Testimonios de sobrevivientes de cánceres ginecológicos
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Dee M.
Edad al momento del diagnóstico: 53
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Tengo 53 años, soy joven, casada y la cuarta hija de 13. La mayor de mis hermanas y mi mamá son mis mejores amigas. Tengo el mejor gato del mundo, Pierre. En general, siempre he sido bastante sana, trato de comer bien y hacer ejercicio. Me gusta el yoga, el ballet, escribir, leer y cocinar.
En la primavera del 2013, vi varias veces un anuncio publicitario de la campaña Conozca su cuerpo y no paraba de pensar en este. "Yo tengo esos síntomas: pérdidas después de la menopausia, sensación de inflamación, ganas de ir al baño seguido, y esa presión o dolor que no es como los retorcijones y el dolor que solía tener con mi periodo".
Un día en agosto del 2013, estaba agotada de sentirme así, entonces llamé a mi ginecóloga y quiso verme lo antes posible. No le gustó para nada lo que le describí de mis síntomas. Ella ordenó muchas pruebas. Fue confuso porque me sentía fabulosa y sana.
Los resultados de las pruebas mostraron que estaba posmenopáusica, mi Papanicoláu fue normal y una ecografía indicó que las paredes de mi cuello uterino estaban más gruesas de lo normal, lo que podría ser causa de muchas cosas, como endometriosis (una afección en la que el tejido que recubre el útero crece en otras partes del cuerpo), hiperplasia (un signo de cambios celulares anormales o precancerosos) o un cáncer ginecológico como cáncer del cuello uterino. No me gusta escuchar la palabra que empieza con C… ¿A quién le gusta?
El siguiente paso era una D y C e histeroscopia. (D y C, la forma abreviada de dilatación y curetaje, es un procedimiento para raspar y recoger tejido del interior del útero. Dilatación ["D"] es el ensanchamiento del cuello uterino para permitir que los instrumentos entren por este. Curetaje ["C"] es el raspado de las paredes del cuello uterino; la histeroscopia le permite al médico mirar dentro del útero). Ambos procedimientos se programaron para finales de septiembre. Estaba muy segura de que mi médica solo encontraría pequeños fibromas no cancerosos y que después de la D y C desaparecerían. NUNCA me imaginé que ella me llamaría para decirme: "Tenemos los resultados de su biopsia y es cancerosa".
¡PUM! Las noticias me dieron un golpe en el estómago. "¡DIOS MÍO! ¿Cómo voy a superar esto?", pensé. "¿Cómo se lo diré a mi madre? Le voy a partir el corazón". Hice que mi marido llamara a mi madre porque yo no podía hacerlo.
Después de una segunda opinión, se confirmó que era cáncer, y ahí comenzó todo. Hicieron todo rápidamente, con un verdadero sentido de urgencia. Mi ginecóloga me remitió a un ginecólogo oncólogo. Al día siguiente de mi cita con ese médico, me hicieron una histerectomía total para quitarme el cuello uterino, las trompas de Falopio y los ovarios.
Una semana después de mi operación, el informe de patología confirmó que tenía cáncer de grado 1 en estadio 1 localizado solamente en el útero, lo que significaba que ya no tenía cáncer. No era necesario que me hiciera quimioterapia, radiación ni ningún tratamiento adicional. Estábamos tan felices y aliviados que nos pusimos a llorar.
Tuve muchísima suerte de encontrar este cáncer temprano. Si lo hubiese pospuesto y esperado más tiempo, las consecuencias podrían haber sido completamente diferentes. Desde la consulta inicial hasta que recibí el último informe de patología pasaron aproximadamente 10 semanas; 10 semanas largas, agotadoras y estresantes. Después del shock inicial de recibir la noticia de que tenía cáncer, noté un cambio en mi actitud. Comencé a mirar la vida de manera diferente…quizás con más apreciación y dejé de permitir que me molesten las cosas que considero pequeñas.
Tengo mucha suerte y estoy tan agradecida de haber visto el anuncio publicitario Conozca su cuerpo y de haber tomado medidas cuando lo hice. Esos comerciales me salvaron la vida.
Mujeres, si tienen síntomas, escuchen a su cuerpo, no tengan miedo. Llamen al médico, mientras más temprano, mejor.
Toni C.
