lunes, 9 de diciembre de 2013

La hidratación no es sólo cuestión de sed sino de cognición - DiarioMedico.com

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I Congreso Internacional de Hidratación

La hidratación no es sólo cuestión de sed sino de cognición

Los efectos perjudiciales de la deshidratación se han analizado en Madrid en un congreso internacional.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com   |  09/12/2013 00:00



"El agua es un nutriente más. Debemos profundizar hasta qué punto la hidratación es importante para prevenir enfermedades y para ello necesitamos biomarcadores más precisos", ha dicho Ángel Gil, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada, durante el I Congreso Internacional y III Nacional de Hidratación, celebrado en Madrid.

La European Food Safety Authority (EFSA) recomienda la ingesta diaria de dos litros y medio para los hombres y dos litros para las mujeres, aunque estas cantidades varían a lo largo de la vida, y en función de la temperatura externa y la actividad. Porcentajes pequeños de deshidratación suponen alteraciones cognitivas, psicomotrices e incluso un aumento de accidentes laborales. "La mujer es más vulnerable a la deshidratación, sobre todo según envejece",ha dicho Ana Adán, del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona.

El elemento regulador de la hidratación por excelencia es la sed, mecanismo especial para controlar la homeostasis. La lactancia materna asegura una correcta hidratación y las necesidades son mayores en inmaduros, según Gil. En la infancia y en ancianos es importante ofrecerles agua de forma frecuente. "La población anciana va perdiendo la sensación de sed. Los estudios epidemiológicos recomiendan vigilancia porque una buena hidratación mejora el comportamiento, las capacidades cognitivas y el estado afectivo".


Función cognitiva
Pese a que aún hay poca literatura, "la evidencia muestra que a partir de un 2 por ciento de deshidratación las tareas simples de atención -sobre todo de motricidad- están afectadas", ha explicado Adán a DM.
Según Lluis Serra-Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la privación de bebida durante la noche, sumada al hábito incorrecto de no desayunar, conlleva una reducción en las habilidades cognitivas y psicomotoras, y la aparición de cefaleas, al producir un uno por ciento de deshidratación.

Otros estudios con resonancia magnética en adultos y jóvenes han observado que el nivel de actividad cerebral es superior al ejecutar tareas complejas en deshidratación. "El cerebro compensa la situación y se consumen más recursos. Además, se producen cambios anatómicos recuperables, como un volumen superior de los ventrículos laterales, en detrimento de un menor volumen cortical", dice Adán. Para paliar la situación, "el agua es un rehidratante universal, pero una bebida con glucosa -en población sana e hidratada-, ayuda a rendir con menor actividad en tareas complejas; con cafeína se obtiene un patrón similar".

En niños los efectos de la deshidratación parecen ser similares, según ha explicado a DM David Benton, del Departamento de Psicología de la Universidad Swansea, en Gales. "Hemos realizado estudios en niños de entre 8 y 9 años, a los que les dábamos unos días bebidas en la escuela y otros días no. La capacidad de concentración fue mejor en los días en los que podían beber. Por otro lado, en jóvenes adultos con un estado ligeramente deshidratado, los que perdían menos líquido tenían mejor memoria y ánimo".


Hidratación y ejercicio
Ricardo Mora, jefe del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha explicado a DM dos estudios en los que su equipo ha manipulado de forma no invasiva el volumen de agua en sangre para observar cómo afecta la deshidratación al sistema cardiovascular no sólo en atletas de élite, sino también aplicable a las labores de bomberos, militares y trabajadores de cadenas de montaje.

El primer trabajo, publicado en Transfusion, establece que "la práctica de ejercicio dos horas después de la donación de sangre altera las respuestas cardiovasculares y termorreguladoras, produciendo hipertermia, una reducción del volumen sistólico y un aumento de las pulsaciones, que desaparecen tras 48 horas".

Asimismo, otro estudio de Mora, publicado en Scandinavian Journal of Sports, establece que la ingesta de sal y agua previa al ejercicio intenso en individuos sanos podría producir un mayor rendimiento y un volumen plasmático mayor previo y durante el ejercicio en condiciones de calor. "No se observaron grandes efectos en la termorregulación pero sí cardiovasculares. No obstante, la ingesta de sal no puede recomendarse a todo el mundo, y menos a la población de entre 40 ó 50 años, en la que la hipertensión es más común".

Consecuencias de la deshidratación

  • Reduce la memoria a corto plazo
  • Disminuye el rendimiento físico
  • Afecta a varias actividades intelectuales (de atención, psicomotoras...)
  • Puede inducir dolores de cabeza y causar fatiga

La deshidratación es una causa añadida en cefaleas

"Existen varios estudios epidemiológicos que relacionan la privación de líquidos con las cefaleas", ha apuntado Lluis Serra-Majem, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a propósito de su intervención en el congreso de Hidratación, celebrado en Madrid.

Serra-Majem ha realizado una revisión exhaustiva de los estudios relativos a esta asociación desde la perspectiva de la hidratación más que desde la neurología. "Los estudios dedicados al ayuno, concretamente en el Yom Kipur y en el Ramadán, muestran que cuando la restricción es sólo de alimentos la incidencia de cefaleas es menor y cuando se restan también los líquidos puede llegar hasta el 80 por ciento en algunas mujeres con antecedentes de cefaleas", ha comentado a DM.

En otros trabajos, son los pacientes los que consideran "muy importante la ingesta de líquidos, y cuando dejan de beber, tienen miedo a sufrir un episodio de migraña o de cefalea". En otros estudios, la reducción de medio litro diario eleva entre un 40 y un 60 por ciento el riesgo de cefaleas, y produce alteraciones en la atención, mientras que en pacientes con cefalea habitual a los que se les suplementa con un litro de líquido se reduce el número de episodios, su intensidad y duración.

Sierra-Majem apunta que podría recomendarse en el marco asistencial aumentar la ingesta de líquidos "para mejorar la respuesta al tratamiento y evitar algunos casos".

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