domingo, 7 de julio de 2019

Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®) 1/10 —Versión para profesionales de salud - National Cancer Institute

Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)—Versión para profesionales de salud - National Cancer Institute



Instituto Nacional Del Cáncer

Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud

Introducción

En este sumario de información sobre el cáncer se ofrece una descripción general del consumo de varios alimentos y suplementos alimentarios para reducir el riesgo de presentar cáncer de próstata o para el tratamiento del mismo. Este sumario incluye la trayectoria en investigación, la revisión de los estudios con animales y de laboratorio, así como los resultados de los ensayos clínicos sobre los siguientes alimentos o suplementos alimentarios:
Cada tipo de suplemento alimentario o alimento tendrá una sección específica en este sumario y, con el tiempo, se agregarán nuevos temas. Nota: Además, se dispone de un sumario por separado del PDQ sobre PC-SPES.
El cáncer de próstata es el cáncer extracutáneo más común que afecta a los hombres en los Estados Unidos. Entre 2008 y 2012, la mediana de la edad de diagnóstico del cáncer de próstata fue de 66 años y la tasa de incidencia fue de 138 casos por 100 000 hombres por año.[1]
En muchos estudios se señala que es común que los pacientes con cáncer de próstata utilicen medicina complementaria y alternativa (MCA) y que notifiquen el consumo de vitaminas, suplementos y determinados alimentos. Por ejemplo, el Prostate CAncer Therapy Selection (PCATS) fue un estudio prospectivo en el que se investigó el proceso de toma de decisiones de los hombres sobre el tratamiento tras un diagnóstico de cáncer de próstata en estadio localizado. Como parte de este estudio, los pacientes respondieron a encuestas sobre el uso de MCA. Más de la mitad respondió que utilizó uno o más tratamientos de MCA; los más comunes fueron las modalidades fisicomentales y los tratamientos basados en productos biológicos.[2]
En los estudios internacionales se describieron resultados similares. En un estudio sueco publicado en 2011 se encontró que, en general, era más probable que los participantes con cáncer de próstata hubiesen consumido suplementos que los participantes del grupo de control de población sana. El consumo de suplementos fue aún más común en aquellos pacientes con los hábitos alimentarios más saludables (por ejemplo, consumo elevado de pescados grasos y verduras).[3] En un estudio canadiense, 39 % de los pacientes con diagnóstico reciente de cáncer de próstata admitieron utilizar MCA; las terapias más comunes fueron de tipo herbario, con vitaminas y con minerales. Dentro de esas categorías, las más populares fueron la palma enana americana, la vitamina E y el selenio. Los dos motivos más comunes para escoger terapias de MCA fueron estimular el sistema inmunitario y prevenir recidivas.[4] Según los resultados de otro estudio canadiense, aproximadamente 30 % de los encuestados con cáncer de próstata declaró utilizar terapias de MCA. En ese estudio, los suplementos de mayor consumo fueron la vitamina E, la palma enana americana y el licopeno.[5] En un estudio británico publicado en 2008, se indicó que 25 % de los pacientes con cáncer de próstata utilizaron MCA y se informó que las intervenciones más frecuentes eran la alimentación baja en grasas, las vitaminas y el licopeno. En ese estudio la mayoría de los consumidores de MCA mencionaron que las razones primordiales para utilizar esta medicina eran mejorar la calidad de vida y estimular el sistema inmunitario.[6]
También se documentó el consumo de vitaminas y suplementos en hombres con riesgo de presentar cáncer de próstata. En un estudio se investigó el consumo de suplementos y vitaminas en hombres con antecedentes familiares de cáncer de próstata. En el momento de la encuesta, casi 60 % de los hombres consumían vitaminas o suplementos. Un tercio de los hombres consumían vitaminas y suplementos comercializados específicamente para la salud de la próstata o para la quimioprevención (por ejemplo, selenio, té verde y palma enana americana).[7] En un estudio de 2004, se investigó el consumo de suplementos herbarios y vitaminas en hombres atendidos en una clínica para detección de cáncer de próstata. Los hombres que asistieron a la clínica de detección respondieron a cuestionarios sobre el consumo de suplementos. En el análisis se observó que 70 % de los encuestados notificó que consumía suplementos multivitamínicos y 21 %, suplementos herbarios.[8]
