DEPORTE PAUTADO Y CONTROLADO
El ejercicio en cáncer de mama sigue sumando beneficios
La práctica de actividad física sigue aportando evidencias en oncología pero su receta debe ser pautada por un profesional. Geicam continúa investigando para mejorar su prescripción.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com | 26/02/2018 00:00
El Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama y la Asociación Española de Linfedema (AEL) han firmado un acuerdo de colaboración para realizar conjuntamente actividades de formación y divulgación sobre cáncer, linfedema, fisioterapia oncológica y ejercicio físico, como parte del proyecto Ejercicio Físico Oncológico del grupo. El objetivo, según Eva Carrasco, directora científica de Geicam, es que "cada vez haya más profesionales de ciencias de la Actividad Física y el Deporte y fisioterapeutas formados" y para ello planean continuar creando alianzas en este campo.
El mensaje clave es que el ejercicio físico debe ser pautado y controlado por un profesional para reducir los efectos secundarios de los tratamientos. "Cada paciente es un mundo en función de su organismo, del ejercicio que haya realizado en su vida, de los tratamientos que reciba y de su situación". Para mejorar el conocimiento, Geicam está organizando jornadas informativas para profesionales, cursos de verano en las universidades y, quizá, a la larga se plantearán diseñar un curso de experto o de máster. En cuanto al público general, ya hay en marcha varias actividades para concienciar sobre las bondades del ejercicio físico.
- En principio no hay ninguna contraindicación para el ejercicio en cáncer, pero es necesario su control y evaluación por un profesional
Evidencias hasta la fecha
Con cierta frecuencia los pacientes oncológicos sienten un cansancio extremo provocado por el tumor o por los tratamientos. "Creen que ese cansancio se quita reposando, pero no es así. De hecho, el ejercicio ayuda a mejorar esa fatiga crónica y la mejor opción es que lo realicen en la medida de sus posibilidades y de forma continua desde el diagnóstico".
Ya hay evidencia de que las mujeres que padecen un cáncer de mama y continúan haciendo ejercicio de forma regular tienen menos recidivas. En esta línea, el estudio Epigeicam, liderado por Marina Pollán, del Centro de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, y publicado en Gynecologic Oncology, ya demostró que las mujeres sedentarias tienen un 71 por ciento más riesgo de sufrir el tumor que las que no lo son, unos años después de asociar la adherencia a la "dieta mediterránea, con un 30 por ciento menos riesgo de cáncer de mama". Ahora a la misma muestra de 1.000 pacientes del grupo de intervención se les pasará de nuevo un cuestionario de calidad de vida, de dieta y de ejercicio para ver si tras el tumor han cambiado sus estilos de vida y la relación de estos con las recaídas. Este subestudio, denominado Health-Epigeicam, ha recibido una beca de la AECC.
Ya hay evidencia de que las mujeres que padecen un cáncer de mama y continúan haciendo ejercicio de forma regular tienen menos recidivas. En esta línea, el estudio Epigeicam, liderado por Marina Pollán, del Centro de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, y publicado en Gynecologic Oncology, ya demostró que las mujeres sedentarias tienen un 71 por ciento más riesgo de sufrir el tumor que las que no lo son, unos años después de asociar la adherencia a la "dieta mediterránea, con un 30 por ciento menos riesgo de cáncer de mama". Ahora a la misma muestra de 1.000 pacientes del grupo de intervención se les pasará de nuevo un cuestionario de calidad de vida, de dieta y de ejercicio para ver si tras el tumor han cambiado sus estilos de vida y la relación de estos con las recaídas. Este subestudio, denominado Health-Epigeicam, ha recibido una beca de la AECC.
Geicam también ha iniciado un estudio piloto en 60 pacientes luminales recién diagnosticadas en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. Este trabajo, denominado EFIK, se está financiando con campañas de fundraising, y en la maratón de Barcelona ya está en marcha Mi grano de arena, una iniciativa de crowdfunding para sufragarlo. En este trabajo se ha dividido de forma aleatoria a las mujeres en dos grupos para realizar ejercicio intenso o moderado con estiramientos desde el diagnóstico hasta el momento de la cirugía para observar si hay cambios en el tumor.
Según Carrasco, ya hay evidencias de que el ejercicio físico puede prevenir y evitar la recaídas en cáncer, "pero no sabemos cuáles son las causas y por qué esto ocurre a nivel tumoral". Las hipótesis apuntan a un fortalecimiento del sistema inmunitario, a una mejora de la capacidad cardiopulmonar, que ayudaría a la oxigenación y a enfrentarse mejor a los tratamientos y a procesos biológicos como que las células proliferen más lentamente. De ahí que el objetivo de EFIK sea observar el tumor y el microambiente.
Según Soraya Casla, coordinadora del grupo de Ejercicio Físico Oncológico de Geicam y de la supervisión y aplicación de protocolos de ejercicio en las pacientes de estudio, en EFIK -al tratarse de un objetivo biológico con un tiempo de intervención corto-, el trabajo físico es muy específico y se ha utilizado un protocolo validado en pacientes de pulmón con ejercicio cardiovascular de alta intensidad. "El programa debe aplicarse con una intensidad determinada; tenemos que ser muy finos con el control de prescripción de ejercicio". Para ello se mide la capacidad cardiovascular con una prueba de esfuerzo y se controla la frecuencia cardiaca con pulsómetro.
El primer paso de la intervención se ha aplicado con ejercicio en máquinas mientras se controla el pulso, la intensidad e inclinación, todo en función de la prueba de esfuerzo. "Posteriormente se hará un seguimiento de seis meses para observar cómo el ejercicio puede mejorar la calidad de vida o los efectos secundarios. Ahí se prescribirá ejercicio grupal con una parte cardiovascular -caminar o correr- y otra de fuerza y tonificación, empezando por movilidad con gomas, seguido de ejercicios con peso libre, y en tercer lugar, peso libre y autocargas para elevar la fuerza y prevenir la pérdida de masa muscular".
Si EFIK ofrece resultados positivos es probable que se extienda su aplicación a otros centros y se desarrolle un estudio a gran escala de disminución de recaídas.
Otro proyecto que saldrá adelante, pese a la necesidad de financiación, es Élite, con la participación de una atleta de alto rendimiento con un diagnóstico de cáncer de mama a los 26 años y en la que se analizará cómo se adapta su organismo al regresar al entrenamiento de alto nivel "y qué impacto puede tener la terapia hormonal". También está en perspectivaNeoexercise, un estudio de eficacia, según Carrasco, que contará con cerca de 300 pacientes luminales B, a las que se dividirá en dos grupos para realizar ejercicio intenso o moderado con estiramientos durante el tratamiento de quimioterapia y observar si en el grupo de ejercicio intenso se reduce el tumor más que en el otro. El futuro de la investigación en ejercicio físico se centrará en el músculo y en estudios básicos, sin olvidar la creación de unas guías de prescripción de ejercicio en el paciente oncológico.
Beneficios
- Fortalece el sistema inmunitario
- Mejora la calidad de vida
- Aumenta la supervivencia
- Apoya al corazón
- Ayuda a recuperar un peso saludable
- Disminuye la fatiga
Recomendaciones
- Es importante realizar ejercicio durante el tratamiento, adaptando la intensidad a las necesidades de cada etapa.
- Esto ayudará a mantener la independencia física y a mejorar tanto la capacidad cardiovascular como la calidad de vida del paciente.
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