viernes, 27 de enero de 2012

Los fármacos para la acidez no ayudan a los niños con asma, y podrían hacerles daño: MedlinePlus

Los fármacos para la acidez no ayudan a los niños con asma, y podrían hacerles daño

Los antiácidos podrían fomentar las infecciones respiratorias en niños sin reflujo, halla un estudio
Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_121199.html
(*estas noticias no estarán disponibles después del 04/24/2012)

Traducido del inglés: miércoles, 25 de enero, 2012 HealthDay Logo
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MARTES, 24 de enero (HealthDay News) -- Los niños con asma que no sufren de acidez ni otras señales de reflujo gastroesofágico no obtienen un control adicional del asma con los antiácidos, según una investigación reciente.
Y tomar estos fármacos cuando no había problemas digestivos aumentó el riesgo de un niño de desarrollar una infección respiratoria, según el estudio.
"Hay un firme vínculo epidemiológico entre el reflujo ácido y el asma", explicó la coautora del estudio Janet Holbrook, profesora asociada de epidemiología de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore. Como resultado, las directrices actuales sobre el asma indican que se debe evaluar a los asmáticos por reflujo ácido, señaló Holbrook.
Debido a que los tests definitivos para la producción excesiva de ácido pueden causar incomodidad a los niños, algunos médicos deciden probar con antiácidos conocidos como inhibidores de la bomba de protones (IBP). Algunas marcas comunes de esta clase de medicamentos son Prilosec, Prevacid y Nexium.
"Nuestros hallazgos sugieren que los médicos no deben probar si los IBP ayudarían a los niños con asma mal controlado", dijo Holbrook.
Los resultados del estudio aparecen en la edición del 25 de enero de la revista Journal of the American Medical Association. El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., y llevado a cabo por los Centros de Investigación Clínica sobre el Asma de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association).
El asma y el reflujo gastroesofágico (RGE o ERGE) son afecciones comunes en los niños. Los niños con asma con frecuencia tienen síntomas de ERGE. En los adultos, los IBP parecen ayudar a los asmáticos que también tienen síntomas de reflujo gastroesofágico, pero no a los que no presentan síntomas, como acidez frecuente.
El estudio actual incluyó a 306 niños reclutados de 19 centros de EE. UU. entre 2007 y 2010. Su edad promedio era de once años. Todos tenían asma mal controlado a pesar de recibir tratamiento con corticosteroides inhalados.
Los niños se asignaron al azar para recibir lansoprazol (un IBP) o un placebo a diario durante seis meses. La dosis de lansoprazol se basó en el peso del niño.
La mejora en el asma se evaluó mediante un cambio en el Cuestionario de control del asma, que tiene una escala de 0 a 6. Un cambio de 0.5 se considera clínicamente significativo. También se midió la función pulmonar.
Tras seis meses, no hubo diferencias clínicamente significativas entre los grupos. El cambio promedio en la puntuación del Cuestionario de control del asma fue de apenas 0.2, y no hubo cambios estadísticamente significativos en la función pulmonar, la calidad de vida ni la tasa de ataques de asma.
Además, entre los 115 niños que también se sometieron a un estudio de ácido esofágico de 24 horas, se halló que el 43 por ciento tenían niveles elevados de producción de ácido. Pero el tratamiento con lansoprazol no mejoró los síntomas del asma más que el placebo ni siquiera en ese grupo.
Holbrook apuntó que aunque este estudio solo observó un IBP, considera que los resultados se sostienen para otros fármacos de esa clase.
Los niños que tomaban lansoprazol experimentaron un aumento de alrededor de 30 por ciento en el riesgo de infecciones respiratorias y dolor de garganta en este estudio. Los IBP también se asociaron con una diferencia en el riesgo de fracturas óseas relacionadas con la actividad, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa, según un editorial acompañante en la misma edición de la revista.
"Los IBP no mejoran el asma en los niños que no tienen síntomas de RGE/ERGE, y es poco probable que sean de gran beneficio incluso en los niños que sí presentan estos síntomas", señaló el autor del editorial, el Dr. Fernando Martinez, director del Centro Respiratorio de Arizona de la Universidad de Arizona, en Tucson.
"El aumento sustancial en el uso de IBP en los niños en la última década es preocupante e injustificado", escribió.
Aún así, Martinez aconsejó a los padres no descontinuar ningún fármaco súbitamente. Los padres "deben consultar al pediatra, que puede hacer la mejor evaluación de la situación clínica de cada niño", aconsejó.
Holbrook concurrió y dijo que si un niño toma un IBP, es razonable que los padres pregunten para qué. Anotó que estos fármacos podrían conllevar riesgos y costos adicionales, y que quizás no tengan ningún beneficio adicional.
"Si su hijo toma un IBP para el asma, no es un tratamiento eficaz. Estos medicamentos están aprobados para el tratamiento del reflujo ácido", señaló Holbrook.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Janet Holbrook, M.P.H., Ph.D., associate professor, epidemiology, Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, Baltimore; Fernando Martinez, M.D., director, Arizona Respiratory Center and Swift-McNear Professor of Pediatrics, University of Arizona, Tucson; Jan. 25, 2012, Journal of the American Medical Association
HealthDay
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