El equilibrio correcto: cómo ayudar a los supervivientes de cáncer a tener un peso saludable
> Artículo en inglésLa cifra de supervivientes de cáncer a largo plazo en los Estados Unidos está en aumento, al igual que el número de personas obesas o con sobrepeso, generando la preocupación de que el exceso de peso podría acortar la duración y disminuir la calidad de vida para muchos que han sobrevivido al cáncer.
Se ha relacionado la obesidad con el aumento del riesgo de recidiva y muerte en varios tipos de cáncer, incluidos cánceres comunes como el cáncer de mama, colorrectal y de próstata. Por ejemplo, los recientes resultados del California Teachers Study, en el que participaron 4 000 supervivientes de cáncer de mama, indicaron una asociación entre la obesidad de la participante al inicio del estudio y un aumento considerable en el riesgo de morir debido al cáncer de mama en varios subgrupos, incluidas las mujeres que habían recibido tratamiento para el cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos.
La información que respalda el posible efecto nocivo de la obesidad en algunos supervivientes de cáncer es lo suficientemente sólida, y es por ello que se han emprendido estudios clínicos para ayudar a los supervivientes a controlar su peso.
La meta no es solo reducir el riesgo de muerte y recidiva del cáncer, de acuerdo con la doctora Catherine Alfano de la Oficina de Supervivencia del Cáncer del NCI. "Sabemos que los supervivientes de cáncer se enfrentan a una cantidad de efectos tardíos y crónicos del tratamiento contra el cáncer, los cuales limitan la capacidad de vivir plenamente y disminuyen la calidad de vida", manifestó la doctora Alfano. Agregó que las intervenciones dirigidas a ayudar a los supervivientes a mantener un peso saludable pueden disminuir el riesgo de problemas médicos relacionados con la obesidad, como diabetes o enfermedades cardíacas.
Enfoque en las poblaciones de supervivientes en riesgo
Estudios han indicado que algunos supervivientes de cáncer tienen una mayor probabilidad de tener sobrepeso o de ser obesos, en comparación con otras personas. Este es el caso de los supervivientes de la leucemia linfoblástica aguda (LLA) infantil. En un estudio a gran escala que incluyó a participantes del Estudio de Supervivientes de Cánceres Infantiles (Childhood Cancer Survivor Study, CCSS), patrocinado por el NCI, los adultos supervivientes de la LLA infantil presentaban una probabilidad considerablemente mayor de ser obesos, en comparación con sus hermanos. Las niñas que fueron diagnosticadas con LLA antes de cumplir los 4 años tenían una probabilidad casi 4 veces mayor de ser obesas frente a sus hermanos.
Los esteroides usados para tratar la LLA pueden causar un considerable aumento de peso. Pero otros factores también afectan el aumento de peso y la salud en el largo plazo, puntualizó el doctor Kevin Oeffinger del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering, el investigador principal del estudio. Los índices de obesidad en supervivientes de LLA en el estudio CCSS, explicó el doctor, fueron significativamente más elevados en quienes fueron tratados con radiación de dosis alta en el cerebro.
La radioterapia "tiene un efecto sobre muchas de las vías que afectan la fortaleza y el desarrollo muscular de los pacientes", dijo el doctor Oeffinger. Si bien aproximadamente el 80 por ciento de los niños que reciben un diagnóstico de LLA se cura, este tipo de efectos a largo plazo puede limitar en gran medida el nivel de actividad física de los supervivientes, agregó.
Programas basados en la atención primaria ayudan a pacientes obesos a bajar de peso
En el transcurso de 2 años, los pacientes obesos perdieron en promedio entre 10 y 11 libras con programas de apoyo y asesoramiento psicológico supervisados por sus médicos de atención primaria, de acuerdo con los resultados de dos estudios clínicos financiados por el NIH y publicados en línea a mediados de noviembre del año pasado en la revista New England Journal of Medicine.
