EN 8 PACIENTES CON DEPRESIÓN MAYOR REFRACTARIA
La estimulación cerebral profunda es útil en depresión
Investigadores del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, de Barcelona, han publicado en Journal of Neuropsychopharmacology resultados en ocho pacientes con depresión mayor refractaria con electrodos bilaterales conectados de manera permanente a un neuroestimulador.
Javier Granda Revilla. Barcelona | 13/01/2012 00:00
Victor Pérez Sola y Dolors Puigdemont Campo, del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo. (Rafa M. Marín)
"Normalmente son enfermos crónicos, que llevan años con mala calidad de vida. La técnica se propuso hace cinco años para este tipo de enfermos y ya se han publicado cinco series de pacientes, con datos muy parecidos a los nuestros: entre el 50-60 por ciento de ellos mejoran con este tipo de técnicas, lo que puede considerarse un éxito, porque son muy resistentes", ha explicado Víctor Pérez, director de la Unidad de Psiquiatría de la Santa Cruz y San Pablo y coautor del artículo.
- El enfermo está estimulado de forma crónica: hay pacientes estimulados desde hace más de cuatro años, con buena tolerancia y sin ningún problema
"El enfermo está estimulado de forma crónica: hay pacientes estimulados desde hace más de cuatro años con muy buena tolerancia y sin ningún problema. Los enfermos se quejan de molestias del cable subcutáneo, aunque el único problema relativamente importante es que las baterías duran un año y pasado ese plazo deben cambiarse mediante una pequeña intervención quirúrgica abriendo el bolsillo del abdomen".
También en Alzheimer
Hasta ahora, los cirujanos de este centro han intervenido a un total de 150 enfermos mediante esta técnica, diez de ellos con depresión. Los esfuerzos se dirigen ahora a ampliarlo a trastornos de la conducta alimentaria, trastorno obsesivo compulsivo y, mediante datos todavía preliminares, a enfermos de Alzheimer.
El coste de cada intervención ronda los 25.000 euros por lo que, en su opinión, la técnica está indicada para casos muy seleccionados.
"En realidad, la técnica inhibe una zona del cerebro, manipulando la función de una región muy pequeña, en torno a un centímetro cúbico, que no puede realizarse con fármacos o con técnicas más antiguas como el electrochoque. La mayor ventaja es que no se lesiona el cerebro: hasta ahora, en lesiones mentales graves como depresión o trastorno obsesivo compulsivo se entraba en el cerebro y se cortaban los circuitos, por lo que el paciente tenía una lesión de por vida. Esta es una lesión reversible en la que puede manejarse, mediante la estimulación, tanto su intensidad como el tamaño de la lesión que quiere inducirse eléctricamente".
(International Journal of Neuropsychopharmacology DOI:10.1017/S1461145711001088).
El enfermo está estimulado de forma crónica: hay pacientes estimulados desde hace más de cuatro años, con buena tolerancia y sin ningún problema
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