Edad al momento del diagnóstico: 52
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Mi madre murió de cáncer de mama a los 52 años. Su mamá (mi abuela materna) y mi hermana mayor tuvieron cáncer de mama. Las dos tuvieron una operación exitosa. Tuve unas calcificaciones, pero no tuve cáncer de mama. (Las calcificaciones son depósitos de calcio en los tejidos.Las calcificaciones en las mamas se pueden observar en una mamografía). Esperaba mi turno de contraer la temida enfermedad, ya que evidentemente estaba en mis antecedentes familiares. Pero esto es lo que sucedió:
A finales del 2005, después de pasar por la menopausia y no tener el periodo durante un año, de repente me vino un periodo copioso. Tenía 52 años. Por suerte, ya tenía una cita de rutina para ver a mi ginecólogo programada para la primera semana del 2006.
No le mencioné mi sangrado a mi médico porque siempre pensé que después de la menopausia, el periodo "va y viene". Cuando me hice la prueba de Papanicoláu, me encontraron células sospechosas en el cuello uterino. El médico me dijo que tenía que volver al consultorio para hacerme una biopsia. Cuando terminamos con eso me llamó y me dijo que necesitaba un D y C (D y C es un procedimiento para raspar y recoger tejido del interior del útero). Dilatación ["D"] es el ensanchamiento del cuello uterino para permitir que los instrumentos entren por este. Curetaje ["C"] es el raspado de las paredes del útero).
Después de eso, mi médico me llamó para decirme que tenía cáncer y que necesitaba una histerectomía de inmediato. Me empecé a preocupar. Fui a que me hicieran una histerectomía total que incluía la extirpación de los ovarios y del cuello uterino. Me dijeron que parecía ser cáncer endometrial en estadio 1, un tipo de cáncer de útero.
Pero, resultó que el cáncer estaba más avanzado y era de estadio 3. Las células del cáncer se habían propagado fuera del útero y las encontraron en el líquido peritoneal del abdomen. (El líquido peritoneal se encuentra presente de forma natural en el abdomen, donde ayuda a humedecer el tejido que cubre la mayoría de los órganos del abdomen).
Consulté con tres médicos. Cada uno expuso opciones de tratamientos muy diferentes, que variaban desde tratamientos de radiación a diario durante 6 semanas hasta la conducta expectante. Finalmente, me decidí por la recomendación de mi radiólogo de hacerme tres tratamientos de radiación en la cúpula vaginal. (La cúpula vaginal es la parte del techo de la vagina que rodea el cuello uterino y permanece abierta después de una histerectomía).
Después de esto, siguió la vigilancia de cerca para detectar si había células cancerosas presentes. Cada 6 meses me hacían tomografías computarizadas (TC). (Una tomografía computarizada o TC, también llamada tomografía axial computarizada o TAC, toma imágenes detalladas de áreas dentro del cuerpo desde diferentes ángulos con una computadora conectada a una máquina de rayos X). En el 2007, durante una tomografía computarizada de rutina, mi médico identificó algo sospechoso.
La cirugía laparoscopia (mínimamente invasiva) reveló muchísimos tumores pequeños. Me inscribieron en un ensayo clínico en el que se usó quimioterapia. Me sentía muy mal. De todos modos, la quimioterapia es diferente para cada persona.
Cuando eso terminó, por varios años me hicieron tomografías cada 6 meses. ¡En octubre del 2012, me dijeron que ya no estaba más "en remisión", sino que estaba CURADA!
Al comienzo de mi tratamiento, mi médico me dijo que se estaba por jubilar, pero se quedó por 5 años más. Creo que él quiso quedarse hasta que terminara el tratamiento. Se jubiló después de que se cumplieron 5 años. Soy una verdadera sobreviviente, pero no lo logré sola.
Mi mensaje para otras mujeres es que se eduquen sobre los síntomas de los cánceres ginecológicos. Todo sangrado después de la menopausia es un signo de que por lo menos debe hacerse un chequeo. Cuidarse es su responsabilidad. No espere, hágase un chequeo si tiene sangrado durante o después de la menopausia. No puedo dejar de recalcar lo importante que es.
Linda G.
