Sepsis: toda la
información
La sepsis siempre ha representado un reto para la
Medicina. Todavía hoy se diagnostican un millón y medio de casos nuevos cada
año en todo el mundo. La sepsis es un síndrome en el que el organismo en
conjunto se concentra en responder a una infección masiva, causada mayoritariamente
por bacterias. Si no se ataja a tiempo, puede desembocar en un shock séptico, a
veces irreversible. Así se desarrolla la «gran invasión».
La infección por microorganismos diversos, en
casos de especial gravedad, provoca una respuesta generalizada del organismo
que se denomina sepsis. Aunque el paso de gérmenes a la sangre no es un escalón
obligado, la situación es tanto más acusada cuanto mayor sea la diseminación
sanguínea y, en consecuencia, la invasión de diferentes territorios del cuerpo
por los gérmenes. La sepsis puede evolucionar hacia una variedad de shock
(séptico) que, en ocasiones, resulta irreversible y mortal.
Tras la introducción de los antibióticos en la
práctica médica, puede existir la falsa impresión de que las infecciones son
terreno conquistado y están casi vencidas. Es indudable que el avance ha sido
extraordinario y que se ha conseguido salvar millones de vidas; sin embargo,
las infecciones diseminadas constituyen todavía una causa muy frecuente de
muerte tanto en el individuo enfermo pero con sus defensas íntegras como, sobre
todo, en el inmunodeprimido.
Barreras defensivas
En cada posible «puerta de entrada» (piel, árbol
respiratorio, tubo digestivo, tracto genitourinario) el organismo dispone de
una serie de barreras que impiden la infección y propagación de los
microorganismos. Sin embargo, en algunos territorios, los gérmenes se extienden
a pesar de la respuesta inflamatoria. Los motivos son diversos: condicionantes
anatómicos o estructurales, especial agresividad o cuantía de los agentes
infectantes, unas defensas mermadas o ineficaces por inmunodepresión...
Existen muy diversas vías para la propagación de
estos minúsculos seres y su colonización a distancia de la puerta de entrada:
forúnculos, abscesos, derrames de pus en las cavidades naturales (pleura,
pericardio, peritoneo), flemones y otras variedades son diferentes formas de
infección. Con frecuencia también, y en función del tipo de germen, el
territorio afectado va a estar localizado lejos de esa puerta de entrada
inicial (hepatitis virales, algunos virus y gérmenes con especial predilección
por los troncos nerviosos, infecciones de las válvulas cardíacas tras
extracciones dentarias infectadas, etcétera).
Las bacteriemias (invasión de la circulación
sanguínea por microbios de escasa virulencia) son un hecho frecuente y
rápidamente reprimido por las defensas del huésped normal. Por el contrario, la
invasión mantenida y la diseminación por el torrente circulatorio de gérmenes
patógenos constituye una agresión grave. La lesión de células y tejidos y, por
lo tanto, la producción de enfermedad se puede producir de una manera directa o
a través de toxinas liberadas desde los microorganismos. Otra posibilidad es
una respuesta inflamatoria anómala que puede perpetuarse y ser causa por sí
misma de la dolencia.
Qué es
Son premonitorios de la sepsis la fiebre, los
escalofríos, la respiración acelerada (taquipnea) y el pulso rápido
(taquicardia). En ocasiones la temperatura puede estar anormalmente baja
(hipotermia).
Existe una gran variedad de microorganismos
(bacterias, hongos, virus y parásitos) que pueden conducir a esta situación. La
gran mayoría de los casos (80 por ciento aproximadamente) están producidos por
bacterias. Suelen ser de especial gravedad y de comienzo silente las causadas
por un gran grupo de éstas, las denominadas gram negativas. Esta flora bacteriana aumentada es algo bastante serio. Se calcula que uno de cada cinco casos puede
acabar con el fallecimiento del paciente, con frecuencia hospitalizado.
Una serie de situaciones previas pueden
condicionar el desarrollo de la infección: personas diabéticas; enfermos de
determinadas formas de cáncer en tratamiento quimioterápico; trasplantados
intencionadamente inmunodeprimidos para evitar el rechazo; enfermos
broncopulmonares, cardíacos, hepáticos o renales crónicos; grandes quemados y
politraumatizados; toxicómanos por vía endovenosa, ancianos, portadores de
prótesis metálicas y dispositivos endovasculares y un largo etcétera.