Ambos estudios fueron parte del consorcio Practice-Based Opportunity for Promotion of Weight Reduction Trials, que es financiado por el Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre. Los miembros del consorcio llevan a cabo estudios clínicos centrados en ayudar a las personas obesas a perder peso por medio de intervenciones administradas en el ámbito de la atención primaria.
Uno de los estudios se llevó a cabo en consultorios afiliados a la Universidad John Hopkins, y el otro en consultorios afiliados a la Universidad de Pennsylvania. En cada estudio, aproximadamente 400 pacientes obesos con al menos un factor de riesgo cardiovascular adicional, fueron distribuidos al azar en intervenciones para perder peso que ofrecían diferentes niveles de apoyo o atención estándar. En ambos estudios, los participantes que durante 24 meses recibieron asesoramiento psicológico de apoyo (en persona, por teléfono o de ambas maneras), perdieron considerablemente más peso y tuvieron una mayor probabilidad de perder al menos el 5 por ciento de su peso inicial en comparación con los pacientes que recibieron apoyo o atención estándar mínima.
En el transcurso de 2 años, los pacientes obesos perdieron en promedio entre 10 y 11 libras con programas de apoyo y asesoramiento psicológico supervisados por sus médicos de atención primaria, de acuerdo con los resultados de dos estudios clínicos financiados por el NIH y publicados en línea a mediados de noviembre del año pasado en la revista New England Journal of Medicine.
Ambos estudios fueron parte del consorcio Practice-Based Opportunity for Promotion of Weight Reduction Trials, que es financiado por el Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre. Los miembros del consorcio llevan a cabo estudios clínicos centrados en ayudar a las personas obesas a perder peso por medio de intervenciones administradas en el ámbito de la atención primaria.
Uno de los estudios se llevó a cabo en consultorios afiliados a la Universidad John Hopkins, y el otro en consultorios afiliados a la Universidad de Pennsylvania. En cada estudio, aproximadamente 400 pacientes obesos con al menos un factor de riesgo cardiovascular adicional, fueron distribuidos al azar en intervenciones para perder peso que ofrecían diferentes niveles de apoyo o atención estándar. En ambos estudios, los participantes que durante 24 meses recibieron asesoramiento psicológico de apoyo (en persona, por teléfono o de ambas maneras), perdieron considerablemente más peso y tuvieron una mayor probabilidad de perder al menos el 5 por ciento de su peso inicial en comparación con los pacientes que recibieron apoyo o atención estándar mínima.
Los índices de obesidad son también particularmente elevados en supervivientes de cáncer de endometrio, y tal como lo temían los investigadores, el peso en exceso es perjudicial para la salud. En un pequeño estudio de supervivientes de cáncer de endometrio, el 43 por ciento padecía hipertensión, el 33 por ciento síndrome metabólico y el 21 por ciento diabetes tipo 2. Menos de la mitad de los participantes dijo realizar ejercicio apenas moderado.
Estudios clínicos dirigidos a la pérdida de peso
Se están llevando a cabo varios estudios para ayudar a los supervivientes de cáncer obesos o con sobrepeso a bajar de peso. La mayoría están dirigidos a supervivientes de cáncer de mama y leucemia, pero un pequeño estudio patrocinado por el NCI incluye a supervivientes de cáncer de endometrio.
Investigadores del Centro Oncológico Moores de la Universidad de California en San Diego, están inscribiendo supervivientes de LLA infantil obesos o con sobrepeso para participar en un pequeño estudio clínico financiado por el NCI. El objetivo del estudio es reducir el índice de masa corporal (IMC) de los participantes, explicó la doctora Jeannie Huang, quien es la coinvestigadora principal del estudio. La intervención para bajar de peso, que se apoya mayoritariamente en herramientas en línea y mensajes de texto, está dirigida a las necesidades de los jóvenes supervivientes de cáncer, cuyas familias también participan en el proceso.
