como GARANTIZAR LA SATISFACCIÓN CON LA VIDA
Pensar en positivo y resiliencia, dos protectores de la felicidad
La felicidad es un estado de ánimo intangible que no puede medirse pero que debe preservarse. Los expertos reunidos en el II Congreso Internacional de la Felicidad, celebrado en Madrid, han propuesto algunos mecanismos de protección psicológica para ser más felices.
Isabel Gallardo Ponce | 11/04/2012 00:00
"La felicidad es un estado de ánimo que suele ir acompañado del pensamiento de que la vida merece la pena". Así ha definido esta sensación Luis Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, durante el II Congreso Internacional de la Felicidad, del Instituto Coca-Cola de la Felicidad, celebrado en Madrid. "La selección natural elige las cualidades que nos ayudan a sobrevivir.
Si la humanidad pensara que vivir no merece la pena, desaparecería", ha explicado Rojas Marcos, para quien la felicidad viene dada por la genética individual, ya que el hombre nace con el potencial de ser feliz.
Mario Alonso Puig, cirujano y científico de la Universidad de Harvard, se ha referido a la felicidad como un misterio que mantiene a la humanidad en una búsqueda constante. "Ser feliz es un reto para el hombre porque hay que superar muchas barreras dentro de uno mismo para experimentarlo. El egoísmo a veces nos hace pensar que tener es lo mismo que ser. La felicidad no está en el dominio de lo material sino en el que trasciende, en lo espiritual, lo cual no quiere decir que ambos no estén conectados. La felicidad tiene que ser capaz de ayudarnos a encontrar un sentido a la vida cuando no existe el bienestar subjetivo, en los momentos más difíciles de nuestra existencia". Según Alonso, la fórmula para hacerlo es contribuir a la felicidad de los demás dejando atrás el individualismo y aprendiendo a respetar a los demás y a ofrecer una palabra de consuelo.
Mecanismos protectores
Aunque la felicidad no se puede medir, sí se puede preservar con una serie de mecanismos psicológicos que ayudan a proteger la satisfacción con la vida. Según Rojas Marcos, uno de ellos es hablar, en alto y solo o con los demás: "Es bueno para la mente porque al codificar los sentimientos en palabras éstos pierden intensidad emocional. Cuando se trata de verbalizar el miedo o las preocupaciones, hablar es un protector". Igual de importantes son las conexiones afectivas con otras personas y el ejercicio regular, que, además de ayudar a prevenir patologías, produce bienestar al estimular la producción de endorfinas.
La adaptación al cambio inevitable es otro mecanismo en el que es esencial la resiliencia. Según Alonso, "es un término que proviene de la metalurgia y que se refiere a la resistencia de un metal a ser deformado. El equilibrio y la serenidad nos ayudan a que las adversidades nos doblen pero no nos tumben. Por eso trabajar la resiliencia es en sí mismo un reto", al igual que la felicidad. Rojas Marcos ha apuntado que un estudio realizado en Estados Unidos para averiguar por qué en unos estados moría más gente tras un tornado que en otros, observó que la mortalidad era más alta cuando las personas no tomaban el control y esperaban a ver qué ocurría en lugar de actuar para minimizar el impacto. Lo mismo se podría aplicar a la vida diaria.
Además, el pensamiento positivo, que permite ver el futuro con esperanza, es un buen protector. "Por eso la depresión es una enfermedad tan terrible, porque nos roba la esperanza. También la forma en que recordamos el pasado es muy útil porque si nos enfrentamos a un reto recordamos los que ya hemos superado", ha dicho Rojas Marcos. Además es importante contar con un estilo explicativo de las situaciones positivo, una autoestima basada en valores sociales, una diversificación de las parcelas de la vida, y el sentido del humor. "Ver las situaciones con sus contradicciones y disonancias desde otra perspectiva" puede provocar la risa.
Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, se ha referido a la felicidad en tres aspectos fundamentales: uno que incluiría las fortalezas, las competencias, las libertades y el funcionamiento del individuo; otro, el bienestar emocional, que incluiría la emoción y la satisfacción vital; y, por último, el bienestar social. Según él, "sentirnos bien está muy ligado a nuestra salud psicológica. Al hablar de la felicidad de la población debemos observar las patologías psiquiátricas y priorizar las intervenciones y la prevención de problemas de salud mental, que no son escasos".
Mecanismos protectores
Aunque la felicidad no se puede medir, sí se puede preservar con una serie de mecanismos psicológicos que ayudan a proteger la satisfacción con la vida. Según Rojas Marcos, uno de ellos es hablar, en alto y solo o con los demás: "Es bueno para la mente porque al codificar los sentimientos en palabras éstos pierden intensidad emocional. Cuando se trata de verbalizar el miedo o las preocupaciones, hablar es un protector". Igual de importantes son las conexiones afectivas con otras personas y el ejercicio regular, que, además de ayudar a prevenir patologías, produce bienestar al estimular la producción de endorfinas.
La adaptación al cambio inevitable es otro mecanismo en el que es esencial la resiliencia. Según Alonso, "es un término que proviene de la metalurgia y que se refiere a la resistencia de un metal a ser deformado. El equilibrio y la serenidad nos ayudan a que las adversidades nos doblen pero no nos tumben. Por eso trabajar la resiliencia es en sí mismo un reto", al igual que la felicidad. Rojas Marcos ha apuntado que un estudio realizado en Estados Unidos para averiguar por qué en unos estados moría más gente tras un tornado que en otros, observó que la mortalidad era más alta cuando las personas no tomaban el control y esperaban a ver qué ocurría en lugar de actuar para minimizar el impacto. Lo mismo se podría aplicar a la vida diaria.
Además, el pensamiento positivo, que permite ver el futuro con esperanza, es un buen protector. "Por eso la depresión es una enfermedad tan terrible, porque nos roba la esperanza. También la forma en que recordamos el pasado es muy útil porque si nos enfrentamos a un reto recordamos los que ya hemos superado", ha dicho Rojas Marcos. Además es importante contar con un estilo explicativo de las situaciones positivo, una autoestima basada en valores sociales, una diversificación de las parcelas de la vida, y el sentido del humor. "Ver las situaciones con sus contradicciones y disonancias desde otra perspectiva" puede provocar la risa.
Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, se ha referido a la felicidad en tres aspectos fundamentales: uno que incluiría las fortalezas, las competencias, las libertades y el funcionamiento del individuo; otro, el bienestar emocional, que incluiría la emoción y la satisfacción vital; y, por último, el bienestar social. Según él, "sentirnos bien está muy ligado a nuestra salud psicológica. Al hablar de la felicidad de la población debemos observar las patologías psiquiátricas y priorizar las intervenciones y la prevención de problemas de salud mental, que no son escasos".
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