Miguel Ramudo. Barcelona | 20/06/2018 17:00
La investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos para el VIH siguen a un ritmo cada vez mayor. Para facilitar la puesta al día de los diferentes especialistas implicados en el manejo de los pacientes con VIH Gilead con el patrocinio científico del Grupo de Estudio del Sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciones y Microbiología (
Gesida) ha llevado a cabo en Barcelona una actualización práctica en esta enfermedad.
Josep Maria Llibre, del Hospital Germans Trias i Pujol, ha sido el encargado de impartir la segunda de las tres sesiones que componen el programa, en donde se combinan conferencias y ponencias con el estudio de casos clínicos que se discuten con los asistentes. "La infección por VIH ha ido cambiando continuamente desde que apareció hace más de treinta años. De ser una enfermedad mortal se ha convertido en algo crónico, y los pacientes bien tratados ya presentan una duración y calidad de vida similar a los de la población general", explica a Diario Médico.
Este incremento en la esperanza de vida está motivando que en los últimos años los especialistas se enfrenten con enfermedades a las que no estaban acostumbrados. "Todavía hay un debate muy encendido, con datos científicos contradictorios, sobre si presentar la infección por VIH implica un envejecimiento más acelerado. Lo que sí parece es que, aunque tengan la carga viral suprimida, presentan una inflamación persistente residual que puede hacer que tengan más riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y alguna otra enfermedad más propia del envejecimiento".
Mejoría en los tratamientos
Lo cierto es que en los últimos años los tratamientos se han refinado y los antirretrovirales actuales logran con una sola pastilla al día controlar la enfermedad. La adherencia en estos casos adquiere una relevancia más trascendente que en otras enfermedades. "El VIH es en cierto modo injusto: un paciente con diabetes, hipertensión o gota que por cualquier problema tenga un mal tratamiento durante unos meses, tendrá pocas repercusiones. En cambio, en los pacientes de VIH esto puede suponer desarrollar resistencias y limitar sus opciones de tratamiento de por vida".
Es por eso que el desarrollo de tratamientos de larga duración tenga una gran importancia y en los últimos años se está dedicando a ello un mayor esfuerzo. Conseguir que con una única inyección intramuscular el paciente pueda olvidarse durante dos meses de su tratamiento se vislumbra cercano en el horizonte. "En pacientes con enfermedades que no dan síntomas, como el colesterol, la hipertensión o el VIH crónico, el tener que tomarse una pastilla cada día les recuerda de algún modo que están enfermos. El no tener que hacerlo durante un par de meses les hace no sentir tanto que padecen una enfermedad crónica", comenta Josep Maria Llibre. Las inyecciones no son la única alternativa que se está desarrollando. También hay pastillas e incluso implantes subcutáneos.
Bloquear la transmisión
Mucho se ha investigado para conseguir una cura del VIH y hasta la fecha parece que la solución no está cercana. Sin embargo, para Llibre tan importante como lograr la erradicación de esta infección en un individuo es el conseguir bloquear su transmisión a nivel poblacional. "Sabemos que la gente que está con carga viral indetectable no transmite la infección. Por tanto, si fuéramos capaces de diagnosticar a todo el mundo y tratarlo, llegaríamos a bloquear la transmisión de esta enfermedad. Esto es algo que es posible, en lo que estamos trabajando y que vemos posible a corto plazo."
En este sentido y como una estrategia adecuada para controlar esta transmisión, Lluis considera que la profilaxis pre-exposición, más conocida como PrEP, es una opción que no solo es eficaz, sino también coste-efectiva. "Hay un montón de estudios hechos que demuestran su eficacia y que señalan el ahorro que supondría administrarlo a aquellos colectivos con más riesgo de contraer la infección que luego tratarlos una vez infectados. La propia OMS la recomienda para cualquier colectivo con un riesgo superior a un 2 por ciento al año. Pero en España aún no está aprobada y la verdad es que vamos con un poco de retraso, porque es de las pocas áreas de la medicina donde algo con datos científicos tan sólidos no se está implementando en la práctica".
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