La luz de las pantallas digitales puede provocar daños irreversibles en los ojos
Hay que limitar el número de horas frente a ellas, hay que hacer descansos y hay que tomar medidas preventivas. Nuevas investigaciones de la Complutense ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos.
Aún hay que extrapolar los resultados a los humanos, puesto que los ensayos se han hecho con ratas de laboratorio. Pero, las dos últimas investigaciones realizadas en animales de experimentación, presentadas este martes en el Colegio de Médicos de Madrid, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), realizadas en colaboración con el grupo de investigación dirigido por el profesor Vega Álvarez, de la Universidad de Oviedo, ratifican los daños irreversibles que la luz de las pantallas digitales puede provocar en los ojos. Se trata de los primeros datos en los que se ha calculado la incidencia de la luz azul en la población infantil.
Se ha encargado de detallarlos Celia Sánchez-Ramos, doctora y profesora del Departamento de Optometría y Visión de la Facultad de Óptica y Optometría de la UCM. Primero, ha recordado que toda la luz no tiene la misma energía y que la retina se forma a partir del día 36 de gestación, por lo que es tan importante como, por ejemplo, la médula espinal. Entre las conclusiones: la luz de las pantallas LED aumenta en un 23% la muerte celular retiniana, con las condiciones expuestas en los ensayos (exposición durante tres meses a la luz LED blanca de pantallas de tablets durante 16 horas, unas con filtro externo superpuesto y otras sin él). Los filtros Reticare anulan la muerte de las células de la retina provocada por la luz. Además, la cantidad de luz que llega al ojo cuando se utiliza un Smartphone es siete veces mayor que cuando se utiliza un ordenador y los niños reciben tres veces más de luz que un adulto que utiliza el mismo dispositivo, por la menor distancia de uso.
Sánchez-Ramos ha recomendado leer en papel o en un e-book, que es luz reflejada y no emitida. También el empleo de filtros. Ha destacado que el uso de pantallas, entre siete y ocho horas, distribuidas a lo largo del día, en niños, es un “abuso”. “El ojo no está preparado para asumir tantas horas de luz. La mácula no termina de desarrollarse hasta los 48 meses de vida (4 años). Todo lo que sea disminuir en uso de horas en niños, es fundamental”, ha señalado. Ha añadido que son buenos los descansos. “No sólo usamos las pantallas para el trabajo, también para el ocio. La luz tiene que estar lo más unificada posible. El número de horas hay que limitarlo, hay que hacer descansos y tomar medidas preventivas”, ha comentado.
Preguntada por la protección que dan las lentes de contacto, Sánchez-Ramos ha respondido que todo lo que sea protegerse es magnífico. “Pero, la absorción que tienen las gafas es menor. La protección sobre la pantalla va a hacer que la emisión sea mucho menor. Las gafas son un suplemento. Estamos de acuerdo en que se protejan los ojos lo más posible”, ha matizado. Reticare tiene gafas incluso de cero dioptrías de protección. La profesora universitaria ha sostenido que habrá que hacer más estudios para extrapolar estos datos a los humanos y que la muerte celular de la retina mencionada podría producir un daño en la mácula, lo que podría derivar en una ceguera central. O sea, una falta de visión central.
A la presentación han asistido Francisco Javier Pérez Trujillo, director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la UCM; Miriam Rabaneda Gudiel, directora general de Planificación, Investigación y Formación de la Comunidad de Madrid, y Nilo García Manchado, Global CEO de Reticare. Este último ha declarado que para ellos lo más importante es transmitir “esta necesidad de la protección”, que “es una ciencia muy nueva”, y ha insistido en que hay que utilizar productos que estén validados científicamente.
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