En un metanálisis publicado en 2008 se revisaron estudios sobre el consumo de suplementos de minerales y vitaminas en sobrevivientes de cáncer. En los resultados se describió que entre los sobrevivientes de cáncer de próstata el consumo de minerales o vitaminas osciló entre 26 y 35 %.[9]
Aunque muchos pacientes con cáncer de próstata utilizan tratamientos de MCA, no todos lo informan al médico. Según los resultados del estudio PCATS, 43 % de los pacientes hablaron con un profesional sanitario acerca de utilizar MCA.[2] En dos estudios diferentes, 58 % de los encuestados le comunicó al médico que utilizaban MCA.[4,6]
¿Cómo deciden los pacientes con cáncer de próstata utilizar o no MCA? En un estudio cualitativo publicado en 2005, se describieron los resultados de entrevistas a pacientes con cáncer de próstata. En el estudio se encontraron diferencias en los patrones de pensamiento entre quienes utilizaban MCA y quienes no la utilizaban; se observó que los pacientes que usaban MCA no se guiaban por un tema en particular sino por una combinación de ideas. Por ejemplo, la percepción de que la MCA es inocua se relaciona con la creencia de que la medicina convencional provoca muchos efectos secundarios nocivos.[10] En los resultados de un estudio cualitativo de 2003, se indicó que la toma de decisiones sobre tratamientos de MCA en los pacientes de cáncer de próstata depende tanto de factores de decisión fijos (por ejemplo, antecedentes médicos) como de factores flexibles (por ejemplo, necesidad de sentirse en control).[11]
Muchos de los términos médicos y científicos en este sumario tienen un enlace al Diccionario de cáncer del NCI la primera vez que se mencionan en cada sección. Este diccionario se orienta a personas sin conocimientos especializados. Al pulsar sobre un término con un enlace, aparece la definición en una ventana separada.
Las referencias bibliográficas citadas en los sumarios de información sobre el cáncer del PDQ pueden tener enlaces a otros sitios de Internet gestionados por individuos u organizaciones con el propósito de comercializar o promover el uso de tratamientos o productos específicos. Estas referencias bibliográficas se ofrecen solo con fines informativos. Su inclusión no se debe interpretar como aprobación del contenido de las páginas de Internet ni de ningún tratamiento o producto por parte del Consejo editorial del PDQ sobre terapias integrales, alternativas y complementarias, o del Instituto Nacional del Cáncer.
Para obtener más información sobre la prevención del cáncer de próstata, consultar el sumario de PDQ Prevención del cáncer de próstata.
Bibliografía
  1. National Cancer Institute: SEER Stat Fact Sheets: Prostate. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Available online. Last accessed August 8, 2018.
  2. McDermott CL, Blough DK, Fedorenko CR, et al.: Complementary and alternative medicine use among newly diagnosed prostate cancer patients. Support Care Cancer 20 (1): 65-73, 2012. [PUBMED Abstract]
  3. Westerlund A, Steineck G, Bälter K, et al.: Dietary supplement use patterns in men with prostate cancer: the Cancer Prostate Sweden study. Ann Oncol 22 (4): 967-72, 2011. [PUBMED Abstract]
  4. Eng J, Ramsum D, Verhoef M, et al.: A population-based survey of complementary and alternative medicine use in men recently diagnosed with prostate cancer. Integr Cancer Ther 2 (3): 212-6, 2003. [PUBMED Abstract]
  5. Boon H, Westlake K, Stewart M, et al.: Use of complementary/alternative medicine by men diagnosed with prostate cancer: prevalence and characteristics. Urology 62 (5): 849-53, 2003. [PUBMED Abstract]
  6. Wilkinson S, Farrelly S, Low J, et al.: The use of complementary therapy by men with prostate cancer in the UK. Eur J Cancer Care (Engl) 17 (5): 492-9, 2008. [PUBMED Abstract]
  7. Bauer CM, Ishak MB, Johnson EK, et al.: Prevalence and correlates of vitamin and supplement usage among men with a family history of prostate cancer. Integr Cancer Ther 11 (2): 83-9, 2012. [PUBMED Abstract]
  8. Barqawi A, Gamito E, O'Donnell C, et al.: Herbal and vitamin supplement use in a prostate cancer screening population. Urology 63 (2): 288-92, 2004. [PUBMED Abstract]
  9. Velicer CM, Ulrich CM: Vitamin and mineral supplement use among US adults after cancer diagnosis: a systematic review. J Clin Oncol 26 (4): 665-73, 2008. [PUBMED Abstract]
  10. Singh H, Maskarinec G, Shumay DM: Understanding the motivation for conventional and complementary/alternative medicine use among men with prostate cancer. Integr Cancer Ther 4 (2): 187-94, 2005. [PUBMED Abstract]
  11. Boon H, Brown JB, Gavin A, et al.: Men with prostate cancer: making decisions about complementary/alternative medicine. Med Decis Making 23 (6): 471-9, 2003 Nov-Dec. [PUBMED Abstract]