Edad al momento del diagnóstico: 65
Sobreviviente del cáncer de ovario
Sobreviviente del cáncer de ovario
En noviembre del 2010, cuando tenía 63 años comencé a sentir un dolor constante en la parte superior del abdomen y alrededor del flanco derecho. Me despertaba por la noche. Fui a mi médico de cabecera y me mandó a que me hiciera ecografías pélvicas y abdominales. En el informe se indicó que tenía quistes renales, pero yo ya sabía de esos. Además, se señalaba que tenía otro quiste (que se creía que era un quiste de ovario común), pero era uno grande.
Mi próxima visita fue a mi médico especialista en riñones, en marzo del 2011. Miró el informe de la ecografía y sugirió enfáticamente que pensara en la extirpación del quiste de ovario en caso de que fuera cáncer.
Para cuando encontré un ginecólogo ya era diciembre del 2011. Ella hizo una prueba CA125 que mostró números muy bajos; lo que era algo bueno. Luego indicó una histerectomía abierta común con biopsias, lo que requería un tiempo de recuperación de 4 a 6 semanas. Si las biopsias daban resultados positivos, dijo ella, podría ir a un ginecólogo oncólogo para hacerme otra operación.
Finalmente decidí que podía ir a un ginecólogo oncólogo para que me hiciera la operación y realizara todo al mismo tiempo. Al siguiente agosto, mi ginecólogo oncólogo pudo realizar una histerectomía completa y quitar mi ovario derecho mediante un procedimiento laparoscópico (mínimamente invasivo). (El ovario izquierdo ya me lo habían extirpado 15 años atrás debido a un quiste).
El tiempo en el hospital fue menos de 36 horas. La recuperación duró unos 10 días. El diagnóstico de cáncer de ovario fue de células claras en estadio 1C. Me extirparon y analizaron más de 14 ganglios linfáticos, así como la parte del epiplón. (El epiplón es el recubrimiento de la cavidad abdominal). Todas estas pruebas dieron resultados negativos de cáncer.
El tumor estaba adherido a la parte trasera de la cavidad abdominal y fue difícil quitarlo. La masa tan grande que hacía presión contra los riñones y que estaba adherida era probablemente la razón del dolor que sentía.
Durante un seguimiento con el médico, me explicó que el cáncer de la célula clara es muy difícil de tratar y generalmente regresa. Le pregunté si creía que había extirpado todo y me dijo que estaba seguro de que el cáncer estaba contenido en el quiste, y que no parecía cáncer cuando lo envió a analizar al laboratorio.
Investigué mucho y encontré que las células claras no son tan comunes y que los medicamentos recomendados normalmente para los cánceres de ovario podrían hacer que el tipo de cáncer que yo tenía se volviera más agresivo. En consecuencia, opté por hacer seguimiento con tomografías por emisión de positrones (TEP) y no hacerme quimioterapia. Mi TEP en febrero del 2013 fue normal. Me he hecho recientemente un par de imágenes de resonancia magnética y TC que indican algo de líquido en el área donde estaban los ovarios, pero parece que por el momento no es un problema.
(Durante una TEP, una pequeña cantidad de glucosa radioactiva [azúcar] se inyecta en una vena. Un escáner especial saca imágenes de áreas dentro del cuerpo donde se absorbió la glucosa. Las células cancerosas por lo general absorben más glucosa que las células normales, por lo tanto las imágenes se usan para encontrar las células cancerosas. Una resonancia magnética es un procedimiento que usa ondas de radio y un poderoso imán conectado a una computadora para crear imágenes detalladas de áreas dentro del cuerpo. Estas imágenes pueden mostrar la diferencia entre tejido normal y el canceroso. Una TC o tomografía computarizada, también llamada tomografía axial computarizada o TAC, toma imágenes de áreas dentro del cuerpo desde diferentes ángulos mediante el uso de una computadora conectada a una máquina de rayos X).
Me siento afortunada de que mi cuerpo me dio señales y me habló. Me alegro de haber insistido en conseguir ayuda hasta finalmente encontrar proveedores de atención médica atentos que podían darme los cuidados que necesitaba. Aprendí mucho, más que nada que uno tiene que defenderse a sí mismo y estar dispuesto a hacer mucha investigación.
Debra “Debbie” E.