Algunos elementos de las bacterias son
reconocidos inmediatamente por el organismo como señales de que ha sido
invadido por agentes vivos extraños y perjudiciales. Tal es el caso del llamado
lipopolisacárido (LPS o endotoxina). Inmediatamente, el producto agresor de la
bacteria es transferido a células del sistema inmune, con producción y
liberación de sustancias, como el llamado factor de necrosis, que modulan o
amplifican la respuesta. La cadena de acontecimientos bioquímicos que se
suceden, de gran complejidad, es responsable de la reacción. El citado factor
de necrosis, las interleukinas y el interferón, así como otras citocinas, son
mediadores potentes que, a su vez, condicionan gran parte de los síntomas de la
sepsis.
También hay otros muchos factores que intervienen
modulando o alterando el calibre de los vasos sanguíneos y la coagulación, y
que cobran especial importancia en la evolución a shock de origen séptico. En
la actualidad está tomando especial relevancia el papel del óxido nítrico de la
capa más interna (endotelio) de los vasos sanguíneos.
Síntomas
El paso de una situación de sepsis a una de shock
de igual origen es una cuestión de intensidad. Suele ser un signo o síntoma
relativamente precoz de sepsis la aceleración de la respiración con
hiperventilación. Aunque lo usual es la presentación de fiebre, puede faltar en
las edades extremas de la vida o en los alcohólicos. A veces el individuo está
desorientado y confuso, y suelen existir alteraciones de la coagulación que, en
ocasiones, favorecen el desarrollo de hemorragias o de trombosis de vasos
pequeños. La tensión arterial está baja y hay una mala perfusión (oxigenación
de los tejidos), ya con las situaciones de shock. Cuando se producen toxinas a
partir de determinas bacterias pueden formarse pequeños «cardenales» cutáneos
(petequias o púrpura cutánea, que tan características y alarmantes son en la
sepsis fulminante producida por el meningococo). A veces se asocia a trastornos
digestivos como náuseas, vómitos, diarreas o estreñimiento. Las posibles
complicaciones cardiopulmonares, renales, neurológicas y los trastornos de la
coagulación son más propios del citado shock séptico.
La sepsis es un proceso grave que puede
evolucionar, en muy poco tiempo, hacia un final irreversible. Por ello, el
tratamiento, protocolizado y del dominio del médico, ha de ser enérgico, precoz
y mantenido. Consiste en el uso de agentes antimicrobianos; la eliminación,
incluso quirúrgica, del foco de infección primaria, y el consiguiente soporte
hemodinámico, respiratorio y metabólico. Las últimas investigaciones se centran
en los fármacos que pueden neutralizar las endotoxinas bacterianas y en
aquellos otros que contrarrestan los mediadores dañinos de la respuesta
inflamatoria. Incluso con una terapia correcta, se calcula que fallece
alrededor del 25 por ciento de los pacientes con sepsis grave y la mitad de
aquellos otros afectados por un shock séptico.
Shock séptico
En general, el shock es una grave alteración del
equilibrio interno orgánico, caracterizado por una mala perfusión de las
células y los tejidos. Se trata de un trastorno complejo, dinámico, de
diferente evolución, que puede progresar y resultar mortal. Cursa con graves
trastornos de la circulación de la sangre y del metabolismo celular. El déficit
de oxígeno condiciona el daño de los tejidos, que conduce al fallo de múltiples
órganos y sistemas. Se llega a esta complicada y grave situación por diferentes
caminos y desde causas dispares; en el caso que nos ocupa, a través de una
sepsis generalizada.
El shock séptico suele tener su origen en
bacterias de las denominadas gram negativas y productoras de endotoxinas,
lipopolisacáridos que se liberan de las bacterias cuando éstas son destruidas
por la respuesta inflamatoria del organismo. Se acepta que los efectos
celulares y las consecuencias hemodinámicas resultantes del shock séptico
pueden reproducirse inyectando exclusivamente los lipopolisacáridos.
Sus mecanismos principales se deben a
vasodilatación periférica y remansos sanguíneos con marcada hipotensión, daños
en el endotelio con activación del óxido nítrico, lesiones producidas por los
propios leucocitos, alteraciones de la coagulación y activación de diferentes
factores. Otra consecuencia suele ser la disminución de la contractilidad del
corazón. Todo ello puede conducir al fallo o fracaso funcional de múltiples
órganos.
