sábado, 16 de octubre de 2010

CEGUERAS SOCIALES / La Gaceta - La deuda social con los no videntes

EDITORIAL
La deuda social con los no videntes
Sábado 16 de Octubre de 2010 |


El sentido es el proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de sensaciones y estímulos que se produce a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto o el tacto, o la situación de su propio cuerpo. Estos son fundamentales para la vida, pero puede ocurrir que, por un accidente o por una falla congénita, falte algunos de ellos. Una de las virtudes del hombre es que no suele darse por vencido ante la adversidad y muchos de los que sobrellevan una discapacidad han logrado integrarse a la sociedad y llevar un vida prácticamente normal.

Ayer se celebró el Día Internacional del Bastón Blanco. En 1980, los representantes de Instituciones y Organizaciones de todos los países integrantes de la Unión Mundial de Ciegos (UMC), se reunieron en París y establecieron esa fecha el objetivo de difundir la problemática de los no vidente, así como procurar la igualdad de oportunidades y la plena participación de personas con discapacidad.

En el año 2000, había en el mundo una población de alrededor de 50 millones de ciegos. Los especialistas coinciden en que aproximadamente el 80 % de los casos de ceguera son evitables y recuperables ya que en el 20 %, la afección puede ser prevenida y evitada, y en el 60 % de los ciegos el tratamiento resulta exitoso para devolver la visión perdida o gravemente disminuida. El 90 % de las personas ciegas vive en países subdesarrollados y la probabilidad de quedar ciego está relacionada con el grado de desarrollo económico y social. De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censos, son 395.000 los tucumanos afectados por la discapacidad si se tiene en cuenta el entorno familiar directo de la persona que padece el problema. Esta cifra representa el 30 % de la población provincial. Del total de los discapacitados tucumanos, aquellos con alteraciones visuales representan el 14,40 %. "Una persona que usa el bastón y se maneja sola por la calle, que sabe escribir en sistema Braille y que usa la tecnología para su beneficio (una computadora o un celular con lectora de pantalla) logra autonomía y más posibilidades de hallar trabajo. Sin embargo, el 75% está excluido, menos del 20% trabaja y pocos estudian. Por eso estamos en contra de la mendicidad. Un hombre necesita trabajar para recuperar su dignidad", dijo un no vidente que integra Asociación de Ciegos Tucumanos Integración "Helen Keller".

Esta dura realidad se complica aún más con las deudas urbanísticas con este sector de parte del Estado, de los profesionales del rubro de la construcción. Los no videntes se quejan con razón que las trampas de la ciudad atentan contra su humanidad: las veredas rotas o desparejas, las columnas del alumbrado público ubicadas en medio de la acera, los toldos a baja altura, las ramas bajas de los árboles, las motos o autos estacionados en las veredas, así como las mesas y sillas de los bares que no dejan espacio para circular. Esta situación es frecuente, por ejemplo, en la esquina de Las Piedras y Chacabuco, donde se han instalado varios bares y a la noche, la circulación peatonal es difícil. Se siguen construyendo edificios que no cuentan con rampas.

La ley nacional 24.314, referida a la accesibilidad de las personas con movilidad reducida al medio físico, promulgada en 1994, prácticamente no se aplica. La norma prescribe la prioridad de la supresión de barreras físicas en los ámbitos urbanos, arquitectónicos y del transporte que se realicen o en los existentes que remodelen o sustituyan en forma total o parcial sus elementos constitutivos. La sociedad está en deuda permanente no sólo con los ciegos, sino con los discapacitados en general. "Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven", escribió José Saramago.
La Gaceta - La deuda social con los no videntes
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