jueves, 6 de agosto de 2015

Ser extremadamente 'quisquilloso para comer' podría apuntar a problemas de salud mental en los niños: MedlinePlus en español

Ser extremadamente 'quisquilloso para comer' podría apuntar a problemas de salud mental en los niños: MedlinePlus en español



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Ser extremadamente 'quisquilloso para comer' podría apuntar a problemas de salud mental en los niños

Uno de cada cinco niños tiene un paladar limitado, encuentra un estudio
     
Traducido del inglés: martes, 4 de agosto, 2015
Imagen de noticias HealthDay
LUNES, 3 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- Un niño que es extremadamente "quisquilloso para comer" también tiene probabilidades de enfrentarse a problemas emocionales como la ansiedad y la depresión, sugiere una investigación reciente.
Alrededor del tres por ciento de los niños sufren de una alimentación selectiva grave, llegando incluso a no poder comer en restaurantes, dijo la investigadora líder, Nancy Zucker, especialista en trastornos de la conducta alimentaria del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.
Esos niños tienen el doble de probabilidades de ser diagnosticados con depresión o ansiedad social, cuando se les compara con los niños que comen de todo, según los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 3 de agosto de la revista Pediatrics.
Incluso los niños que presentan una alimentación selectiva en moderación (por ejemplo, si solo hay 10 alimentos que comen siempre) están en un mayor riesgo de síntomas de ansiedad y trastorno por déficit de atención e hiperactividad, aunque no hasta el grado de poder ser diagnosticados de un trastorno, añadió Zucker.
Los investigadores descubrieron que los niños que comen de forma selectiva son inusualmente sensibles, y que esa sensibilidad afecta a su alimentación y a su salud emocional.
"Tienen una mayor sensibilidad al mundo externo y a cómo se sienten sus cuerpos", dijo Zucker. "Eso los hace vulnerables a tener experiencias más vívidas: experiencias más intensas con la comida y experiencias emocionales más intensas. Nada de eso es patológico, pero podría ser una vulnerabilidad para problemas posteriores".
Esos hallazgos deberían eliminar parte de la sensación de culpa de los padres, dado que no se trata solo de controlar a un niño desobediente, apuntó Zucker.
En este estudio, los investigadores observaron a más de 3,400 niños de entre 2 y casi 6 años de edad que fueron tratados en una de las clínicas pediátricas de atención primaria de la Universidad de Duke. De ellos, más de 900 niños se evaluaron en sus casas, y sus padres completaron formularios de evaluación psiquiátrica y reportaron sobre sus patrones de alimentación.
Alrededor del 20 por ciento de los niños evaluados tenían alguna forma de alimentación selectiva, encontraron los investigadores. De éstos, el 3 por ciento exhibían señales de una alimentación selectiva grave, y el 17 por ciento de una alimentación selectiva moderada.
Los niños que se alimentaban dentro del rango normal de gustos y aversiones infantiles no fueron considerados como comedores selectivos. "Los niños a quienes no les gustaba el brócoli se consideraron normales", dijo Zucker.
Para los que tienen una alimentación selectiva grave, comer fuera de casa es demasiado problemático, según Zucker.
"Sus sensibilidades a los olores y a otros alimentos son tan extremas que comer cerca de otras personas y de todos los distintos olores de un restaurante es demasiado sobrecogedor", afirmó.
Por otro lado, los que presentan una alimentación selectiva moderada tienen una lista limitada de alimentos que les gustan, pero pueden comer fuera de casa. "Quizá no pueda pedir del menú, pero no le pasa nada si está rodeado de comida", dijo Zucker.
Los investigadores encontraron que los comedores selectivos también son hipersensibles a los olores, los ruidos, las pistas visuales y las texturas orales. Es más probable que eviten alimentos y que tengan problemas para tragar.
El Dr. Andrew Adesman es jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Cohen de Nueva York, en New Hyde Park. Dijo que este estudio plantea preguntas importantes sobre la posibilidad de que los "comedores selectivos quizá tengan una experiencia sensorial distinta con los sabores. Se amerita más investigación sobre las variaciones en la experiencia sensorial".
Los padres de un comedor extremadamente selectivo deben buscar ayuda profesional para su hijo, según estos hallazgos, apuntó Zucker. "Quizá ese niño no solo tenga problemas para comer que provoquen una discapacidad, sino también con otros diagnósticos psiquiátricos", advirtió.
Pero no hay muchos niños que encajen en esa categoría, anotaron Zucker y Adesman.
Se puede anticipar que la mayoría del 17 por ciento de los niños que son comedores moderadamente selectivos lo superen al crecer, aunque los padres deben tomar medidas para ayudar a gestionar los problemas de sus hijos con la comida, aconsejó Zucker.
Por ejemplo, para garantizar que la hora de la cena siga siendo una experiencia agradable, sirva alimentos que le gusten al comedor selectivo, e introduzca alimentos nuevos en otros momentos del día, recomendó.
También, ignore a los que le sugieran que su hijo comerá cualquier cosa que le dé cuando tenga suficiente hambre, dijo.
"Nadie se hace más aventurero cuando tiene hambre", advirtió Zucker. "Nos empecinamos más en nuestras costumbres si tenemos hambre".
Por último, no se alarme si su hijo tiende a elegir la comida procesada en lugar de opciones más saludables.
"Los alimentos procesados son más fáciles de masticar, y son muy predecibles en términos del sabor", dijo Zucker.

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Nancy Zucker, Ph.D., eating disorders specialist, and associate professor, psychology and neuroscience, Duke University Medical Center, Durham, N.C.; Andrew Adesman, M.D., chief, developmental and behavioral pediatrics, Cohen Children's Medical Center of New York, New Hyde Park, N.Y.; September 2015, Pediatrics
HealthDay
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