En el shock tóxico por infecciones, el trastorno
inicial está localizado en las finas ramas de arteriolas y capilares y se debe
a lesión, también celular, por las toxinas de las bacterias. Provoca
dilatación, encharcamiento, extravasación de líquidos y bloqueo del metabolismo
celular. Como consecuencia de la dilatación del lecho periférico, hay
estancamiento, acúmulo de sangre y enlentecimiento circulatorio.
El shock origina daño de las membranas de las
células, alteraciones de la coagulación, cambios metabólicos con acidosis,
acúmulos de ácido láctico, liberación de sustancias tóxicas, productos de
desecho no liberados y, en definitiva, muerte celular con fracaso de múltiples
órganos.
Fases
La pérdida de sangre o de líquidos y el fallo de
la «bomba» (corazón) producen una caída de la tensión arterial y la puesta en
marcha de mecanismos compensadores. Se registra una aceleración del pulso,
palidez y frialdad (la sangre es desviada desde la piel, músculos, tejido graso
y área visceral hacia el cerebro y el corazón para evitar que estos órganos
vitales sufran la escasez de oxígeno). Puede haber tinte violáceo (cianosis),
sudoración, respiración rápida, etcétera. El riñón, que depende de una adecuado
flujo para su funcionamiento, y determinados mecanismos hormonales de alerta,
que retienen agua y sodio, causan escasez o ausencia de orina (oligoanuria). En
general, la actividad mental se conserva, aunque pueden aparecer letargo,
somnolencia, confusión, irritabilidad y, en casos extremos e irreversibles,
coma.
En el shock por toxinas bacterianas o infecciones
diseminadas, inicialmente hay fiebre y escalofríos, enrojecimiento de la piel y
sequedad de la misma (shock caliente), oscilaciones de la tensión arterial,
confusión mental... Suele ser muy grave y afecta a personas de edad avanzada o
con enfermedades de base que favorecen las infecciones. Por ello da buena
cuenta de un alto número de los fallecimientos en las unidades de cuidados
intensivos.
El shock suele evolucionar en diferentes fases
(pre-shock, fase primera o no progresiva, segunda o progresiva y tercera o
irreversible). En cualquiera de ellas puede quedar solucionado
satisfactoriamente, incluso en la última. Su duración es muy variable. En el
episodio evolutivo final hay fracaso multiorgánico con lesión de cerebro y
corazón. Con cierto tiempo de evolución, también pueden dañarse intensamente
los pulmones, agravándose el déficit de oxígeno.
Si se consigue controlar o tratar y suprimir la
causa del shock, hay grandes esperanzas de supervivencia. Dicho tratamiento ha
de ponerse en marcha antes de que se instauren o fallen los mecanismos
compensadores y empiece el círculo vicioso referido anteriormente. Es
imprescindible mantener la tensión arterial, aportar «volumen», reponer
pérdidas, suplementar oxígeno si los niveles indicados por el oxímetro son bajos, potenciar la bomba cardíaca y, desde
luego, erradicar o tratar la causa que produjo el cuadro. Se trata de un asunto
complejo, restringido a las unidades de cuidados intensivos.
Fuentes de estudios
"El proyecto Verdisa se centra en el desarrollo personal enfocado en que cada persona use sus propias herramientas guiado por los mejores profesionales. Se basa en el movimiento #MATIM, en el que cada individuo elige el aspecto de su vida a mejorar y lo comparte con toda la comunidad de desarrollo personal.
Verdisa es un simpático dibujo animado que representa la brújula que ayuda a todas esas personas con ganas de mejorar. Ella los guía con la participación de sus colaboradores a ser mejores cada día.
Te esperemos en Verdisa.com, tu sitio de mejora constante".
Verdisa es un simpático dibujo animado que representa la brújula que ayuda a todas esas personas con ganas de mejorar. Ella los guía con la participación de sus colaboradores a ser mejores cada día.
Te esperemos en Verdisa.com, tu sitio de mejora constante".
Equipo Verdisa
Calle Reina Victoria, 13
28003 Madrid
Chamberí
Teléfono: +34661301360
No hay comentarios:
Publicar un comentario