Conexión entre flora intestinal y cerebro
La microbiota puede alterar el comportamiento
Los estudios en modelos animales muestran que la manipulación de la flora intestinal podria ayudar a tratar trastornos mentales.
María Sánchez-Monge | Maria.Sanchez@diariomedico.com | 27/02/2013 16:53
Premsyl Bercick, de la Universidad McMaster (Canadá), ha expuesto el efecto de la microbiota en el cerebro. (Mauricio Skrycky)
El gastroenterólogo Premysl Bercik, investigador de la Universidad McMaster, de Hamilton (Canadá), ha expuesto los progresos registrados en los últimos años y los resultados de los experimentos que ha llevado a cabo su grupo en diferentes modelos murinos. "Hay estudios que muestran grandes diferencias en el comportamiento y en la bioquímica cerebral entre ratones libres de gérmenes y animales colonizados", ha apuntado en declaraciones a Diario Médico.
- Todavía no está claro cuáles son las sustancias activas. Podrían ser metabolitos neuroactivos de las bacterias que interaccionan con el sistema nervioso
Bioquímica cerebral
Bercick considera que lo más interesante de estos experimentos "es que el cambio en el comportamiento también estaba asociado a modificaciones en la bioquímica cerebral y, específicamente, en ciertos factores neurotróficos, como BDNF". En el hipocampo y la amígdala de los animales se observó una expresión diferencial de BDNF.
En otra serie de ensayos, el grupo canadiense partió de dos razas de ratones: tímidos y atrevidos. Colonizaron a cada tipo de animal con la microbiota del otro. "Lo que vimos fue que el ratón tímido se volvía más atrevido y, por el contrario, el ratón valiente se volvía más tímido", ha resumido.
A la espera de resultados en humanos, el investigador ha subrayado que sus datos deben considerarse preliminares. No obstante, "se abre un campo totalmente nuevo y existe la posibilidad de que la microbiota desempeñe un papel en algunos pacientes con depresión, ansiedad u otros trastornos". De hecho, se han observado diferencias en la composición de la microbiota en pacientes con trastornos del espectro autista.
Para alterar el comportamiento en los modelos murinos no fue necesario manipular una gran cantidad de bacterias. Comenzaron con unas 50-70 cepas, pero luego vieron que los microorganismos relevantes podían reducirse a entre cinco y siete, que producían los mismos efectos.
Bercick ha precisado que "la pregunta sigue siendo cuáles son realmente las sustancias activas. ¿Es un metabolito neuroactivo producido por las bacterias que interacciona con el sistema nervioso? Hay estudios que muestran que las bacterias pueden modular el metabolismo de ciertos neurotransmisores, como serotonina, implicados en distintas enfermedades".
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