El brote de sarampión del pasado verano en Galicia llegó de Sicilia
La enfermedad se propagó entre personas no vacunadas porque no se diagnosticó a tiempo
Vacunación contra el sarampión. / FRANCISCO BONILLA
El brote de sarampión que afectó a seis personas en Lugo el verano pasado es una muestra del nuevo modelo de transmisión de esta enfermedad. Según los estudios epidemiológicos, la infección llegó a la región importaba por un hombre que había estado en Sicilia, donde la contrajo. Este paciente –como los otros seis enfermos- había nacido entre 1971 y 1982, y no estaba vacunado.
La falta de la inmunización fue, por tanto, la primera causa de la enfermedad. Por las fechas en que la vacuna no estaba generalizada, este caso, considerado prototípico, explica por qué el sarampión se considera actualmente más una enfermedad de adultos que pediátrica, ya que, salvo alguna excepción (por ideología de los padres o por marginalidad), los niños reciben mayoritariamente la vacuna.
Otro de los aspectos puestos de manifiesto en este brote es que precisamente por estar el sarampión casi erradicado de los países con amplia cobertura vacunal (en España el Instituto de Salud Carlos III, actualmente dependiente del Ministerio de Economía, que lo ha heredado del de Ciencia e Innovación, 3.000 casos en 2011, y ello después de un par de grandes brotes en Andalucía), la enfermedad no fue detectada rápidamente. El hombre, que llegó a un centro sanitario con 39 de fiebre, fue enviado a su casa, y solo cuatro días después, cuando aparecieron otros síntomas identificativos como una erupción, fue diagnosticado.
El virus del sarampión se transmite muy fácilmente. Por eso no es de extrañar que el segundo caso fuera el de la esposa del afectado. Además, el hecho de que el primer caso no fuera identificado a tiempo implicó que se transmitió la enfermedad a otra persona que coincidió con él en la sala de espera del centro sanitario y a una enfermera del mismo.
La falta de la inmunización fue, por tanto, la primera causa de la enfermedad. Por las fechas en que la vacuna no estaba generalizada, este caso, considerado prototípico, explica por qué el sarampión se considera actualmente más una enfermedad de adultos que pediátrica, ya que, salvo alguna excepción (por ideología de los padres o por marginalidad), los niños reciben mayoritariamente la vacuna.
Otro de los aspectos puestos de manifiesto en este brote es que precisamente por estar el sarampión casi erradicado de los países con amplia cobertura vacunal (en España el Instituto de Salud Carlos III, actualmente dependiente del Ministerio de Economía, que lo ha heredado del de Ciencia e Innovación, 3.000 casos en 2011, y ello después de un par de grandes brotes en Andalucía), la enfermedad no fue detectada rápidamente. El hombre, que llegó a un centro sanitario con 39 de fiebre, fue enviado a su casa, y solo cuatro días después, cuando aparecieron otros síntomas identificativos como una erupción, fue diagnosticado.
El virus del sarampión se transmite muy fácilmente. Por eso no es de extrañar que el segundo caso fuera el de la esposa del afectado. Además, el hecho de que el primer caso no fuera identificado a tiempo implicó que se transmitió la enfermedad a otra persona que coincidió con él en la sala de espera del centro sanitario y a una enfermera del mismo.
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