Inmunoterapia sublingual y oral, promisorias contra la alergia a la leche
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(*estas noticias no estarán disponibles después del 04/03/2012)
Traducido del inglés: miércoles, 4 de enero, 2012
NUEVA YORK (Reuters Health) - La inmunoterapia sublingual y oral ayudaría a algunos niños con alergia a la leche, aunque la desensibilización desaparece rápidamente y la terapia oral produce reacciones sistémicas.
"Hallamos que la inmunoterapia sublingual y oral benefició a los niños con alergia a la leche de vaca porque pudieron consumir mucha más leche sin síntomas al final del estudio que al principio", dijo la doctora Corinne A. Keet, de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University, en Baltimore.
"La inmunoterapia oral, con dosis más altas, fue más efectiva", agregó la experta.
El equipo de Keet, que publica los resultados en Journal of Allergy and Clinical Immunology, utilizó al azar en 30 niños con alergia a la leche de vaca inmunoterapia sublingual solamente o inmunoterapia sublingual seguida de inmunoterapia oral.
Todos los niños comenzaron con la terapia sublingual, con un aumento de las dosis en seis semanas. Luego, al azar, recibieron una terapia sublingual de mantenimiento (dosis meta de 7 mg) o una de dos dosis de terapia oral de mantenimiento (dosis meta de 1 y 2 g).
Los períodos de mantenimiento duraron 60 semanas cada uno.
El umbral promedio del desafío alimentario aumentó 40 veces en el grupo tratado con la inmunoterapia sublingual; 159 veces en el grupo tratado con la inmunoterapia oral de 1 g, y 54 veces en los niños tratados con 2 g.
En el 60 por ciento del grupo tratado con inmunoterapia sublingual y el 90 por ciento de los dos grupos tratados con inmunoterapia oral, el umbral del desafío alimentario creció por lo menos 10 veces.
Cuando se les retiró la inmunoterapia, dos niños del grupo tratado con 1 g de inmunoterapia oral reaccionó al desafío a la semana. Un niño de ese mismo grupo y tres del grupo tratado con 2 g de inmunoterapia oral no superaron el desafío después de seis semanas sin la terapia.
"Un resultado que nos sorprendió fue la rapidez con la que los niños perdieron la desensibilización. Es otro motivo para tener cuidado con estos métodos", dijo Keet.
Al final del estudio, uno de los 10 niños tratados con inmunoterapia sublingual; tres de los 10 tratados con 1 g de inmunoterapia oral, y cinco de los 10 tratados con 2 g de la terapia oral toleraban la leche.
Se registraron síntomas con el 29 por ciento de las dosis sublinguales y con el 23 por ciento de las dosis orales.
Los síntomas totales, orales y cutáneos no variaron entre los grupos. Pero sí aparecieron muchos más síntomas multisistémicos y del tracto respiratorio superior e inferior durante la inmunoterapia oral que durante la terapia sublingual.
Los niveles de IgG4 específicos de la leche de vaca aumentaron y se mantuvieron elevados en los tres grupos y la reacción a la prueba cutánea de hipersensibilidad a la leche de vaca disminuyó y se mantuvo por debajo de los valores iniciales en todos los grupos.
La liberación espontánea de histamina en los basófilos no cambió en el grupo tratado con la inmunoterapia sublingual, pero disminuyó significativamente con la inmunoterapia oral.
La expresión de CD203c aumentó transitoriamente y, luego, se redujo por debajo de los valores iniciales en los dos grupos y se mantuvo así en los niños tratados con inmunoterapia oral.
"Estos métodos no son perfectos y no están listos para utilizar de manera generalizada en los consultorios especializados en alergias", concluyó Keet.
"Son muy promisorios, pero hay que mejorar muchas cuestiones, como la seguridad y la efectividad, antes de adoptarlos en la práctica diaria", agregó.
Una alternativa que atrajo atención recientemente es el uso de leche en alimentos horneados para lograr la desensibilización, explicó Keet.
"Es una buena opción para algunos niños, pero otros no pueden tolerar ni siquiera esas pequeñas cantidades de leche necesarias para iniciar ese proceso. De modo que para muchos niños con alergia a la leche de vaca no hay buenas alternativas", finalizó.
FUENTE: Journal of Allergy and Clinical Immunology, online 30 de noviembre del 2011
Reuters Health
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