio del cáncer de vejiga recién diagnosticado en una población sin exámenes de detección

Por muchos años, se ha reconocido el carácter crucial del grado y el estadio histológico de las lesiones iniciales para el pronóstico individual y las decisiones relacionadas con el tratamiento. En un estudio que intentó evaluar el grado y el estadio de los tumores de vejiga recién diagnosticados en un ámbito poblacional, 89 % de los cánceres de vejiga recién diagnosticados en hombres de 50 años y más, notificados al registro de tumores del estado de Wisconsin en el año civil de 1988, tenía cortes y láminas examinadas por un solo patólogo que desconocía el diagnóstico original. [52] Cincuenta y siete por ciento de las muestras eran de grado I o II, CCT en estadio Ta o T1; 19 % eran de grado III, CCT en estadio Ta o T1 (o Tis) y 24 % invadían la capa muscular propia o capas más profundas (estadio T2+), de los cuales casi todos eran lesiones de grado III o con características histológicas diferentes a las de células transicionales. Dada la población pequeña de hombres negros de 50 años y más en Wisconsin (menos de 3 % de todos los cánceres de vejiga se presentaron en personas que no eran blancas),[53] no se pudieron determinar las diferencias de grado y estadio en el momento del cuadro clínico inicial entre personas negras y blancas. De modo similar, en este estudio no se observaron a mujeres u hombres menores de 50 años. Dada la variabilidad de las interpretaciones histológicas de los cánceres de vejiga de los registros de tumores,[5,54] en Wisconsin solo se conoce el grado y estadio en el momento del cuadro clínico inicial de esta neoplasia maligna en hombres de 50 años o más.
Casi todas las neoplasias malignas de vejiga se originan en la superficie uroepitelial. La mayoría de los pacientes que mueren por cáncer de vejiga lo hacen por enfermedad metastásica; en muy pocas ocasiones, por no decir nunca, el tratamiento del cáncer de vejiga metastásico es curativo.[55] La vasta mayoría de los pacientes con metástasis presentan lesiones invasivas de la capa muscular propia (estadio T2+) previas o simultáneas.[56] De 70 a 90 % de los pacientes con cáncer de vejiga invasivo en la capa muscular propia se presentan con este diagnóstico; sin embargo, [57,58] no provienen de un grupo de pacientes mucho más grande con CCT superficial recidivante. El objetivo de los exámenes de detección es la identificación temprana del cáncer de vejiga que está predeterminado a invadir el músculo. Aunque en un estudio se informó que cerca de 30 % de los pacientes con CCT superficial a los que se les dio seguimiento durante 20 años al final morirán por esta enfermedad,[59] estos datos permanecen sin confirmar, contradicen otros informes [60] y pueden reflejar patrones de diagnóstico, clasificación y tratamiento obsoletos.
Dado que el cáncer de vejiga casi nunca se encuentra accidentalmente durante una autopsia, es posible que la duración preclínica en la que todavía no haya causado síntomas, pero en la cual se pueda detectar con cistoscopia sea corta. Este crecimiento rápido está respaldado por la experiencia clínica [61] y supone que los exámenes de detección tendrían que realizarse en intervalos frecuentes.

Métodos de detección

Cistoscopia y citología

El uso de cistoscopias y exámenes citológicos urinarios o de lavado vesical probó su eficacia en la vigilancia y atención de los pacientes con cánceres de vejiga con tratamiento previo.[62] Estos métodos no son prácticos para los individuos sin antecedentes de cáncer de vejiga dados los costos y la morbilidad.

Hematuria

A pesar de que la hematuria es el signo de presentación más común del cáncer de vejiga, la mayoría de individuos con hematuria no tienen este tipo de cáncer. En la población general, la prevalencia de la hematuria macroscópica asintomática es cerca de 2,5 %, mientras que la prevalencia de la microhematuria asintomática es cerca de 13 %.[63] En un análisis prospectivo reciente de pacientes de una clínica de hematuria en el Reino Unido, se encontró que 183 (19,2 %) de 948 pacientes con hematuria macroscópica presentaban cáncer de vejiga en la cistoscopia.[50] Sin embargo, se encontró que solo 47 (4,8 %) de los 982 pacientes con microhematuria presentaban cáncer de vejiga.