Calcio

Aspectos generales

Esta sección contiene la siguiente información clave:
  • El calcio es necesario para determinadas funciones metabólicas como la vasodilatación y la vasoconstricción, la función muscular, la transmisión neural, la señalización intracelular y la secreción hormonal.
  • En los Estados Unidos, las principales fuentes de calcio son los alimentos y los suplementos alimentarios.
  • Los estudios sobre la relación entre el consumo de calcio y el cáncer de próstata se han limitado a las fuentes nutricionales de calcio, como los productos lácteos.
  • En algunos estudios se indica que el consumo total elevado de calcio se puede relacionar con un aumento del riesgo de cáncer de próstata metastásico y en estadio avanzado, comparado con un consumo más bajo de calcio.
  • Se necesita más investigación para aclarar los efectos del calcio o de los productos lácteos en el riesgo de cáncer de próstata.

Información general y antecedentes

El calcio, el mineral más abundante del cuerpo, se encuentra en ciertos alimentos de forma natural, como agregado en alimentos, suplementos alimentarios y algunos medicamentos(como los antiácidos). El calcio es necesario para la vasodilatación y la vasoconstricción, la función muscular, la transmisión neural, la señalización intracelular y la secreción hormonal; aunque se requiere menos de 1 % del calcio corporal total para mantener estas funciones metabólicas vitales.[1] El calcio sérico se regula de forma estricta y no fluctúa con los cambios en el aporte alimentario. El cuerpo utiliza el tejido óseo como depósito y fuente de calcio para mantener constantes las concentraciones de calcio en la sangre, los músculos y el líquido intercelular.[1]
En la población estadounidense las principales fuentes de calcio son los alimentos y los suplementos alimentarios.[2] Según se observa en los resultados recientes de la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), los adultos en los Estados Unidos obtienen 38 % del calcio alimentario de la leche y sus derivados, como el yogur y el queso.[3] Además de los lácteos, otras fuentes de calcio son las verduras, como la col de China, la col rizada y el brócoli. Las espinacas contienen calcio, pero su biodisponibilidad es limitada. La mayoría de los cereales no tienen grandes cantidades de calcio a menos que estén enriquecidos; sin embargo, contribuyen con el calcio alimentario porque aunque las cantidades del mineral son pequeñas, la gente los consume con regularidad. Los alimentos enriquecidos con calcio son, entre otros, muchas bebidas y jugos de fruta, el tofu y los cereales. En los Estados Unidos, es frecuente el consumo de suplementos alimentarios como los de calcio para prevenir enfermedades crónicas como el cáncer.[1] La media del consumo alimentario de calcio en varones de un año o más de vida, oscila entre 871 a 1266 mg/día según la etapa de la vida (es decir, la lactancia, la adolescencia o la adultez). Casi 43 % de la población estadounidense consume suplementos alimentarios que contienen calcio, lo que eleva el aporte en unos 330 mg/día en los consumidores de suplementos.[1,2]
Para evaluar la relación entre el consumo de calcio, la mortalidad y la morbilidad por cáncer de próstata, sería importante medir en forma objetiva los marcadores biológicos del calcio, que incluye la información sobre el consumo de calcio alimentario y suplementario, así como el control de otros factores de confusión. Sin embargo, los estudios sobre la relación entre calcio y cáncer de próstata se han restringido a las fuentes alimentarias como los productos lácteos. Aunque más de la mitad de la población estadounidense consume suplementos de minerales y vitaminas (con un costo anual de más de 11 000 millones de dólares), en pocos estudios se incluye el consumo de suplementos en relación con el riesgo de enfermedades, como el cáncer de próstata, o con las tasas de mortalidad.[1,2] (Para obtener más información, consultar el sumario del PDQ Prevención del cáncer de próstata).