Sobreviviente de cáncer de ovario
Edad: 59 (57 al recibir el diagnóstico)
Edad: 59 (57 al recibir el diagnóstico)
Las mujeres de mi familia tienen antecedentes de muy buena salud y de vivir muchos años. Nunca pensé que sería yo la que podría tener problemas de salud graves. Tengo una hermosa familia: dos hijos, tres hijastras, cuatro nietos y un marido muy comprensivo. Siempre he llevado una vida activa, disfruto de las actividades deportivas y al aire libre y podría decir que soy adicta al trabajo.
Antes de que me diagnosticaran cáncer de ovario, rara vez me enfermaba. Pero, hace unos cuantos años, noté algunos síntomas raros: sentía el vientre inflamado y subí de peso sin razón aparente. También noté otras cosas anormales, como estreñimiento y náuseas al comer. Mis médicos me dijeron que tenía hipotiroidismo, me prescribieron medicamentos y los síntomas desaparecieron temporalmente. Todavía no sé con seguridad si los síntomas de hipotiroidismo estarían relacionados con lo que vino después.
Alrededor de un año después, los síntomas volvieron. Pero apareció algo nuevo: vi una sola mancha de sangre en mi pantiprotector. Como tenía 57 años de edad y estaba en la menopausia, pedí una cita con mi ginecólogo, algo que venía haciendo religiosamente siempre. La mancha de sangre fue un recordatorio de que era hora de hacerme un chequeo.
Debido a esta mancha de sangre, mi ginecólogo recomendó una ecografía y una biopsia. Creo que la ecografía puede haberme salvado la vida porque como los resultados no fueron concluyentes, mi ginecólogo me remitió a un ginecólogo oncólogo, un médico especializado en diagnosticar y tratar cánceres en los órganos reproductores de la mujer. El ginecólogo oncólogo me hizo una cirugía laparoscópica para determinar si el tumor que habían descubierto era canceroso. Pues bien, resultó que tenía cáncer y en lugar de la planeada laparoscopia, me hicieron una histerectomía completa.
Me sentí asombrada y desconsolada al enterarme de que tenía cáncer y que necesitaría más tratamiento. Pero unas tres semanas después, comencé con una tanda de quimioterapia de seis sesiones, una cada tres semanas. No podía dejar de pensar: "¿Qué fue de la vida que disfrutaba hace solo tres semanas?"
Después de unos altibajos emocionales que duraron alrededor de un año tras mi cirugía, ahora siento que vuelvo a ser la misma. He terminado por aceptar que hay cosas en la vida que puedo controlar y otras no. Por todo lo que pasé, quiero recomendar a las mujeres a que escuchen a su cuerpo. No supongan que todo es parte de "etapa de la vida" –como la menopausia–, y si tienen síntomas preocupantes, no los ignoren.
Eileen A.
Sobreviviente de cáncer útero y de cuello uterino
Edad: 67 (64 al recibir el diagnóstico)
Edad: 67 (64 al recibir el diagnóstico)
Tengo tres hijos, seis nietos y siete bisnietos. ¡Me mantienen ocupadísima! También tomo clases de gimnasia en un hospital local, como clases de "pasos saludables", malabares con bastón y danza del vientre.
En agosto del 2007, comencé a tener un sangrado abundante y acudí a un centro de salud cercano. Los médicos encontraron algo sospechoso en mi útero. Me remitieron a un ginecólogo para que me hiciera una biopsia, la cual reveló que tenía cáncer. Luego me remitieron a un ginecólogo oncólogo y al hacerme una biopsia adicional en el cuello uterino, descubrió también células cancerosas. A la fecha, los médicos no saben con seguridad si el cáncer de útero apareció antes del cáncer de cuello uterino o viceversa.
Me hicieron radioterapia y quimioterapia. Tuve la suerte de no sufrir efectos secundarios por el tratamiento. Después de la radiación y la quimio, me hicieron una histerectomía completa y me sacaron los ovarios. Ahora no tengo cáncer.
Hoy en día, me siento muy bien. Espero que las demás mujeres no se nieguen que es posible tener un riesgo de cáncer. Mi familia tiene un historial de cáncer de útero y de cuello uterino, pero yo solo me hice chequeos cuando aparecieron los síntomas. Así que si en su familia hay antecedentes, dígaselo a su médico y pregúntele si necesita hacerse pruebas especiales para detectar problemas a tiempo. Las mujeres con recursos limitados pueden acudir a programas como los Servicios Oncológicos del Estado de Nueva York.
