Estudio aconseja no confiar en promoción exagerada de prostatectomía robótica
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Traducido del inglés: martes, 10 de enero, 2012
NUEVA YORK (Reuters Health) - Los hombres mayores que están analizando optar por la cirugía robótica para el tratamiento del cáncer prostático no deberían confiar en la promoción exagerada de esa tecnología costosa por sobre una técnica más artesanal.
Esto surge de una nueva encuesta, que revela que las quejas por trastornos sexuales e incontinencia urinaria son tan frecuentes después de uno como de otro procedimiento.
"No me sorprendió. Desafortunadamente, la prostatectomía robótica, como muchos procedimientos para el cáncer de próstata, tuvo más publicidad que la debida", dijo el doctor Otis Brawley, director médico de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, quien no participó del estudio.
El uso de la prostatectomía robótica creció mucho en Estados Unidos, a pesar de la falta de pruebas de su superioridad ante la técnica tradicional para extirpar la próstata. Aun así, es mucho más costosa, ya que suma unos 2.000 dólares en costos de hospital por cirugía.
El nuevo estudio, publicado en Journal of Clinical Oncology, surge de las respuestas de más de 600 pacientes beneficiarios de Medicare, el programa de salud público para los adultos mayores.
A unos 400 se les realizó una prostatectomía laparoscópica robótica, en la que el cirujano utiliza un robot para llegar a la próstata a través de pequeños orificios en el abdomen. En el resto se usó la cirugía tradicional abierta, en la que la próstata se extirpa a través de un corte en el abdomen.
El equipo del doctor Michael Barry, del Hospital General de Massachusetts, en Boston, determinó que nueve de cada 10 hombres desarrollaron un trastorno sexual moderado a grave en los 14 meses posteriores a la intervención. Y un tercio sufrió de incontinencia urinaria.
En general, no se observaron diferencias entre ambos grupos, aunque los trastornos urinarios fueron algo más comunes con la cirugía robótica.
Un editorial sobre el estudio señala que los resultados son "aleccionadores", pero agrega que es difícil comparar ambos procedimientos según los nuevos datos.
"El problema que deja al descubierto este estudio es la cuestión de las expectativas. Está el arrepentimiento asociado con el uso de la cirugía robótica", dijo el urólogo Matthew Cooperberg, autor del editorial.
Eso se debe, en parte, a la gran promoción del procedimiento, que, según el experto, catapultó la cirugía robótica a su posición actual. En Estados Unidos, el 85 por ciento de los miles de extirpaciones prostáticas que se hacen cada año son robóticas.
"Es responsabilidad del fabricante, los cirujanos y la cultura, que tiende a darle crédito a la tecnología, aun cuando el paciente no lo comprenda", dijo Cooperberg, de la University of California, en San Francisco.
El equipo escribe: "El robot es una tecnología impresionante que le permite al cirujano sentarse frente a una consola de control y manipular una cámara y dos o tres brazos laparoscópicos con seis grados de movimiento de la muñeca para cortar, extirpar, cauterizar o suturar con imágenes tridimensionales y de altísima precisión".
Los robots, que cuestan un par de millones de dólares, tienen algunas ventajas. Por ejemplo, reducen la pérdida de sangre, lo que le permite al cirujano operar mejor.
Pero Cooperberg, que utiliza esta tecnología, admite que probablemente no supere a la cirugía tradicional en el tratamiento del cáncer ni reduzca los efectos adversos.
El experto recomendó que los pacientes que se van a operar se concentren en la experiencia del cirujano, en lugar de la tecnología.
"Estas cirugías sólo las deberían hacer los cirujanos que pueden demostrar que logran buenos resultados. Los pacientes tienen que preguntar 'Doctor, ¿qué resultados obtiene?'", señaló Cooperberg.
Y Brawley coincidió: "Si un cirujano no lo puede responder, le sugeriría al paciente que busque otro especialista".
Según un estudio previo, más de 120.000 estadounidenses con cáncer de próstata diagnosticado serían anualmente los candidatos ideales para la espera vigilada. Sin embargo, la mayoría ingresa a un quirófano o recibe radioterapia u otro tratamiento.
El fabricante del popular robot Da Vinci, Intuitive Surgical Inc., rechazó opinar sobre el estudio.
FUENTE: Journal of Clinical Oncology, online 3 de enero del 2012
Reuters Health
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