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ESPAÑA
SIMPOSIO SOBRE MEDICINA BIORREGULADORA
Medicina Biorreguladora: evitar las enfermedades antes que tener que curarlas
"El paciente debe conocer las causas, sobre todo, para que deje de cometer los errores que le han llevado a la enfermedad". Esta frase encierra una de las máximas de la Medicina Biorreguladora, ámbito sobre el que han compartido sus conocimientos varios expertos en el XXV Simposio Biorregulación: Avances en la experiencia clínica y terapéutica, celebrado la semana pasada en Madrid.
Beatriz Roselló - Jueves, 31 de Marzo de 2011 - Actualizado a las 17:41h.
En opinión de Ruiz Joyanes, especialista en Medicina Biológica, es importante que el individuo modifique sus hábitos, ya que "en todas las enfermedades hay un error alimentario y un error de eliminación de toxinas" y, por lo tanto, la salud dependerá en muchos casos de la ingestión y la digestión de sustancias.
Según la Medicina Biorreguladora, las enfermedades son la expresión de la lucha del organismo contra las toxinas y de su intención de neutralizarlas y excretarlas. Partiendo de este principio, se pueden llegar a dar tres etapas: la fase humoral, en la que el organismo intenta excretar las toxinas y, si no lo consigue, tratará de fagocitarlas; la fase de deposición, en la que las toxinas son acumuladas en la matriz extracelular, y la fase celular, donde habrá daño irreversible enzimático y actuación de las toxinas o radicales libres sobre las estructuras intracelulares, con fenómenos degenerativos y de desdiferenciación celular que podrían acarrear la muerte. Según explica Joyanes, en cada una de estas etapas es posible ayudar al organismo a través de distintas técnicas terapéuticas.
"En la fase humoral, podemos apoyar las funciones colerética y colagoga del hígado a través de remedios antihomotóxicos (elegidos de forma personalizada) y recomendando la toma de medio vaso de zumo de limón, en ayunas, junto con una cucharada de aceite de oliva de primera presión en frío". Si se alcanza la segunda fase, será fundamental el apoyo orgánico del tejido conjuntivo, aportando antioxidantes y otras sustancias nutricionales para recuperar la capacidad eliminadora. "A causa de la moderna malnutrición y toxicidad alimentaria, así como el incremento del estrés psicológico, todos los pacientes necesitan drenaje para prevenir, aliviar y curar sus enfermedades con éxito", sostiene.
Y si la digestión y la eliminación de las toxinas del organismo son importantes para evitar la aparición de enfermedades, los hábitos alimenticios lo son igualmente. Como afirma Joyanes de forma ilustrativa, "más importante que limpiar es no ensuciar". Así, el primer objetivo de todo acto médico deberá ser reducir o eliminar el mayor número posible de factores de riesgo, así como ayudar a drenar las sustancias tóxicas acumuladas.
En esta misma línea se sitúa Ana Hispán, especializada en Dietética y Nutrición, que afirma que la alimentación de las sociedades occidentales es excesiva y mala, de tal forma que se ha acabado convirtiendo en "una fuente inagotable de toxinas". Por una parte, el excesivo consumo de alimentos proteicos, ricos en ácido araquidónico, provoca que el organismo se acidifique; por otra, la ingesta desmesurada de hidratos de carbono, hace que ciertas patologías aparezcan en edades cada vez más tempranas, como el síndrome metabólico, y que se produzca un empantanamiento en la matriz extracelular. Según Hispán, también sería recomendable disminuir la cantidad de sal, así como incrementar el consumo de potasio "para que las bombas Na-K funcionen adecuadamente".
Biorregulación en otorrinolaringología
Javier Hernández Calvín, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirón, en Madrid, acudió a la Medicina Biorreguladora "para tratar de mitigar el consumo exagerado de antibióticos, corticoides y antiinflamatorios". En su opinión, estos tratamientos no siempre funcionan (y además, muchas veces ni siquiera llegan a completarse, sobre todo en niños) y hay otros métodos alternativos que los pueden suplir, de forma más efectiva. Es el caso de euphorbium compositum, desarrollado a base de plantas, que es un antivírico directo y un modulador de las citocinas inflamatorias. "Hay estudios clínicos que demuestran que su efectividad es similar a la de tratamientos 'normales', como los vasoconstrictores", afirma.
Otros tratamientos alternativos serían: engystol, un modulador de la respuesta inmune que provoca el incremento del interferón gamma, que puede ser utilizado como fármaco antigripal, y vertigoheel, que mejora la microcirculación cerebral y la sincronía neuronal. Este último ha sido utilizado en Alemania durante los últimos 30 años y hay un metaanálisis que muestra que sus resultados son similares a otros fármacos, pero sin los efectos secundarios de los medicamentos tradicionales.
En cuanto al modo de evitar la inflamación, resalta que la Medicina Biológica cuenta con medicamentos que tratan de regularla y no de inhibirla. "Hay que entenderla como un proceso biológico autorregulado, y hay tratamientos que pueden ayudar a equilibrarlo".
Por otro lado, Hernández Calvín cree que sería positivo someter a estos fármacos a los mismos ensayos clínicos para que cumplan con las características de los medicamentos tradicionales y resalta el "agotamiento" que ya se puede apreciar entre la población, frente al uso de los antibióticos.
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