Estudios preclínicos o con animales

Estudios in vitro

En un estudio de 2011, se trataron las células cancerosas de próstata con leche de vaca, leche de almendras, leche de soja, caseína o lactosa. El tratamiento con leche de vaca estimuló la multiplicación de las células cancerosas de próstata de tipo LNCaP. El tratamiento con leche de soja no afectó la multiplicación de las células cancerosas de próstata y el tratamiento con leche de almendras inhibió dicha multiplicación.[4]

Estudios in vivo

En un estudio se investigaron los efectos del calcio alimentario sobre la progresión tumoralen la próstata de ratones transgénicos de tipo LPB-Tag. Los animales recibieron alimentaciones con poco (0,2 %) o mucho (2,0 %) calcio y fueron sacrificados a las 5, 7 o 9 semanas de vida. El peso y la progresión tumoral fueron semejantes en los ratones que recibieron alimentación baja o alta en calcio.[5]
En un estudio de 2012, se investigó el efecto del calcio y la vitamina D alimentarios en el crecimiento del cáncer de próstata en ratones atímicos. Se administraron inyecciones de células cancerosas de próstata humana a ratones que, luego, fueron aleatorizados a recibir alimentaciones específicas (por ejemplo, alta en calcio y vitamina D o normal en calcio y sin vitamina D). Los ratones que recibieron alimentación normal en calcio y deficiente en vitamina D presentaron dimensiones tumorales significativamente mayores (P <0,05) que los ratones que recibieron otro tipo de alimentación.[6]

Estudios con seres humanos

Estudios epidemiológicos

En varios estudios epidemiológicos se encontró un vínculo entre el consumo elevado de calcio, los productos lácteos o ambos y el riesgo alto de presentar cáncer de próstata.[7-9] No obstante, en otros estudios solo se encontró una relación débil; no se encontró relación alguna o se encontró una relación inversa entre el consumo de calcio y el riesgo de cáncer de próstata.[10-13] Según los resultados de estos estudios, la interpretación de las pruebas se complica por la dificultad para separar los efectos de los productos lácteos de los efectos del calcio. Además, los estudios epidemiológicos iniciales tenían varias limitaciones. La relación entre el consumo de calcio y el cáncer de próstata se restringió a las pruebas obtenidas de los cuestionarios autonotificados sobre la frecuencia del consumo de alimentos que son fuente nutricional de calcio, con énfasis en los productos lácteos.[14,15] No se tomaron en cuenta los factores de riesgo competidores, como otros nutrientes importantes de los lácteos (es decir, grasas) y los factores simultáneos y de confusión (es decir, edad, índice de masa corporalhormonas esteroideas y otros sucesos metabólicos de la vía causal). Además, en estas cohortes no se obtuvieron marcadores objetivos de calcio, como calcio sérico. Sin embargo, los estudios de observación en conjunto permiten indicar que el consumo total elevado de calcio se podría relacionar con riesgo alto de cáncer de próstata en estadio avanzado y metastásico en comparación con un consumo menor de calcio.[11,12,16-18] En otro análisis de 886 pacientes sometidos a prostatectomía, se encontró aumento del riesgo de recibir un diagnóstico de una enfermedad más agresiva en los hombres con el consumo más alto de calcio.[19] El peligro de padecer de una enfermedad recidivante después del tratamiento quirúrgico aumentó en los hombres con consumos de calcio muy bajos o muy altos. Se necesita más investigación para aclarar los efectos del calcio y los productos lácteos en el riesgo de cáncer de próstata y para esclarecer los mecanismos biológicos posibles.

