TRATAMIENTO En el Hospital Brigham de Mujeres en Boston
Falla el trasplante de médula contra el VIH en dos personas
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Reaparece el virus en dos hombres tras recibir trasplante de médula ósea en EEUU
.El famoso 'paciente de Berlín', en la Conferencia Internacional de Sida de 2012. AFP
A pesar de las expectativas que había por Timothy Brown, primer paciente al que se considera curado de VIH tras el trasplante de médula ósea que recibió para tratar su leucemia, dos nuevos intentos en Boston han resultado fallidos. La nueva médula ni ha podido curar el cáncer ni tampoco el VIH de estos dos pacientes que sufrían un linfoma.
Aunque nunca se pensó que los trasplantes de médula pudieran convertirse en un tratamiento rutinario para el VIH, esta noticia es un jarro de agua fría tanto para los pacientes como para los investigadores y mayores expertos en sida. Muchos de ellos esperaban que este procedimiento fuera un arma potente, no en todos, pero sí en algunos casos.
Fue en julio, durante la Conferencia de la Sociedad Internacional sobre Sida, cuando se sugirió que los buenos resultados del trasplante de médula en Timothy Brown, el famoso paciente de Berlín que lleva desde 2008 sin rastro del VIH, podrían repetirse de nuevo en estas dos personas.
Sin embargo, el virus ha reaparecido en ambos pacientes y, aunque "decepcionante, es científicamente significativo", subraya en un comunicado Timothy Henrich, uno de los médicos implicados en el caso de Timothy Brown y que supervisa las dos nuevas experiencias en el Hospital Brigham de Mujeres en Boston (EEUU).
Dado que estos dos pacientes muestran otra vez signos de la infección por VIH, han tenido que retomar el tratamiento antirretroviral. "Su estado de salud es bueno", añade Henrich.
Steven Deeks, un investigador de sida de la Universidad de California (San Francisco, EEUU), ha calificado esta noticia, difundida por The New York Times, como "decepcionante e inesperada [...] Estos dos casos demuestran que el virus puede esconderse muy profundamente en el cuerpo".
Para Anthony Fauci, una de las máximas autoridades mundiales en VIH y director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EEUU, "aunque este fracaso pone fin a esta vía de investigación, no supone un obstáculo definitivo".
Los dos hombres de Boston ya tenían VIH cuando desarrollaron linfoma, un cáncer de la sangre. Mientras su médula ósea se debilitaba, ambos mantuvieron su tratamiento antirretroviral pero, tras el trasplante, cuando los médicos comprobaron que no tenían en su sangre señales del virus, dejaron de tomar estos fármacos.
La evolución de estos pacientes estaba siendo similar a la de Timothy Brown quien tras el trasplante de médula experimentó en 2008 una eliminación del virus en su sangre que permanece hasta el día de hoy. Sin embargo, los hombres de Boston no han mantenido la ausencia del virus tras cuatro años de haber recibido la nueva médula. La diferencia se encuentra en que el donante de Brown tenía una rara mutación, conocida como delta 32, que al parecer confiere resistencia al virus, en cambio los donantes de estos dos pacientes no tenían dicha mutación.
El doctor Henrich esperaba que las células de la sangre de la nueva médula encontrarían la forma de matar a las cancerosas y a las infectadas por el VIH y así parecía en un principio. De hecho, los pacientes dejaron de tomar los antirretrovirales (uno de ellos durante siete semanas y el otro durante 15), pero al final, y dados los últimos acontecimientos, la expectativa falló. Como explica Fauci, el problema es que, a pesar del trasplante de médula, "algunas de las células infectadas sobreviven e infectan a las nuevas".
Aunque nunca se pensó que los trasplantes de médula pudieran convertirse en un tratamiento rutinario para el VIH, esta noticia es un jarro de agua fría tanto para los pacientes como para los investigadores y mayores expertos en sida. Muchos de ellos esperaban que este procedimiento fuera un arma potente, no en todos, pero sí en algunos casos.
Fue en julio, durante la Conferencia de la Sociedad Internacional sobre Sida, cuando se sugirió que los buenos resultados del trasplante de médula en Timothy Brown, el famoso paciente de Berlín que lleva desde 2008 sin rastro del VIH, podrían repetirse de nuevo en estas dos personas.
Sin embargo, el virus ha reaparecido en ambos pacientes y, aunque "decepcionante, es científicamente significativo", subraya en un comunicado Timothy Henrich, uno de los médicos implicados en el caso de Timothy Brown y que supervisa las dos nuevas experiencias en el Hospital Brigham de Mujeres en Boston (EEUU).
Dado que estos dos pacientes muestran otra vez signos de la infección por VIH, han tenido que retomar el tratamiento antirretroviral. "Su estado de salud es bueno", añade Henrich.
Steven Deeks, un investigador de sida de la Universidad de California (San Francisco, EEUU), ha calificado esta noticia, difundida por The New York Times, como "decepcionante e inesperada [...] Estos dos casos demuestran que el virus puede esconderse muy profundamente en el cuerpo".
Para Anthony Fauci, una de las máximas autoridades mundiales en VIH y director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EEUU, "aunque este fracaso pone fin a esta vía de investigación, no supone un obstáculo definitivo".
Los dos hombres de Boston ya tenían VIH cuando desarrollaron linfoma, un cáncer de la sangre. Mientras su médula ósea se debilitaba, ambos mantuvieron su tratamiento antirretroviral pero, tras el trasplante, cuando los médicos comprobaron que no tenían en su sangre señales del virus, dejaron de tomar estos fármacos.
La evolución de estos pacientes estaba siendo similar a la de Timothy Brown quien tras el trasplante de médula experimentó en 2008 una eliminación del virus en su sangre que permanece hasta el día de hoy. Sin embargo, los hombres de Boston no han mantenido la ausencia del virus tras cuatro años de haber recibido la nueva médula. La diferencia se encuentra en que el donante de Brown tenía una rara mutación, conocida como delta 32, que al parecer confiere resistencia al virus, en cambio los donantes de estos dos pacientes no tenían dicha mutación.
El doctor Henrich esperaba que las células de la sangre de la nueva médula encontrarían la forma de matar a las cancerosas y a las infectadas por el VIH y así parecía en un principio. De hecho, los pacientes dejaron de tomar los antirretrovirales (uno de ellos durante siete semanas y el otro durante 15), pero al final, y dados los últimos acontecimientos, la expectativa falló. Como explica Fauci, el problema es que, a pesar del trasplante de médula, "algunas de las células infectadas sobreviven e infectan a las nuevas".
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