La gran asignatura pendiente es concienciar a la población de que tiene que adoptar medidas de prevención
28 Diciembre 2011
Dr. Vicente Bartomeu. Presidente de la Sociedad Española de Cardiología
— ¿Cómo describiría la situación actual de la enfermedad cardiovascular en España?
— Los datos muestran que la mortalidad cardiovascular ha disminuido...
La mortalidad ha ido disminuyendo lentamente. Los diferentes procedimientos terapéuticos han permitido incrementar la supervivencia, mejorar el pronóstico de los pacientes, mejorar su calidad de vida y que mueran mucho más tarde. Todo ello está muy bien, pero debemos recordar que es a costa de un gran consumo de recursos.
— ¿En qué medida se ha avanzado en cuanto a prevención y promoción de la salud cardiovascular?
Aunque se hacen esfuerzos desde las sociedades científicas o las fundaciones, las medidas de prevención no tienen el éxito deseado. Uno de los motivos es que no dependen exclusivamente de los profesionales sanitarios. Son medidas que requieren cambios políticos, educativos y sociales para convencer a la población de que se tiene que responsabilizar de su salud.
— ¿En qué aspectos debería incidirse más? ¿Tabaquismo, ejercicio, obesidad...?
En todos ellos. En el que más se ha avanzado ha sido en el tabaquismo. La ley antitabaco ha dado lugar a mejoras importantes en cuanto a reducción de accidentes cardiovasculares, tanto entre los fumadores pasivos como en los activos, ya que estos últimos fuman menos y, además, ha dejado de fumar más gente. Pero la tasa de fumadores jóvenes, especialmente de mujeres, sigue siendo muy elevada. Por el contrario, vemos que es muy baja en personas mayores de 60 años, especialmente en pacientes que ya han tenido enfermedad cardiovascular, aunque en estos casos lo importante es que hubieran dejado de fumar antes de tenerla.
— ¿En España se usan los fármacos de manera adecuada para prevenir los eventos cardiovasculares?
Hemos observado una mejoría importante en la utilización de los fármacos, aunque existe margen de mejora. Deben emplearse en las dosis adecuadas, puesto que en ocasiones se administran en dosis insuficientes; y lo que es muy importante es el cumplimiento terapéutico. Debe hacerse un gran esfuerzo en mejorar las indicaciones, recetar los fármacos a todos aquellos pacientes que los necesiten, en las dosis adecuadas, y hacer que tomen la medicación prescrita. Además, en estos momentos en que está tan de moda recortar el gasto farmacéutico, debe tenerse en cuenta que conviene ahorrar en aquellos fármacos que no han demostrado beneficio y promocionar el uso de aquéllos que aportan alguna innovación y que mejoran el pronóstico de los pacientes. Lo que hay que limitar es el mal uso o abuso de algunos medicamentos que tienen efectos dudosos sobre la morbilidad y la mortalidad.
— ¿La mayoría de las muertes cardiovasculares prematuras se podría evitar controlando los principales factores de riesgo?
En efecto. La gran asignatura pendiente de la medicina actual es concienciar a la población de que tiene que adoptar medidas de prevención. El problema que tienen estas medidas es que, por definición, hay que hacerlas antes de que aparezca la enfermedad. A veces es difícil convencer a un individuo que aún no está enfermo de que tiene que seguir una serie de medidas higiénico-dietéticas, como controlar su peso, practicar ejercicio, seguir una dieta equilibrada o reducir el consumo de sal y de grasas. Son cosas que debe llevar a cabo la población que no está enferma, no es una responsabilidad del sistema sanitario.
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