Existe claramente la necesidad de intervenciones eficaces y una mayor concientización acerca de los problemas de peso en los supervivientes de la LLA, considera la doctora Huang. "Estamos hablando de niños o adolescentes que tuvieron una enfermedad potencialmente mortal, y toca pasar de esa situación de terror a concentrarnos en lo que se percibe más como una preocupación “menor” de salud, que es por ejemplo subir de peso", dijo la doctora. "A menudo, las familias están contentas solo con el hecho de que su hijo esté vivo y recuperándose, y no reconocen que al aumentar de peso los jóvenes se enfrentan al riesgo de tener otros problemas médicos, así como de padecer un cáncer secundario".
Ana Otanez es una participante del estudio Moores y tanto ella como su familia son muy conscientes de la necesidad de mantener un peso saludable. Ana, quien recibió el diagnóstico de LLA hace 10 años, cuando tenía 6 años de edad, dijo que ha estado bajo la atención de un nutricionista "desde que me acuerdo". La joven se enteró del estudio en una visita al médico, y tanto ella como su familia pensaron que valía la pena participar.
Cada mañana, recibe mensajes de texto en su teléfono con recomendaciones sobre actividad física y cómo bajar de peso. "Por ejemplo, mensajes como 'no te sirvas una segunda porción' y 'evita la comida chatarra'", dijo Ana. En el sitio web para los participantes del estudio, ella también puede encontrar recetas para preparar alimentos saludables, los cuales muchas veces terminan siendo parte de las comidas familiares.
"Realmente esto es algo que concierne a toda la familia", dijo Otanez. "Mi familia en verdad me ayuda y me apoya". Su meta, continuó, es perder al menos 10 libras durante los 4 meses del periodo de intervención del estudio.
Intervenciones dirigidas
Un estudio financiado por el NCI similar al que se lleva a cabo en el Centro Oncológico Integral Georgetown Lombardi está inscribiendo supervivientes de cáncer de mama afroamericanas, obesas o con sobrepeso. Las mujeres afroamericanas con cáncer de mama tienen una mayor probabilidad de morir por la enfermedad que las mujeres blancas, y también tienen mayor probabilidad de sufrir los tipos más agresivos de cáncer de mama.
"También es más probable que sean obesas y presenten más afecciones comórbidas que las mujeres caucásicas", dijo la doctora Vanessa Sheppard, quien dirige el estudio junto con la doctora Lucile Adams-Campbell.
Durante un periodo de 3 meses, las participantes reciben asesoramiento psicológico sobre nutrición, tienen consultas programadas con entrenadores, participan en grupos de apoyo y reciben llamadas semanales de una entrenadora (otra superviviente de cáncer de mama) con el fin de verificar los avances que han logrado y brindar motivación y guía. Al igual que el estudio de supervivientes de LLA, el estudio de Georgetown tiene el objetivo de reducir el IMC, modificar las conductas relacionadas con la alimentación y la actividad física, y mejorar la calidad de vida.
Para estas mujeres, la ayuda para controlar el peso es claramente una necesidad no satisfecha, enfatizó la doctora Sheppard. Antes de inscribirse, solo una de las mujeres en el estudio "había sido remitida por su oncólogo a un nutricionista o a un programa de ejercicios", continuó la doctora. "Por lo tanto, este grupo puede realmente beneficiarse de este tipo de intervención".
—Carmen Phillips
El estudio Energy y las intervenciones para la pérdida de peso
Investigadores de la Universidad de California en San Diego dirigen el estudio más grande realizado hasta la fecha sobre pérdida de peso en supervivientes de cáncer. El estudio se denomina ENERGY y está financiado con una subvención de USD $5,4 millones del NCI, incluye varios centros de investigación y durará 4 años. El objetivo es llegar a inscribir a 800 supervivientes de cáncer de mama obesas o con sobrepeso.
A diferencia de algunos de los estudios más pequeños en poblaciones similares, el componente de intervención del estudio ENERGY dura 2 años. Las participantes son distribuidas al azar en un grupo de atención intensiva o en un grupo de atención estándar.
