ESTÁ PRESENTE EN LAS ARTERIAS SANAS
ILK se puede convertir en una nueva diana en ateroesclerosis
Un estudio conjunto del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y de la Universidad de Alcalá de Henares ha descubierto que la cinasa ILK puede desempeñar un papel en el desarrollo de la ateroesclerosis. Los resultados se publican en Circulation Research.
C. Simón Vázquez | 25/01/2012 00:00
Manuel Rodríguez-Puyol, Beatriz Herranz, Susana Márquez, Marta Saura y Carlos Zaragoza. ()
Las integrinas ejercen un claro papel como mecanosensores del tipo de flujo en los vasos, y en relación a las mismas, la ILK (siglas inglesas de cinasa asociada a integrinas) tiene un claro efecto no sólo sobre las integrinas sino sobre el mantenimiento de la integridad estructural del vaso e incluso se le ha atribuido un papel significativo en el desarrollo cardiovascular.
Un estudio realizado de forma conjunta entre Marta Saura, Susana Márquez y Manuel Rodríguez-Puyol, de la Universidad de Alcalá de Henares, junto con Beatriz Herranz y Carlos Zaragoza, del CNIC, y que se publica en Circulation Research, ha puesto de manifiesto la especial relevancia de ILK en el mantenimiento de la función vascular y las consecuencias asociadas a su carencia tanto en modelos animales como en pacientes que han desarrollado ateroesclerosis de la carótida.
Así, el citado grupo ha descubierto cómo ILK se produce de forma regular en la pared de las arterias sanas pero está ausente en las ateroescleróticas. La relevancia funcional de este hallazgo se ha puesto de manifiesto mediante la generación de animales modificados genéticamente que carecen de ILK, sobre los cuales los investigadores han descubierto el papel que esta proteína tiene para la normal contracción y relajación de las arterias, desvelando a nivel molecular la cascada de interacciones que esta proteína lleva a cabo para ejercer dicha función, y en especial el efecto deletéreo que sobre el vaso conlleva su carencia en regiones específicas del mismo, tal y como sucede en pacientes ateroescleróticos.
Gracias a estos datos, los dos grupos de investigación siguen trabajando de forma conjunta en la búsqueda de nuevas estrategias que implican a esta molécula en el tratamiento y en la prevención de la ateroesclerosis.
Posibles implicaciones
Según Carlos Zaragoza, la implicación de ILK en la clínica se presenta en tres líneas. Por un lado, es una diana que controla el tono vascular, ya que regula la producción del vasodilatador por excelencia: el óxido nítrico. Es una clara diana para el tratamiento de la hipertensión arterial. En segundo lugar, al desaparecer del endotelio en ateroesclerosis, se relaciona directamente con disfunción endotelial; así, cuando se restaura la función endotelial a través de esta diana se puede obtener una herramienta clave para prevenir la formación de placa de ateroma en pacientes de riesgo. En último lugar, "llevamos a cabo una investigación enfocada al posible uso de ILK como diana molecular en la inhibición de la ruptura de la placa de ateroma, mecanismo que puede contribuir de forma significativa a inhibir enfermedades cardiovasculares derivadas de la inestabilidad de placa, como el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares".
(Cir Res; DOI: 10.1161/ circresaha.111.253948).
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