El gran reto es controlar el dolor cuando es síntoma de una patología crónica
Marisa Carricondo, de la sección de enfermería en la Unidad del Dolor del Hospital Torrecárdenas en Almería, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO INTERACTIVO
Enrique G. Jordá | 23 - marzo - 2018 9:08 am
Desde el punto de vista de Enfermería, ¿cuáles son los principales objetivos que se persiguen en su unidad del dolor?
Controlar el dolor crónico y conseguir en lo posible que el paciente sea autosuficiente, ya que este es muy invalidante y lleva asociado siempre un desgaste psicológico importante, llegando en la mayoría de los casos incluso a la depresión, con lo cual se entra en un círculo vicioso del que es difícil salir.
En la actualidad, existen muchos medios para controlar el dolor, aunque no siempre se consigue en su totalidad, ya que dicho dolor es un síntoma de una patología crónica subyacente difícil de tratar. Por ejemplo, en una lumbalgia secundaria a una hernia discal, es posible que persista de forma intermitente si no se opera dicha hernia. Este es el gran reto de las unidades del dolor actuales.
¿Y los principales problemas?
Dolor oncológico, dolor crónico no oncológico, como fibromialgia, lumbalgias y síndromes miofasciales (dolores producidos por espasticidad muscular, que presentan la misma clínica que la lumbalgia), y dolor neuropático, por lesión central o periférica de un nervio.
¿Qué es lo más utilizado en su unidad para aliviar total o parcialmente el dolor?
- Medicación analgésica siguiendo la escala analgésica de la OMS: AINES y paracetamol en el primer escalón, opiáceos débiles tipo tramadol y codeína en el segundo escalón y opioides potentes tipo morfina, oxicodona, oxicodona/naloxona, fentanilo, hidromorfona, tapentadol, metadona y buprenorfina y tapentadol en el tercer escalón. También, se usa medicación coadyuvante para reforzar cualquiera de los escalones anteriores (antidepresivos, antiepilépticos, miorrelajantes, ketamina…), que complementan y hacen que disminuyan las dosis analgésicas.
- Tratamientos tópicos, como el parche de lidocaína 5% (Versatis) o parche de capsaicina 8% (Qutenza).
- Técnicas electroterápicas, que utilizan la electricidad para aliviar el dolor, tanto sola como el TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea), como ayudando a otras medicaciones para que atraviesen la piel de forma iónica, como la iontoforesis.
- Existe un cuarto escalón propio de estas unidades, que hace referencia a las técnicas invasivas cuando el resto de medidas farmacológicas resultan ineficaces o producen graves efectos secundarios en los pacientes, formado por bloqueos nerviosos para disminuir la transmisión de la sensación dolorosa, como bloqueos nerviosos periféricos o centrales (epidural o subaracnoideo), paravertebrales, simpáticos, intrarticulares. Técnicas de neuroestimulación, o técnicas de radiofrecuencia pulsada o térmica.
- El apoyo psicológico es fundamental, también, en todos los tratamientos crónicos, aunque en la actualidad no disponemos de él en la unidad.
¿Cree importante estimular el autocuidado de los pacientes?
Es el pilar fundamental. Una alimentación equilibrada, ejercicio físico diario adaptado a cada situación personal, una menta sana, evitando en lo posible el estrés, practicando hobbies y técnicas de autocontrol tipo pilates, yoga, etc., y una vida ordenada, en general, son elementos tan esenciales en el control del dolor como la medicación y el resto de técnicas utilizadas en las unidades del dolor.
¿En su unidad del dolor, atienden también el dolor infantil? ¿Cómo lo abordan?
Afortunadamente, solo en casos excepcionales. El tratamiento, en general, es el mismo, pero adaptando las dosis medicamentosas al peso de los niños. La mayoría de técnicas se pueden usar, aunque generalmente los casos que yo he presenciado se han controlado con medicación analgésica y no han precisado técnicas invasivas.
¿Los familiares cada vez se integran más en la educación para la salud? ¿Cómo se podría mejorar?
Creo que en el sector de la población más joven, dado el culto al cuerpo existente en la actualidad, este patrón del autocuidado en general ha cambiado y es más fácil potenciar su implicación. En cambio, la población de más edad se implica más en el cumplimiento de los tratamientos farmacológicos; está más instaurada la cultura de la pastilla y la actitud un tanto pasiva a la hora del autocuidado, dan muchas cosas por imposibles, como perder peso, hacer yoga o pilates, lo que hace que ni siquiera lo intenten. Es labor de la Enfermería cambiar este concepto. Por el contrario, los mayores tienen más arraigado el concepto de cuidadores y esto habría que potenciarlo en los jóvenes, ya que en la actualidad cada vez existen más ancianos que viven solos sin ninguna supervisión familiar, porque nos arrastra un mundo laboral y una vida social muy intensa y cómoda que deja relegado el rol de cuidador a un segundo plano, lo cual es realmente lamentable.
¿Desde su punto de vista qué papel está efectuando la Enfermería en las unidades del dolor? ¿Cómo estima su formación?
El papel de la Enfermería es fundamental para el funcionamiento dentro del organigrama general, ya que aporta estabilidad en el servicio en general. Somos un personal muy versátil que nos adaptamos a todo, la colaboración con el médico en las técnicas invasivas es crucial, velamos por la esterilidad de los procesos y el mantenimiento de materiales para garantizar unos cuidados de calidad, tenemos autonomía en varios campos como las técnicas electroterápicas, el relleno de bombas intratecales o la medicación tópica, una labor administrativa inmensa, pero, sobre todo, somos la figura principal en la educación para la salud en todo lo descrito anteriormente: los que aclaramos las dudas de la medicación y buscamos mil fórmulas para favorecer la adhesión al régimen terapéutico, los que hacemos de psicólogos, y somos el referente, en general, aportando cercanía.
La formación actualizada es obligatoria y esencial para poder ofrecer unos cuidados de calidad.
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