Hoy en día, el cáncer ya no es una sentencia de muerte. No piensen que no tienen cáncer solo porque creen que no pueden pagar por la consulta para el diagnóstico y el tratamiento que necesiten.
Geraldine P.
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Edad: 63 (62 al recibir el diagnóstico)
Edad: 63 (62 al recibir el diagnóstico)
He sido peluquera durante más de 35 años. Me encanta leer y escuchar música. Mi hija está en el mundo de la música. Yo he trabajado en la ciudad de Nueva York para espectáculos de Broadway y paraSaturday Night Live y estaba como estilista independiente cuando me enteré que tenía cáncer de cuello uterino. Nunca pensé que tendría cáncer, pero en el 2009, recibí el diagnóstico a través del programa de Servicios Oncológicos del Estado de Nueva York. En ese entonces no tenía seguro médico debido a lo mucho que cuesta para las personas que trabajan por su cuenta.
Fui a una clínica de urgencias porque sentía dolores y quería saber qué los estaba causando. No me habían hecho pruebas de Papapanicoláu en los últimos años, así que el médico me hizo una. La prueba mostró resultados sospechosos. Sí llenaba los requisitos para otras pruebas diagnósticas y tratamiento a través del programa de Servicios Oncológicos del Estado de Nueva York. La clínica me remitió inmediatamente a un ginecólogo en un hospital cercano; las pruebas que me hicieron mostraron que tenía cáncer de cuello uterino.
Entré en asombro pero no en pánico. No lloré. Recuerdo que tuve una sensación que solo puedo describir como estar afuera de mi cuerpo y que nunca olvidaré. A las pocas semanas del diagnóstico comencé con el tratamiento con radio y quimioterapia. Las pruebas de seguimiento indican que ya no tengo cáncer y mi futuro ¡es prometedor! Incluso he vuelto a trabajar medio tiempo y me encanta estar activa.
A ustedes, las mujeres, les quiero recalcar lo importante que es estar pendientes de lo que ocurre con su salud que no parezca normal. Y háganse habitualmente las pruebas de Papanicoláu. En verdad esto puede salvar su vida.
Tamika F.
Sobreviviente de cáncer de cuello uterino
Edad: 35 (25 al recibir el diagnóstico)
Edad: 35 (25 al recibir el diagnóstico)
Cuando tenía 25 años, vivía en Washington, DC, donde trabajaba como productora de televisión, y amaba la vida que llevaba. Me sentía súper bien y saludable, por lo que dejé pasar unos cuántos años mis pruebas de Papanicoláu. Pensé que podrían esperar.
Cuando finalmente me hice un chequeo, recibí el susto de mi vida. Tenía cáncer de cuello uterino. Quedé devastada y me pregunté cómo era posible: era demasiado joven y fuerte para que me pasara eso.
Mi médico me recomendó una histerectomía radical, lo cual significaría que no podría tener hijos, algo que siempre había anhelado. Busqué otras opiniones médicas para entender mis opciones. Pero al final, me hicieron una histerectomía. También recibí quimio y radioterapia.
Estaba deprimida, pero con el apoyo de mi familia y amigos, terminé el tratamiento.
¡Ya no tengo cáncer y disfruto de la vida! Aprendí lo importante que es hacerse pruebas habituales de Papanicoláu. Si no me hubiera hecho esa prueba, con la que me diagnosticaron el cáncer, a lo mejor no estaría aquí hoy. Soy la prueba viviente de que las pruebas de detección pueden encontrar cáncer de cuello uterino en sus etapas iniciales, cuando el tratamiento es más eficaz.
El Papanicoláu realmente sirve para prevenir cáncer de cuello uterino. Puede detectar cambios precancerosos en el cuello uterino que pueden ser tratados antes de que se conviertan en cáncer. Soy una gran creyente de lo importante que es decirles a las mujeres sobre los beneficios del Papanicoláu. Es más, en el 2005, fundé Tamika y sus amigas, una organización comunitaria sin fines de lucro que busca aumentar la concientización sobre el cáncer de cuello uterino y el virus del papiloma humano (VPH).
Espero que otras mujeres aprendan de mi experiencia y se hagan las pruebas de Papanicoláu en la forma recomendada.
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