viernes, 23 de agosto de 2013

Las 'cartas contra la gordura' hacen su aparición en el debate sobre la obesidad infantil: MedlinePlus

Las 'cartas contra la gordura' hacen su aparición en el debate sobre la obesidad infantil: MedlinePlus

 

Las 'cartas contra la gordura' hacen su aparición en el debate sobre la obesidad infantil

Los expertos y los padres tienen posiciones encontradas sobre el rol de las escuelas en la vigilancia del peso

Traducido del inglés: miércoles, 21 de agosto, 2013
Imagen de noticias HealthDay
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MIÉRCOLES, 21 de agosto (HealthDay News) -- Si sus hijos llegan tarde con frecuencia, se portan mal o no hacen la tarea, los padres de los estudiantes escolares de EE. UU. esperan que se les notifique al respecto. Y en algunos distritos, quizás se pongan en contacto con ellos sobre otro problema crónico: la obesidad.
Las "cartas contra la gordura" son la más reciente arma en la guerra contra la obesidad infantil. En algunas regiones han provocado malestar, en otras han ganado seguidores.
"La obesidad es una epidemia en nuestro país, una que daña la salud y la esperanza de vida de nuestros hijos. Debemos darle la bienvenida a cualquier forma posible de aumentar la concienciación sobre estos problemas, y reducir los estigmas asociados con la obesidad, de forma que nuestros hijos puedan crecer y tener unas vidas sanas en la adultez", aseguró Michael Flaherty, médico residente pediátrico del departamento de pediatría del Centro Médico Baystate en Springfield, Massachusetts.
Alrededor del 17 por ciento de los niños y adolescentes de EE. UU. son obesos, tres veces más que en 1980, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU. Y uno de cada tres niños se considera con sobrepeso u obeso. Tener sobrepeso o ser obesos pone a los niños en riesgo de contraer graves problemas de salud, como las enfermedades cardiacas. Un exceso de peso también puede afectar a las articulaciones, la respiración, el sueño, el estado de ánimo y los niveles de energía, afirman los médicos.
Massachusetts, que ha contado con un programa de evaluación del peso desde 2009, es uno de los 21 estados que han implementado estatutos o directrices que obligan a las escuelas públicas a recolectar información sobre la estatura, el peso, y/o el IMC (índice de masa corporal). Algunos estados también requieren que los padres reciban cartas confidenciales en que se les informa sobre los resultados, aconsejándoles conversar con un proveedor de atención de salud sobre los hallazgos.
Pero algunos padres en Bay State y en otros lugares creen que esas políticas constituyen una intrusión inoportuna en los asuntos privados de la familia. Otros opositores afirman que las "cartas contra la gordura", como se conocen a veces, tienen el potencial de provocar acoso escolar o trastornos alimentarios entre los mismos niños que intentan ayudar.
En Massachusetts, donde los padres son informados sobre los resultados del IMC de los niños de primero, cuarto, séptimo y décimo cursos mediante cartas, el departamento estatal de salud pública está debatiendo actualmente una posible derogación de la parte de su protocolo de evaluación que corresponde a las cartas.
Flaherty considera que eso sería un grave error. "El creciente número de niños y adolescentes que vemos todos los días en nuestras clínicas con hipertensión, colesterol alto, diabetes y problemas musculoesqueléticos, que surgen de la obesidad, no miente", lamentó.
Flaherty, asociado clínico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, describe su opinión en un artículo de "perspectiva" que aparece en línea el 19 de agosto en la revista Pediatrics.
Aunque reconoció que la efectividad de esos programas aún está por determinarse, Flaherty anota que las evaluaciones escolares no son nada nuevo, y que muchos estados las han realizado durante años. Y en 2005, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. determinó que calcular el IMC de un niño (un cálculo de la grasa corporal según la estatura y el peso) se debe considerar como una "medida preferida" para controlar los problemas con el peso.
Además, sugiere que los miedos de los padres de que las evaluaciones del IMC podrían accidentalmente identificar a unos niños musculosos sanos como si tuvieran sobrepeso son una preocupación inadecuada sobre un fenómeno relativamente raro.
"Además, ningún estudio ha mostrado ningún aumento en el riesgo de acoso escolar, trastornos alimentarios o patrones dietéticos malsanos", anotó Flaherty. "Aunque esos riesgos existen, no se han comprobado en los estados donde estos programas han existido durante varios años".
El objetivo en sí es contar con una "forma confidencial de enviar las cartas al hogar directamente a los padres, donde esos problemas pueden ser abordados en la privacidad del hogar sin que los estudiantes conozcan los IMC de los demás niños", apuntó.
Otros especialistas muestran menos entusiasmo sobre las evaluaciones del IMC en las escuelas.
El Dr. David Dunkin, profesor asistente de gastroenterología pediátrica en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, advierte que simplemente crear legislación para que los padres sean notificados sobre los resultados de las evaluaciones en la escuela no ayudará a controlar la crisis de obesidad si no se cuenta con un seguimiento integral y bien diseñado.
"Aunque creo que la intención de aumentar la concienciación de los padres sobre la obesidad de sus hijos, y por tanto crear una motivación para cambios conductuales o modificaciones en el estilo de vida, es buena, es poco probable que esto tenga efectos por su cuenta", planteó Dunkin.
Para lograr el cambio, las notificaciones deben incluir remisiones a programas que puedan ayudar a los padres a realizar modificaciones para sus hijos, añadió.
Pero Dunkin preferiría que el pediatra de la familia abordase los problemas del peso.
"Creo que la responsabilidad principal de discutir la obesidad según cada caso con el niño y la familia la tiene el pediatra, así como de intentar ayudarles con los cambios en el estilo de vida", planteó. "Como pediatra, con frecuencia hablo de esto con las familias, y puedo ayudarles con consejos sobre qué hacer para mejorar la salud de sus hijos".
Aunque Flaherty está de acuerdo en que los pediatras deben medir el IMC de un niño en cada consulta de rutina, dice que esas revisiones solo se hacen anualmente.
"Los pediatras tienen entre 15 y 20 minutos al año para manejar no solo el IMC, sino una variedad de asuntos preventivos de salud", explicó Flaherty. "El sistema de escuelas públicas es una organización universal que se ha utilizado como foro para llegar a los niños y a los padres sobre una variedad de temas: las vacunas, los exámenes dentales, y las evaluaciones del oído y de la vista".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Michael R. Flaherty, D.O., pediatric resident physician, department of pediatrics, Baystate Medical Center, Springfield, Mass., and clinical associate, Tufts University School of Medicine, Boston; David Dunkin, M.D., assistant professor, pediatric gastroenterology, Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York City; September 2013, Pediatrics
HealthDay
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