lunes, 16 de abril de 2012

"Conocerse es más difícil que aprender inglés" - DiarioMedico.com

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Fernando Sarráis

"Conocerse es más difícil que aprender inglés"

Fernando Sarráis piensa que una persona que ha sufrido mucho y está amargada no es muy admirable, al contrario que una que sufre y lo lleva bien, y se fortalece por dentro.
Clara Simón Vázquez   |  16/04/2012 00:00


Fernando Sarráis
Fernando Sarráis, psiquiatra de la Clínica Universidad de Navarra. (DM)

Fernando Sarráis, psiquiatra de la Clínica Universidad de Navarra, acaba de publicar un libro -Análisis psicológico del hombre en la Colección Astrolabio Salud de Ediciones Eunsa- sobre el análisis psicológico del hombre, en el que dice que vivimos en una sociedad hipertrofiada con el culto a la imagen, pero atrofiada en su interés por la persona interior, que es el factor principal de la felicidad.
  • Ante una situación de crisis, tener una actitud de lucha, de reto personal por defender la paz y la alegría interior, es un buen escudo defensivo
¿Es necesario saber quién es uno para ser feliz?
-Para ser feliz, y no sólo sentirse bien o no sentirse mal, es necesario ser libres y buenos. La libertad pertenece a la voluntad y la bondad de cada actuación la conocemos por un juicio de la razón. Si una persona no se conoce, y, por tanto, no sabe qué es lo bueno para él en cada momento de su vida y si actúa libremente o por impulso de su afectividad, no sabrá si va por el camino que conduce a la felicidad o por el de la frustración, insatisfacción y depresión crónica. Algunas personas creen que van por el buen camino porque hacen lo que hacen los demás de su entorno o porque sienten emociones placenteras, confundiendo el placer con la felicidad, y como las emociones atraen mucho la atención, no se dan cuenta del vacío interior que van desarrollando.

¿Hay alguna receta sencilla para ser feliz?
-No. Lo sencillo es para lo fácil y lo simple. Conocerse es más difícil que aprender inglés. Ser dueño de uno mismo y no ser esclavo o adicto a los reclamos externos que nos producen emociones y sensaciones agradables requiere una lucha diaria y es más difícil que ponerse en forma física. Ser feliz, que es hacer lo que debo porque me da la gana, requiere capacidad de sacrificio, que no es lo mismo que decir porque me apetece.

¿Se puede enseñar a ser feliz?-Sí. Pero para enseñar algo hay que saber: nadie da lo que no tiene. Y hoy día hay pocos expertos en este arte de ser feliz. En cambio, hay muchos en triunfar en la vida: en el trabajo, en las relaciones sociales, en el deporte. Como el éxito produce cierta euforia, que es una emoción positiva intensa, se piensa que eso es la felicidad, y algunas personas acaban siendo esclavas de la necesidad de éxito. Como sólo uno triunfa y los demás pierden, el mundo está lleno de fracasados y, por lo tanto, de infelices. Cuando sí sabemos poner buena cara al mal tiempo podemos convertir los fracasos exteriores en triunfos interiores.

¿Se puede reconducir a una persona para que alcance la felicidad?
-Se puede y se debe, pues estamos en este mundo para ser felices, y nunca es tarde si la dicha es buena. El problema principal es que no basta enseñar; es más importante aprender y para ello se necesita la motivación de hacerlo. En nuestra sociedad no se fomenta mucho el esfuerzo, pues domina el disfrute a corto plazo. La vida de cualquier persona es dura y difícil. Durante años se ha insistido en lograr una sociedad del bienestar, que la gente ha interpretado sin sufrimientos, y se ha abandonado el entrenamiento diario en sufrir, y sufrir con buena cara. Como consecuencia, estamos menos preparados para pelear por ser felices cuando se sufre, cosa que, por lo menos, ocurre la mitad de nuestra vida, y algunas personas acaban amargadas al sufrir o ver sufrir a los suyos.

¿La crisis está empeorando la situación o por el contrario ayuda a mirar más a los demás que a nosotros mismos...?
-Mucha gente está especulando sobre los efectos de esta crisis en el bienestar psíquico, pero es difícil de prever qué ocurrirá dentro de cada individuo. Lo importante es la actitud psíquica con la que nos enfrentemos a los sufrimientos que vamos a pasar por las dificultades personales y al ver el sufrimiento de los que nos rodean. Una actitud de lucha, de reto personal por defender la paz y la alegría interior es un buen escudo defensivo. Esta actitud depende de la que tengan los líderes de la sociedad, que tienen la misión de crear una conciencia colectiva que fomente la tolerancia a la frustración.

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