ENCUESTA A 831 ESCOLARES
La neofobia alimentaria podría relacionarse con una menor autoestima
Un estudio realizado en España revela que la presión ejercida por los padres de niños neofóbicos para que tomen nuevos alimentos podría producir efectos emocionales negativos.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com | 10/08/2015 14:55
La neofobia alimentaria podría relacionarse con una menor autoestima según un estudio de la Universidad del País Vasco (Archivo)
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Una investigación de la Universidad del País Vasco, que se publica la Revista Española de Nutrición Comunitaria, ha comprobado en niños y niñas de entre 8 y 16 años que los neofóbicos presentan un menor índice de calidad de su dieta mediterránea, un mayor nivel de ansiedad y una menor autoestima.
El comportamiento de rechazar nuevos alimentos es una etapa típica en el desarrollo infantil, sobre todo en niños y niñas de entre dos y tres años, pero suele remitir en torno a los cinco. Las personas en edad infantil que experimentan neofobia alimentaria presentan signos de angustia y ansiedad, y esta conducta incluso puede llegar a ser habitual en la edad adulta.
Edurne Maiz, de la Universidad del País Vasco explicó que "la neofobia se asocia a un problema alimentario que implica un bajo consumo de frutas y verduras en la infancia y, por tanto, debe ser tomado en consideración desde la perspectiva de la nutrición comunitaria".
Maiz realizó una encuesta a 831 escolares de edades comprendidas entre 8 y 16 años, en la que se preguntaba a los participantes sobre su disposición a comer nuevos alimentos. Por otra parte, tomó diferentes datos sobre la composición corporal de los participantes, así como sobre su estilo de vida, los estilos parentales de alimentación y diferentes variables psicológicas.
El comportamiento neofóbico puede tener consecuencias dietéticas negativas en cuanto que reduce la variedad de los alimentos ingeridos. Los participantes con neofobia alimentaria presentan un menor índice de calidad de la dieta mediterránea, lo cual se debe, fundamentalmente, a un menor consumo de frutas y verduras, y a un aumento de alimentos considerados de consumo ocasional.
Importancia del vínculo familiar
En general, los padres y las madres tienden a controlar qué, cuánto y cuándo comen sus hijos e hijas. En ocasiones, los progenitores presionan a sus hijos para que coman nuevos alimentos, y dicha presión puede afectar negativamente al estado emocional del niño o de la niña, y conducir a mayores niveles de neofobia.
En general, los padres y las madres tienden a controlar qué, cuánto y cuándo comen sus hijos e hijas. En ocasiones, los progenitores presionan a sus hijos para que coman nuevos alimentos, y dicha presión puede afectar negativamente al estado emocional del niño o de la niña, y conducir a mayores niveles de neofobia.
Maiz explicó que "los padres y las madres, en un principio, controlan y estimulan mucho, pero que llega un momento en el que se resignan, debido a que el sufrimiento parental también está presente en todo esto".
Los investigadores observaron que los progenitores de niños y niñas neofóbicos emplean un estilo de alimentación denominado de estimulación, mientras que los de los niños que les gusta probar nuevos alimentos ejercen un menor control.
Respecto a la ansiedad, los datos dan a entender que, tanto en la infancia como en la adolescencia, los participantes neofóbicos son más ansiosos que los neofílicos y presentan menores puntuaciones de autoestima.
Según Maiz, para evitar este problema, es importante tener un fuerte vínculo parental con el niño o la niña. "Se ha visto que hay una cantidad importante de adultos y de niños que tienen una problemática grave por esta razón. Es importante tener un ambiente distendido y agradable a la hora de las comidas, que los niños participen en la elaboración de la comida, así como en la compra, utilizar refuerzos positivos, y, por último, ser un buen modelo".
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