Pruebas de hematuria de una sola vez

En dos grupos se informó sobre el examen de una sola muestra de orina para identificar sangre, a fin de detectar neoplasias malignas urológicas, enfermedades graves de las vías urinarias y cánceres de vejiga. Ambos estudios se llevaron a cabo de forma retrospectiva para confirmar la información de los pacientes que se atendieron en una clínica grande de especialidades múltiples [63] o quienes eran miembros de una organización de seguro médico (HMO) grande y que se sometieron a pruebas mediante un examen de detección multifásico.[64] Dada la naturaleza retrospectiva de cada estudio, ninguno se diseñó para buscar la detección del cáncer de vejiga o concentrarse en la población de riesgo más alto (hombres de 50 años o más). En ambos estudios, se concluyó que las pruebas individuales de hematuria no son eficaces para el diagnóstico de cáncer de vejiga. Un seguimiento más prolongado del estudio de la HMO indicó que las personas con microhematuria tenían un riesgo más alto de presentar posteriormente un cáncer de vejiga invasivo del músculo, con una latencia de 3,5 a 14,5 años.[65] No hay suficientes pruebas que indiquen que el examen individual de hematuria sea eficaz para la detección del cáncer de vejiga, ni de que este reduzca la mortalidad por esta enfermedad.

Pruebas de hematuria repetitivas

Se llevaron a cabo dos estudios que usaron Ames Hemastix, una tira recubierta con un reactivo químico para hemoglobina que se correlaciona con la prueba de orina microscópica para detectar hematuria,[66] en poblaciones geográficamente definidas (Madison, Wisconsin y Leeds, Inglaterra) de hombres de edad mediana y avanzada que usaron la prueba casera de la tira con el reactivo. En cada programa, se entró en contacto con pacientes inscritos en registros de atención. Se eliminó a los hombres con antecedentes de neoplasias malignas urológicas previas, causas conocidas de hematuria o quienes no cumplieron con las instrucciones. En los cuatro estudios que se realizaron (un estudio piloto y un estudio más grande en cada lugar), participaron 45 a 55 % de las personas identificadas. En estos estudios se encontró que 1,2 a 1,3 % de todos los participantes presentaban cáncer de vejiga (todos CCT). Solo 1 de los 21 pacientes del primer estudio [52,61,66] y ninguno de los 26 pacientes a los que se les detectó en el segundo estudio presentaban estadio T2 o neoplasia maligna más grave. Se encontró una limitación de los exámenes de detección de hematuria repetitivos en una población general de hombres de 50 años o más; más de 90 % de las personas con resultados positivos en la prueba inicial no presentaban cáncer de vejiga.[66] En los estudios de exámenes de detección de hematuria en Wisconsin, no se encontró cáncer de vejiga en el seguimiento durante al menos 24 meses de todos los pacientes con hematuria y resultados negativos en la evaluación diagnóstica o a quienes no se les encontró enfermedad grave. De modo similar, al menos 18 meses después de la última prueba, ninguno de los participantes del grupo de exámenes de detección (con hematuria o sin esta) había muerto por cáncer de vejiga. Durante el seguimiento de 14 años de esta cohorte de detección, ningún participante con cáncer de vejiga identificado mediante exámenes de detección había muerto por este tipo de cáncer, mientras que dos casos (0,85 %) que tenían hematuria, pero evaluación diagnóstica negativa, padecieron de la enfermedad al cabo de 6,7 y 11,4 años de la evaluación con resultados negativos. La misma proporción de participantes sin hematuria en los exámenes de detección recibió el diagnóstico de cáncer de vejiga (0,93 %); ninguno presentó cáncer en el primer año posterior a la fecha de la última evaluación.[67] Es posible que se necesiten seguimientos más prolongados para probar que estos participantes no presentaban cáncer de vejiga;[65] sin embargo, dichos estudios no están disponibles. El valor pronóstico positivo relativamente bajo de las pruebas de hematuria repetitivas (7,6 % para el cáncer de vejiga y 11,6 % para todas las neoplasias malignas) [52,66,68] genera interrogantes sobre la funcionalidad de esta forma de examen de detección.

