viernes, 28 de agosto de 2015

Los hallazgos sobre el efecto de la marihuana en el cerebro en desarrollo son contradictorios: MedlinePlus en español

Los hallazgos sobre el efecto de la marihuana en el cerebro en desarrollo son contradictorios: MedlinePlus en español

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Los hallazgos sobre el efecto de la marihuana en el cerebro en desarrollo son contradictorios

Uno de dos nuevos estudios sugiere que el uso de marihuana en la adolescencia podría ser más nocivo para los chicos
     
Traducido del inglés: jueves, 27 de agosto, 2015
Imagen de noticias HealthDay
MIÉRCOLES, 26 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- El efecto potencial de la marihuana sobre la estructura cerebral sigue siendo tema de un intenso escrutinio científico, pero los dos estudios más recientes sobre el tema han arrojado resultados contradictorios.
Los investigadores de un estudio han concluido que es probable que el uso de la marihuana no afecte directamente el tamaño de la amígdala, una parte del cerebro vinculada con la emoción, la conducta emocional y la motivación.
"Encontramos que aunque los usuarios de cannabis tienen unas amígdalas con un volumen más bajo que los no usuarios, esa diferencia parece vincularse con otros factores de predisposición", señaló la autora principal del estudio, Arpana Agrawal, profesora asociada de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis.
Pero los investigadores del otro estudio encontraron que el uso de marihuana en los adolescentes podría aumentar el riesgo de los niños de contraer esquizofrenia si portan un riesgo genético alto para la enfermedad mental.
"Si hay antecedentes familiares de trastornos psicóticos graves, de verdad animaría a los niños a evitar el cannabis del todo", planteó el autor principal, el Dr. Tomas Paus, científico principal del Instituto de Investigación Rotman, en Toronto. "Si sabe que esos trastornos se dan en su familia, debería tener muchísimo cuidado".
Ambos estudios aparecen en la edición del 26 de agosto de la revista JAMA Psychiatry.
En el estudio de Agrawal, los investigadores realizaron escáneres cerebrales a más de 480 gemelos o hermanos en la adultez temprana, de los cuales 262 reportaron que habían usado marihuana al menos una vez.
Se encontró que los usuarios de marihuana tenían unas amígdalas más pequeñas que los no usuarios, un resultado que encajó con hallazgos anteriores, dijo Agrawal.
Pero los investigadores encontraron que los volúmenes cerebrales no difirieron de forma significativa entre los gemelos o los hermanos, aunque uno hubiera usado marihuana y el otro no, apuntó. Ambos hermanos mostraban unas amígdalas más pequeñas, independientemente del uso de marihuana.
Según esto, unos factores genéticos comunes podrían influir sobre el tamaño de la amígdala y la propensión a experimentar con marihuana, planteó Agrawal.
Quizá algunos factores ambientales también tengan algo que ver, añadió. Por ejemplo, la exposición a la adversidad en la niñez puede afectar al tamaño de la amígdala, y también puede hacer que una persona sea más propensa a probar las drogas.
En el otro estudio, los investigadores usaron escáneres cerebrales y datos de otros tres estudios a gran escala, amasando un conjunto de casi 1,600 participantes de 12 a 21 años de edad.
Encontraron que los hombres que reportaban haber usado marihuana a principios de la adolescencia tenían una corteza cerebral más delgada que los que no, pero solo si tenían una alta predisposición genética a la esquizofrenia, dijo Paus.
Los resultados indican que la marihuana podría tener algún efecto sobre el cerebro en desarrollo de los chicos adolescentes en riesgo, concluye el estudio. Pero no se observó un efecto similar en los hombres en bajo riesgo, ni en las mujeres.
"El cerebro masculino se reestructura mucho entre los 12 y los 18 años", dijo Paus, anotando que la esquizofrenia comienza unos cinco años antes en los hombres que en las mujeres, y que el uso temprano de marihuana podría tener alguna influencia.
En la corteza cerebral hay muchos receptores que se vinculan con el THC, el ingrediente de la marihuana que provoca la intoxicación, apuntó. Además, la hormona masculina testosterona influye en los cambios en la corteza, y podría interactuar de alguna forma con las sustancias de la marihuana.
"Parece que hay algo en los hombres que básicamente los hace más susceptibles a la marihuana", dijo Paus.
Según un editorial que acompaña al estudio, del Dr. David Goldman, jefe del Laboratorio de Neurogenética del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de EE. UU., esos hallazgos muestran que la marihuana no es una droga inocua.
"La magnitud de los efectos del cannabis podría ser mayor en las personas que, debido a su conformación genética o a las exposiciones tempranas en la vida, tienen el mayor riesgo de sufrir cambios estructurales en el cerebro, psicosis o adicción", escribió Goldman. "Es más seguro no exponer a esas personas a drogas psicoactivas".
Pero Paul Armentano, subdirector de NORML, un grupo que promueve la legalización de la marihuana, dijo que el estudio indica que la droga no es más peligrosa que otras sustancias legales.
"Una vez más, estos trabajos afirman que el uso de cannabis, en el peor de los casos, plantea muchos menos riesgos para el cerebro en desarrollo que el alcohol, y que su rol potencial en el inicio o la exacerbación de enfermedades psiquiátricas sigue siendo marginal", señaló Armentano.
Anotó que aunque las tasas de uso de marihuana han fluctuado durante varias décadas, las tasas de enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia han permanecido estáticas, lo que ofrece poca base para las afirmaciones de que la marihuana desencadena esos trastornos.
"Sin embargo, el cannabis (como el alcohol) se debe regular de forma adecuada y limitar su uso a los adultos, no porque su consumo sea inocuo sino porque se trata de una sustancia que altera el estado de ánimo que posee potencial de riesgo, sobre todo para los adolescentes", añadió Armentano.

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Arpana Agrawal, Ph.D., associate professor, psychiatry, Washington University School of Medicine, St. Louis, Mo.; Tomas Paus, M.D., Ph.D., professor, psychology and psychiatry, and senior scientist, Baycrest Center for Geriatric Care, Rotman Research Institute, Toronto, Canada; Paul Armentano, deputy director, NORML; Aug. 26, 2015, JAMA Psychiatry
HealthDay
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