En el grupo de intervención, el estudio enfrenta la pérdida de peso con un enfoque muy intensivo y a largo plazo, el cual busca que las participantes lleguen gradualmente a ejercitarse de forma moderada a vigorosa durante al menos 1 hora diaria. Asimismo, las participantes asisten a sesiones semanales de asesoramiento psicológico grupal en los primeros 4 meses después de la inscripción. Las sesiones grupales son una parte importante de la terapia cognitivo conductual, dijo la investigadora principal del estudio, doctora Cheryl Rock. Muchas mujeres han intentado y no han podido bajar de peso, explicó la doctora Rock, por lo tanto la terapia les enseña a las participantes muchos de los aspectos de los patrones conductuales y de pensamiento que son necesarios para bajar de peso y no volver a recuperarlo.
"El apoyo social es realmente importante para las personas que tratan de adelgazar, y también para los supervivientes de cáncer", continuó la investigadora. "Los supervivientes tienen muchas cosas en común en relación a su experiencia, incluidos el miedo que queda a las recidivas, por lo que ese apoyo es importante".
Las participantes en el grupo de atención estándar recibirán asesoramiento psicológico individual, apoyo educativo y consejos para perder peso.
La meta inicial del estudio es ayudar a las participantes a perder peso, no recuperarlo y mejorar su calidad de vida. La doctora Rock enfatizó que la expectativa es poder ampliar el estudio para incluir a aproximadamente 2 500 mujeres en total y hacerles seguimiento durante un tiempo suficiente para estimar si la intervención tiene un efecto sobre la recidiva del cáncer de mama. "Aun si solo podemos demostrar que mejora la calidad de vida de las supervivientes, esto ya es muy importante", manifestó la doctora Rock.
Investigadores de la Universidad de California en San Diego dirigen el estudio más grande realizado hasta la fecha sobre pérdida de peso en supervivientes de cáncer. El estudio se denomina ENERGY y está financiado con una subvención de USD $5,4 millones del NCI, incluye varios centros de investigación y durará 4 años. El objetivo es llegar a inscribir a 800 supervivientes de cáncer de mama obesas o con sobrepeso.
A diferencia de algunos de los estudios más pequeños en poblaciones similares, el componente de intervención del estudio ENERGY dura 2 años. Las participantes son distribuidas al azar en un grupo de atención intensiva o en un grupo de atención estándar.
En el grupo de intervención, el estudio enfrenta la pérdida de peso con un enfoque muy intensivo y a largo plazo, el cual busca que las participantes lleguen gradualmente a ejercitarse de forma moderada a vigorosa durante al menos 1 hora diaria. Asimismo, las participantes asisten a sesiones semanales de asesoramiento psicológico grupal en los primeros 4 meses después de la inscripción. Las sesiones grupales son una parte importante de la terapia cognitivo conductual, dijo la investigadora principal del estudio, doctora Cheryl Rock. Muchas mujeres han intentado y no han podido bajar de peso, explicó la doctora Rock, por lo tanto la terapia les enseña a las participantes muchos de los aspectos de los patrones conductuales y de pensamiento que son necesarios para bajar de peso y no volver a recuperarlo.
"El apoyo social es realmente importante para las personas que tratan de adelgazar, y también para los supervivientes de cáncer", continuó la investigadora. "Los supervivientes tienen muchas cosas en común en relación a su experiencia, incluidos el miedo que queda a las recidivas, por lo que ese apoyo es importante".
Las participantes en el grupo de atención estándar recibirán asesoramiento psicológico individual, apoyo educativo y consejos para perder peso.
La meta inicial del estudio es ayudar a las participantes a perder peso, no recuperarlo y mejorar su calidad de vida. La doctora Rock enfatizó que la expectativa es poder ampliar el estudio para incluir a aproximadamente 2 500 mujeres en total y hacerles seguimiento durante un tiempo suficiente para estimar si la intervención tiene un efecto sobre la recidiva del cáncer de mama. "Aun si solo podemos demostrar que mejora la calidad de vida de las supervivientes, esto ya es muy importante", manifestó la doctora Rock.
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