lunes, 31 de agosto de 2015

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Pacientes con parálisis consiguen movilizar las piernas con estimulación no invasiva



01/09/2015 - E.P.

El tratamiento consistió en una serie de sesiones semanales de 45 minutos durante aproximadamente 18 semanas

Investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) y el Instituto Pavlov en San Petersburgo (Rusia) han logrado que cinco hombres con lesión medular que sufrían una parálisis motora completa vuelvan a mover las piernas gracias a una nueva técnica de estimulación no invasiva.
La estrategia, llamada estimulación transcutánea, ha sido probada en un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, y se basa en suministrar corriente eléctrica a la médula espinal a través de electrodos colocados estratégicamente en la piel de la zona inferior de la espalda.
Hasta ahora ya han recibido esta terapia con éxito nueve pacientes, que han logrado realizar movimientos voluntarios, pero ésta es la primera vez que el estímulo se aplica de forma no invasiva ya que, hasta ahora, se recurría a un dispositivo de estimulación eléctrica que se implantaba mediante cirugía.
Los movimientos se produjeron mientras sus piernas estaban suspendidas en el aire, lo que les permitía moverlas libremente sin la resistencia de la gravedad. Aunque los autores reconocen que este movimiento no es comparable al de caminar, aseguran que representa un avance significativo de cara a conseguir una terapia que pueda aplicarse a diferentes lesionados medulares.
"Estos resultados alentadores proporcionan nuevas evidencias de que las lesiones medulares no deben sentenciar a los afectados a una parálisis de por vida, y es necesario seguir investigando", ha defendido Roderic Pettigrew, director del Instituto Nacional de Bioingeniería e Imágenes Biomédicas de los NIH.
El trabajo, que publica la revista 'Journal of Neurotrauma', es la continuación de una investigación previa publicada hace poco más de un año, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Louisville en Kentucky (EE.UU) lograron que cuatro lesionados medulares lograran mover sus piernas mediante estimulación eléctrica.
En ese caso, se consiguió gracias a un estimulador epidural que se implantaba quirúrgicamente en la superficie de la médula espinal de los afectados. Y tras el éxito conseguido, el siguiente paso era desarrollar una estrategia para que la estimulación de la médula espinal no fuera invasiva, de cara a ampliar su uso.
"Hay una gran cantidad de personas con lesión de la médula espinal que ya han pasado por muchas operaciones, y muchos igual no son capaces de someterse a una nueva intervención", ha reconocido Reggie Edgerton, uno de los autores del estudio.
En este caso, la técnica de estimulación se probó en cinco pacientes que llevaban más de dos años sin mover sus piernas, y consistió en una serie de sesiones semanales de 45 minutos durante aproximadamente 18 semanas.
Además de la estimulación, los afectados se sometieron a unos minutos de acondicionamiento en los que sus piernas eran movidas de forma manual, para evaluar si el entrenamiento físico podía favorecer el movimiento tras la estimulación.
Durante las últimas cuatro semanas del estudio, a los hombres se les dio un fármaco llamado buspirona, que imita la acción de la serotonina y se ha demostrado que induce la locomoción en ratones con lesiones medulares. Mientras recibían la estimulación, los hombres fueron incitados a que trataran de mover sus piernas o, en cambio, permanecer pasivos.
Al comenzar el estudio las piernas de los hombres sólo se movían cuando la estimulación era lo suficientemente fuerte como para generar movimientos involuntarios. Sin embargo, cuando los hombres trataron de mover sus piernas mientras eran tratados, el movimiento se incrementó significativamente.
Y sólo cuatro semanas después de recibir la estimulación y combinarla con entrenamiento físico, los hombres fueron capaces de duplicar sus movimientos de forma voluntaria, lo que según los autores se consiguió gracias al potencial de la estimulación eléctrica para despertar las conexiones latentes que existen entre el cerebro y la médula espinal de estos pacientes.
Sorprendentemente, al final del estudio, y después de añadir la buspirona, los hombres eran capaces de mover sus piernas cuando no estaban recibiendo estimulación, pero su rango de movimiento era el mismo que cuando sí la recibían.
"Es como si hubiéramos vuelto a despertar algunas conexiones, de manera que una vez que las personas aprendieron a usarlas, se vuelven menos dependientes de la estimulación", ha explicado Edgerton.
El siguiente paso, que ya está en marcha, pasa por ver si esos mismos pacientes pueden soportar su peso tras recibir la estimulación, una hazaña que los cuatro primeros pacientes operados ya han logrado; y ver si pueden recuperar otras funciones fisiológicas como la capacidad de sudar, la capacidad de regular la presión arterial, controlar la vejiga, el intestino y la función sexual.

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