PUBLICADO EN 'PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES'
Demuestran en ratas que la interpolación de una novedad reduce el estrés postraumático
JANO.es · 10 marzo 2015 13:59
Un estudio determina que los receptores de la dopamina D1 están implicados en la extinción del miedo.
Investigadores brasileños de la Universidad Federal de Pampa y la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur han demostrado que una breve exposición a un nuevo entorno mejora la extinción del miedo contextual en ratas, un efecto explicable por un proceso de etiquetado sináptico y captura. El trabajo, publicado en PNAS, abre una nueva vía para el tratamiento del estrés postraumático.
La extinción es la disminución de la expresión de un recuerdo. Para comprobar la extinción en ratas, los investigadores realizaron un experimento clásico en el cual se introduce la rata en una caja y se aplica un estímulo (como una luz o un sonido) y después una descarga eléctrica. De este modo, las ratas aprenden que después del sonido o la luz viene una descarga eléctrica, mostrando finalmente miedo en cuanto perciben el sonido o la luz.
Después indujeron un proceso de extinción, es decir, trataron que la rata 'desaprendiera' ese miedo repitiendo el mismo experimento pero sin la descarga eléctrica, de forma que se produce un nuevo recuerdo que se sobrepone al anterior. No obstante, el recuerdo original pervive, de modo que la extinción no garantiza que la rata no vuelva a asustarse.
Los investigadores han tratado de mejorar el proceso de extinción añadiendo un nuevo elemento en este experimento clásico. Como explica a Sinc el responsable de la investigación, Iván Izquierdo, experto de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur, “sometimos a las ratas a un ambiente de miedo, después las expusimos varias veces a ese mismo ambiente pero sin el estímulo aversivo, para ver si así se extinguía el miedo, y, en otros momentos, las expusismos a un ambiente inocuo”.
El objetivo fue verificar si la interpolación de una novedad afectaba a la extinción de miedo, y se comprobó que sí. “La interposición de un ambiente nuevo entre una sesión de extinción y la siguiente, favorece la extinción”, concluye el experto.
En el caso de las personas, “la extinción se aprende en sesiones de terapia y es lo que se desea cuando ese recuerdo es malo y persecutorio, como en los grandes traumas y en particular en el cuadro psiquiátrico llamado estrés postraumático, que es terrible. Cuando alguien ve morir un amigo o presencia un ataque terrorista no quiere recordarlo todo el tiempo”, añade. De esta forma, el hallazgo “puede llegar a ayudar a acelerar la extinción, que se utiliza en la terapia de exposición para tratar el de estrés postraumático y otros trastornos del miedo en los seres humanos”.
La extinción es la disminución de la expresión de un recuerdo. Para comprobar la extinción en ratas, los investigadores realizaron un experimento clásico en el cual se introduce la rata en una caja y se aplica un estímulo (como una luz o un sonido) y después una descarga eléctrica. De este modo, las ratas aprenden que después del sonido o la luz viene una descarga eléctrica, mostrando finalmente miedo en cuanto perciben el sonido o la luz.
Después indujeron un proceso de extinción, es decir, trataron que la rata 'desaprendiera' ese miedo repitiendo el mismo experimento pero sin la descarga eléctrica, de forma que se produce un nuevo recuerdo que se sobrepone al anterior. No obstante, el recuerdo original pervive, de modo que la extinción no garantiza que la rata no vuelva a asustarse.
Los investigadores han tratado de mejorar el proceso de extinción añadiendo un nuevo elemento en este experimento clásico. Como explica a Sinc el responsable de la investigación, Iván Izquierdo, experto de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur, “sometimos a las ratas a un ambiente de miedo, después las expusimos varias veces a ese mismo ambiente pero sin el estímulo aversivo, para ver si así se extinguía el miedo, y, en otros momentos, las expusismos a un ambiente inocuo”.
El objetivo fue verificar si la interpolación de una novedad afectaba a la extinción de miedo, y se comprobó que sí. “La interposición de un ambiente nuevo entre una sesión de extinción y la siguiente, favorece la extinción”, concluye el experto.
En el caso de las personas, “la extinción se aprende en sesiones de terapia y es lo que se desea cuando ese recuerdo es malo y persecutorio, como en los grandes traumas y en particular en el cuadro psiquiátrico llamado estrés postraumático, que es terrible. Cuando alguien ve morir un amigo o presencia un ataque terrorista no quiere recordarlo todo el tiempo”, añade. De esta forma, el hallazgo “puede llegar a ayudar a acelerar la extinción, que se utiliza en la terapia de exposición para tratar el de estrés postraumático y otros trastornos del miedo en los seres humanos”.
Implicados los receptores de la dopamina D1
Por otro lado, los investigadores han determinado por qué la interpolación de una novedad afecta a la extinción de miedo y si los receptores de la dopamina D1 y D5 están implicados. La dopamina es una neurohormona que cumple con diversas funciones relacionadas con el comportamiento, la cognición, la actividad motora, la atención o el aprendizaje.
En este sentido, han comprobado que se trata de un efecto explicable por un proceso de etiquetado sináptico y captura que depende de la actuación de los receptores de la dopamina D1, pero no de los receptores D5, en el hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro. El equipo de científicos brasileños que ha colaborado en el artículo de PNAS trabaja desde hace cerca de 30 años en esta línea de investigación.
Por otro lado, los investigadores han determinado por qué la interpolación de una novedad afecta a la extinción de miedo y si los receptores de la dopamina D1 y D5 están implicados. La dopamina es una neurohormona que cumple con diversas funciones relacionadas con el comportamiento, la cognición, la actividad motora, la atención o el aprendizaje.
En este sentido, han comprobado que se trata de un efecto explicable por un proceso de etiquetado sináptico y captura que depende de la actuación de los receptores de la dopamina D1, pero no de los receptores D5, en el hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro. El equipo de científicos brasileños que ha colaborado en el artículo de PNAS trabaja desde hace cerca de 30 años en esta línea de investigación.
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