LUNES, 14 de septiembre de 2015 (HealthDay News) -- Los desastres naturales y provocados por el hombre pueden poner a la salud y al desarrollo de los niños en riesgo durante años por venir, sugiere un informe reciente de un importante grupo de pediatras.
"Los desastres afectan a las vidas de millones de niños cada año, y los niños son particularmente vulnerables a las secuelas de estos eventos", dijo el Dr. David Schonfeld, autor líder del informe de la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP).
"Como pediatras, estamos en una excelente posición para detectar y abordar una variedad de problemas tras un desastre, y además aconsejar a las familias y comunidades sobre cómo estar preparadas para una situación de crisis", comentó en un comunicado de prensa de la academia. Schonfeld es director del Centro Nacional de Crisis Escolares y Luto de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad del Sur de California.
Casi el 14 por ciento de los niños de Estados Unidos de 2 a 17 años de edad se han visto expuestos a algún tipo de desastre, mostró el informe. Esto incluye desastres naturales como terremotos, incendios, inundaciones y brotes de enfermedades, además de desastres provocados por el hombre como accidentes industriales, la guerra y los actos terroristas.
Los problemas de adaptación de los niños que han experimentado una crisis o sobrevivido a un desastre son un problema significativo de salud pública, advirtió la academia.
Pero esos niños con frecuencia no muestran señales visibles de problemas. Incluso los que contraen un trastorno por estrés postraumático quizá no sean diagnosticados a menos que su médico pregunte de forma específica sobre sus síntomas, según el informe.
Los problemas para dormir o para levantarse en la mañana podrían ser una señal de advertencia, encontró el informe. De forma similar, una dificultad repentina para concentrarse podría ser una señal de advertencia de dificultades emocionales.
Otras conductas a los que los padres deben estar atentos tras un desastre incluyen:
- Cambios en los hábitos alimenticios: los niños podrían perder el apetito, o comer más.
- Retraimiento: los niños quizá se muestren menos dispuestos a participar en actividades sociales con sus amigos o con adultos. Podrían parecer tristes o incluso deprimidos.
- Ansiedad: los niños que han experimentado un desastre podrían preocuparse de que ocurra de nuevo. También podrían desarrollar temores no relacionados, como tenerle miedo a la oscuridad o ansiedad de separación.
- Síntomas sin explicación: algunos niños que se enfrentan a un estrés emocional o psicológico se quejan de síntomas físicos no explicados, una afección conocida como somatización.
- Regresión: tras un desastre, algunos niños podrían mojar la cama, hacerse más irritables o volverse rebeldes.
- Toma de riesgos: algunos niños mayores y los adolescentes, en particular, podrían participar en más conductas arriesgadas, como el abuso de sustancias y la actividad sexual.
Los padres que noten esas señales de advertencia deben hablar sobre su preocupación con el pediatra de sus hijos, señala el informe, que aparece en la edición en línea del 14 de septiembre de la revista Pediatrics.
Por otro lado, los médicos deben ser conscientes de que los desastres con frecuencia se ven seguidos de una variedad de eventos negativos, como problemas financieros, la pérdida de seres queridos, la violencia doméstica y problemas con la salud o el matrimonio de los padres, lo que podría añadir estrés a los niños, mostró el informe.
La Dra. Sandra Hassink, presidenta de la AAP, dijo en el comunicado de prensa que "sobre todo ahora que observamos el décimo aniversario del huracán Katrina, que mostró que la profesión médica está mal preparada para el efecto dominó de un desastre, es esencial que estemos del todo listos para proteger y sanar a los niños ante los eventos traumáticos".
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTE: American Academy of Pediatrics, news release, Sept. 14, 2015
HealthDay
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