Otras modalidades posibles de detección

Se ha evaluado la precisión de la citología de la orina recogida por micción para detectar el cáncer de vejiga, principalmente, en pacientes con antecedentes de cáncer de vejiga que se someten a vigilancia cistoscópica o como una prueba de rutina que se lleva a cabo en pacientes de un consultorio grande de urología en una clínica de especialidades múltiples. En los estudios de pacientes con antecedentes de cáncer de vejiga, la citología de orina recogida por micción fue eficaz para el diagnóstico de 20 a 40 % de los CCT de grado I, de 20 a 50 % de neoplasias malignas de grado II y de 60 a 80 % de cánceres de grado III//Tis.[69,70] Aunque dichos estudios no se realizaron en pacientes sin hematuria ni antecedentes de tumores recidivantes de la vejiga, para efectos de los exámenes de detección un problema importante es la falta de sensibilidad para los CCT bien diferenciados y moderadamente diferenciados y la gran proporción de muestras en las que se presenta un número insuficiente de células para determinar cualquier diagnóstico citológico. Aunque los resultados positivos falsos fueron muy poco frecuentes, la falta de sensibilidad, incluso en la población de la que se tenía mayor sospecha, convirtió a la citología de orina recogida por micción en una prueba inapropiada para realizar en la población general. En ningún estudio se evaluaron los resultados de los exámenes de detección citológicos en cuanto a la mortalidad relacionada con la enfermedad en una población sin exposición industrial. Tampoco están disponibles resultados de pacientes sometidos a exámenes de detección en una clínica de urología.[69]
Se compararon los resultados de los hombres con diagnóstico de cáncer de vejiga por medio de un programa de detección casero de hematuria mediante una tira de reactivo químico con una muestra poblacional de todo el estado de 87 % de todos los hombres de 50 años o más del registro de tumores de Wisconsin.[52] Se hizo un examen enmascarado de las secciones histológicas y se encontraron proporciones similares de casos de grado bajo superficiales versus grado alto o invasivos; la proporción de la enfermedad en estadio tardío (T2 o mayor) fue menor en los pacientes sometidos a exámenes de detección. A los 14 años, 20,4 % de los pacientes del registro de tumores murieron por cáncer de vejiga (incluso 50 % de aquellos con lesiones invasivas de grado III del músculo); sin embargo, a los 14 años de seguimiento, ningún participante con cáncer de vejiga identificado mediante exámenes de detección había muerto por este tipo de cáncer.[71] No se puede determinar el efecto real de los exámenes de detección si estas diferencias fueron producto de alguna combinación del efecto de anticipación diagnóstica, sobrediagnóstico y sesgos de selección.
Se propuso la medición de una variedad de moléculas y elementos celulares detectados en la orina y, en algunos casos, se anuncian para vigilar a los pacientes con cáncer de vejiga diagnosticado previamente; sin embargo, no se ha evaluado la especificidad y la sensibilidad de estos marcadores en un ámbito de exámenes de detección en la población general, pero muchos de estos estudios están en curso.

Poblaciones especiales

En las poblaciones con un riesgo particularmente alto de cáncer de vejiga (diferentes de aquellas con antecedentes de cáncer de vejiga), se han publicado pocos estudios de exámenes de detección que evalúen la mortalidad por cáncer de vejiga.[72-75] En un estudio llevado a cabo en Quebec, acerca de la citología anual de trabajadores de la industria del aluminio expuestos al alquitrán de carbón, se observó una reducción de cerca de 40 % de los casos de muerte por cáncer de vejiga a los 6 años del diagnóstico, en comparación con un grupo de control histórico de trabajadores de las mismas plantas que no se sometieron a exámenes de detección;[76] sin embargo, la diferencia no tuvo importancia estadística. El conocimiento de los desenlaces adversos de los predecesores del grupo que no se sometió a exámenes de detección pudo haber influido en la participación en el programa, el reconocimiento de los síntomas por parte de los trabajadores, la disposición de los trabajadores y los médicos de iniciar investigaciones diagnósticas con base en signos y síntomas y el cumplimiento de las recomendaciones médicas para la evaluación y el tratamiento por parte de los trabajadores. La corta duración del seguimiento del grupo que se sometió a exámenes de detección quizás mejoró el resultado debido a un artefacto.
No se han llevado a cabo ensayos aleatorizados controlados de detección de cáncer de vejiga en cohortes con exposiciones ambientales o industriales. Los estudios que se completaron a menudo no contaron con grupos de control comparables, no tuvieron un tamaño de muestra suficiente como para mostrar un efecto en el resultado, ni la duración suficiente para mostrar un beneficio en la mortalidad (o ausencia de este) para la modalidad o modalidades que se evaluaron.[73,74] En un estudio se describió la utilidad de la medición de tres biomarcadores en la orina recogida por micción para la evaluación del riesgo y la detección del cáncer en una cohorte numerosa de trabajadores chinos con aumento de riesgo de cáncer de vejiga.[77] Los trabajadores se estratificaron, se sometieron a exámenes de detección, se vigilaron y recibieron diagnóstico de manera individual con base en los perfiles de los biomarcadores moleculares predefinidos. Estas técnicas continúan en investigación.
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Modificaciones a este sumario (03/19/2018)