Estudios de intervención

En un ensayo clínico aleatorizado publicado en 2005, se le dio seguimiento durante un máximo de 12 años a 672 hombres que recibieron a diario 3 g de carbonato de calcio (1200 mg de calcio) o placebo durante cuatro años. En el transcurso de los primeros 6 años del estudio, se presentó un número significativamente menor de casos de cáncer de próstata en el grupo de calcio comparado con el de placebo. Sin embargo, la diferencia ya no era estadísticamente significativa en la evaluación de 10 años.[20]

Metanálisis

En un metanálisis publicado en 2005, se informó que podría existir una relación entre un aumento del riesgo de cáncer de próstata y mayor consumo de calcio y productos lácteos.[21]
En un metanálisis de 2008, en el que se revisaron 45 estudios de observación, no se encontraron pruebas de una relación entre productos lácteos y riesgo de cáncer de próstata.[22] En un metanálisis de estudios de cohorte publicado entre 1996 y 2006, se encontró una relación directa entre el consumo de leche y productos lácteos y el riesgo de cáncer de próstata.[23]
En una revisión reciente de las U.S. Preventive Services Task Force Evidence Syntheses (antes denominadas Systematic Evidence Reviews), se realizó un metanálisis con modelos de efectos fijos de Mantel-Haenszel para la incidencia general de cáncer, incidencia de enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas. No se observaron efectos generales de la administración de complementos de vitamina D o calcio en la mortalidad o incidencia de cánceres, como el cáncer de próstata.[3] En un metanálisis sobre la relación del calcio sin administración simultánea de vitamina D, se observó una reducción del riesgo de cáncer de próstata, aunque se presentaron solo unos pocos casos.[24]
En 2007, el World Cancer Research Fund junto con el American Institute for Cancer Research informaron que había pruebas probables de que los regímenes alimentarios con mucho calcio aumentan el riesgo de cáncer de próstata y que hay pruebas limitadas de que la leche y los productos lácteos también aumentan el riesgo.[25] Desde ese entonces, se han publicado otros 18 estudios en los que se evaluaron los productos lácteos o la ingesta de calcio, y el riesgo de cáncer de próstata. En un metanálisis de 2015 de estos estudios, se concluyó que el consumo elevado de productos lácteos, leche, leche con bajo contenido graso, queso, calcio alimentario total y calcio en los productos lácteos puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata.[26] Los suplementos de calcio y el calcio no lácteo no se relacionaron con un aumento de riesgo, aunque el calcio suplementario se vinculó con un aumento de riesgo de cáncer de próstata mortal. Los autores señalaron que se debe estudiar más este vínculo.

Ensayos clínicos en curso

Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Bibliografía
  1. Ross AC, Taylor CL, Yaktine AL, et al., eds.: Dietary Reference Intakes for Calcium and Vitamin D. Washington, DC: National Academies Press, 2011. Also available online. Last accessed October 20, 2017.
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  3. Fortmann SP, Burda BU, Senger CA, et al.: Vitamin, Mineral, and Multivitamin Supplements for the Primary Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer: A Systematic Evidence Review for the U.S. Preventive Services Task Force. Rockville, MD: Agency for Healthcare Research and Quality, 2013. Available online. Last accessed October 20, 2017.
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  25. Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Cancer: A Global Perspective. Washington, DC: World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research, 2007. Also available online. Last accessed February 22, 2019.
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