INFRADIAGNOSTICADA
Uno de cada tres adultos sufre enfermedad del hígado graso no alcohólico
La esteatosis hepática no alcohólica es una enfermedad infradiagnosticada, que en sus fases más avanzadas desemboca en cirrosis y cáncer hepático, advierten los expertos.
Antoni Mixoy. Barcelona | 13/06/2018 13:13
Salvador Augustin, hepatólogo del Hospital Valle de Hebrón, en Barcelona. (DM)
El Hospital Valle de Hebrón de Barcelona ha organizado una jornada informativa, con motivo del primer Día Internacional del Hígado Graso, sobre la enfermedad del hígado graso no alcohólico (Ehgna), o esteatosis hepática no alcohólica, que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en este órgano. Se estima que afecta a uno de cada tres adultos europeos y a uno de cada diez niños y adolescentes. "Una prevalencia que no ha dejado de aumentar en los últimos años, hasta el punto que se ha convertido en la primera enfermedad hepática crónica en el mundo y en un problema de salud pública de primera magnitud", señala Salvador Augustin, hepatólogo de Valle de Hebrón y coordinador de la jornada.
El término Ehgna incluye todo el espectro de afecciones del hígado graso, desde la esteatosis aislada a la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) -en que a la acumulación de grasa en el hígado se le suma la inflamación y lesión de las células hepáticas- hasta llegar a la cirrosis y el carcinoma hepatocelular. De hecho, la Ehgna está considerada una "epidemia silenciosa", puesto que cursa de manera asintomática durante muchos años, también cuando provoca fibrosis (en torno al 20 por ciento de los pacientes) e incluso en las fases iniciales de cirrosis (3-5 por ciento), el estadio más avanzado de la fibrosis. Sin la alternativa de un trasplante, los casos más graves de cirrosis acaban en cáncer o muerte.
Augustin remarca que en Cataluña la Ehgna puede afectar al 35-36 por ciento de la población de más de 18 años, "y si pensamos en los enfermos de mayor riesgo, los obesos con diabetes, sabemos que el 10 por ciento, alrededor de 150.000 personas, tienen fibrosis o cirrosis no diagnosticadas".
De causa desconocida
Aunque se desconoce el motivo por el que unas personas acumulan grasa en el hígado y otras no, o por qué en unas progresa la enfermedad y en otras no, sí se sabe que los principales factores de riesgo son el sobrepeso o la obesidad, la diabetes y los componentes del síndrome metabólico. "Pero también sabemos que la mayoría de estas personas, afortunadamente, no desarrollan fibrosis. Probablemente la microbiota intestinal juega un papel condicionante, al igual que los factores genéticos", apunta Augustin. De hecho, ya se conocen dos variantes genéticas que multiplican por diez el riesgo de desarrollar fibrosis.
En cuanto al diagnóstico, que hasta hace poco era prácticamente de exclusión, el experto explica que "hoy disponemos de criterios claros para diagnosticar a partir de analíticas de sangre, con fórmulas sencillas a partir de parámetros como edad, elevación de transaminasas o plaquetas". Así se puede identificar a los pacientes sin una fibrosis relevante, en los que se aconseja seguimiento con controles cada 2-3 años. Los casos que despiertan sospecha son sometidos a pruebas de imagen, como el fibroscan, que permite diagnosticar el hígado graso y cuantificar la cantidad de grasa en el hígado y, sobre todo, la fibrosis. Si persiste la duda, se practica una biopsia.
Fármacos en desarrollo
A falta de tratamientos farmacológico específicos, el manejo terapéutico pasa por los cambios en el estilo de vida, llevando una dieta adecuada, realizando ejercicio físico y bajando el peso. No obstante, la Ehgna es hoy la prioridad de la investigación farmacológica en hepatología. Por ejemplo, en Valle de Hebrón tienen en marcha 8 ensayos clínicos con nuevas moléculas dirigidas a dianas terapéuticas novedosas, tanto de tipo antifibrótico como antiinflamatorio, y también con efectos más metabólicos (sensibilización a la insulina). "Por ahora, todas están siendo bien toleradas; comenzaremos a tener resultados de eficacia a finales de este año y esperamos que para 2019 o 2020 dispondremos de nuevos fármacos".
A la espera de estos avances, Augustin insiste en diferenciar la Ehgna del hígado graso causado por el consumo de alcohol, que es mucho menos frecuente. "Es muy necesario porque la Ehgna, como otras patologías hepáticas crónicas, esta estigmatizada. Muchos pacientes no dicen a nadie que la padecen porque la gente asocia cirrosis con alcoholismo. Y lo mismo ocurre con la hepatitis, que se relaciona con la drogadicción". Este experto señala que los hepatólogos son también responsables de estas confusiones, al no saber comunicar mejor el alcance y la trascendencia de estas enfermedades. "Por ejemplo, la mortalidad por cirrosis y hepatocarcinoma es la quinta causa de muerte en el mundo, por delante del cáncer de mama. Sin restarle a éste un ápice de importancia, está claro que de patología hepática se habla mucho menos".
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