Los sumarios del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes introducidos en este sumario a partir de la fecha arriba indicada.
Se actualizaron las estadísticas con el cálculo del número de casos nuevos en 2018 (se citó a la American Cancer Society como referencia 1). También se agregó texto para indicar que la incidencia es cuatro veces más alta en hombres que en mujeres.
Se actualizaron las estadísticas con el cálculo del número de defunciones en 2018. También se revisó el texto para indicar que, de 1995 a 2005, la incidencia de cáncer de vejiga aumento cerca de 50 % pero, desde 2005 a 2014, las tasas de incidencia disminuyeron 0,8 % por año (se citó a Ries et al. como referencia 3).
Este sumario está redactado y mantenido por el Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención, que es editorialmente independiente del NCI. El sumario refleja una revisión independiente de la bibliografía y no representa una declaración de políticas del NCI o de los NIH. Para mayor información sobre las políticas de los sumarios y la función de los consejos editoriales del PDQ que mantienen los sumarios del PDQ, consultar en Información sobre este sumario del PDQ y la página sobre Banco de datos de información de cáncer - PDQ®.

Información sobre este sumario del PDQ

Propósito de este sumario

Este sumario del PDQ con información sobre el cáncer para profesionales de la salud proporciona información integral revisada por expertos y con fundamento en datos probatorios sobre los exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales. El propósito es servir como fuente de información y ayuda para los médicos que atienden a pacientes de cáncer. No ofrece pautas ni recomendaciones formales para tomar decisiones relacionadas con la atención sanitaria.

Revisores y actualizaciones

El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención, cuya función editorial es independiente del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), revisa con regularidad este sumario y, en caso necesario, lo actualiza. Este sumario refleja una revisión bibliográfica independiente y no constituye una declaración de la política del Instituto Nacional del Cáncer ni de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Cada mes, los miembros de este Consejo examinan artículos publicados recientemente para determinar si se deben:
  • tratar en una reunión,
  • citar textualmente, o
  • sustituir o actualizar, si ya se citaron con anterioridad.
Los cambios en los sumarios se deciden mediante consenso, una vez que los integrantes del Consejo evalúan la solidez de los datos probatorios en los artículos publicados y determinan la forma en que se incorporarán al sumario.
Cualquier comentario o pregunta sobre el contenido de este sumario se debe enviar mediante el formulario de comunicación en Cancer.gov/espanol del NCI. No comunicarse con los miembros del Consejo para enviar preguntas o comentarios sobre los sumarios. Los miembros del Consejo no responderán a preguntas del público.

Grados de comprobación científica

En algunas referencias bibliográficas de este sumario se indica el grado de comprobación científica. El propósito de estas designaciones es ayudar al lector a evaluar la solidez de los datos probatorios que sustentan el uso de ciertas intervenciones o enfoques. El Consejo editorial del PDQ sobre los exámenes de detección y la prevención emplea un sistema de jerarquización formal para establecer las designaciones del grado de comprobación científica.

Permisos para el uso de este sumario

PDQ (Physician Data Query) es una marca registrada. Se autoriza el libre uso del texto de los documentos del PDQ. Sin embargo, no se podrá identificar como un sumario de información sobre cáncer del PDQ del NCI, salvo que se reproduzca en su totalidad y se actualice con regularidad. Por otra parte, se permitirá que un autor escriba una oración como “En el sumario del PDQ del NCI de información sobre la prevención del cáncer de mama se describen, en breve, los siguientes riesgos: [incluir fragmento del sumario]”.
Se sugiere citar la referencia bibliográfica de este sumario del PDQ de la siguiente forma:
PDQ® sobre los exámenes de detección y la prevención. PDQ Exámenes de detección del cáncer de vejiga y otros cánceres uroteliales. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/tipos/vejiga/pro/deteccion-vejiga-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
Las imágenes en este sumario se reproducen con el permiso del autor, el artista o la editorial para uso exclusivo en los sumarios del PDQ. La utilización de las imágenes fuera del PDQ requiere la autorización del propietario, que el Instituto Nacional del Cáncer no puede otorgar. Para obtener más información sobre el uso de las ilustraciones de este sumario o de otras imágenes relacionadas con el cáncer, consultar Visuals Online, una colección de más de 2000 imágenes científicas.

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  • Actualización: 19 de marzo de 2018

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