ESTUDIO EN DELFINES OFRECE POSIBLES PISTAS PARA PREVENIR LA DIABETES
La grasa saturada y el colesterol suelen estar asociados al desarrollo de diabetes en humanos, pero un reciente estudio sugiere otra cosa: que es posible que ayuden a prevenir la aparición de la enfermedad. Científicos de la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos (NMMF, por sus siglas en inglés) descubrieron que los delfines y los seres humanos no solo tienen en común el tamaño de su cerebro y ciertas tendencias sociales. También comparten síntomas de algunas enfermedades influenciadas por lo que comemos, como la diabetes, por lo que su dieta podría contribuir a prevenir este tipo de afecciones.
Por ello exploraron su dieta -midieron el contenido de ácidos grasos en 49 delfines- y encontraron que era rica en ácido margárico (un tipo de grasa saturada presente en algunos pescados y también en lácteos ricos en grasa) tenía un beneficio positivo en el metabolismo de los delfines mulares o de nariz de botella (Tursiops truncatus) e influían en el síndrome metabólico, al que también se le conoce como prediabetes.
La líder del proyecto, Stephanie Venn-Watson, dijo en entrevista con Univision Noticias que “los delfines con altos niveles de la grasa saturada en su sangre tenían niveles de insulina más bajos". Las muestras sanguíneas se obtuvieron de delfines protegidos que habitan en la bahía de San Diego, California, y de delfines silvestres en la bahía de Sarasota, Florida.
En los humanos el síndrome metabólico se presenta con un conjunto de síntomas que incluyen presión arterial elevada, altos niveles de insulina, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles de colesterol anormales. De no tratarse a tiempo, estos padecimientos pueden desarrollar afecciones aún más serias como la diabetes tipo 2 o la enfermedad cardiovascular.
Análisis de las muestras también demostraron que los delfines protegidos tenían niveles elevados de insulina, triglicéridos y ferritina, comparados con los de la población silvestre. Estas diferencias dirigieron a Venn-Watson y a su equipo directamente hacia la fuente de la dieta de los delfines: los peces. Cuando cuantificaron el contenido de ácido graso, observaron que las concentraciones de C17:0 variaban considerablemente.
Para determinar los efectos de una dieta rica en ácido margárico, seis delfines fueron alimentados con peces ricos en esta grasa saturada durante seis meses. Los investigadores notaron que los niveles de triglicéridos, ferritina, glucosa e insulina, volvieron a sus estándares normales.
“Nos sorprendió hallar que una grasa saturada era una de los indicadores más importantes de un metabolismo más saludable,” explicó Venn-Watson. Los científicos luego dejaron la bahía y se dirigieron al supermercado para calcular la cantidad de ácido margárico en la comida.
Se enfocaron en los productos lácteos y encontraron grandes discrepancias. Por ejemplo, la mantequilla tuvo más de seis veces la cantidad de C17:0 comparado con la leche entera, mientras que productos sin grasa o bajos en grasa tenían muy poco o nada.
Estos resultados surgen en un momento en que se producen cambios en las recomendaciones de la ingesta de grasa en la dieta. El Comité Asesor de Guías Alimentarias, que ayuda a establecer los estándares de nutrición para Estados Unidos, recientemente flexibilizó previas restricciones de la grasa en la dieta y no impuso un límite diario de su consumo.
Pero la población de EU consume más del nivel recomendado de grasa saturada según la junta. De acuerdo con Venn-Watson, “ciertamente no le he recomendado a la gente que coma barras de mantequilla”, puesto que contiene grasas saturadas buenas y malas. Sin embargo, sus investigaciones en delfines sugieren que algunas grasas saturadas quizás tienen efectos beneficiosos. No obstante, se necesita estudiar mucho más para conocer si estos beneficios también aplican a las personas.
El próximo paso para Venn-Watson es llevar a cabo una investigación en humanos, ya que 86 millones de personas en EU padecen del síndrome metabólico. NMMF actualmente busca colaboraciones con hospitales de niños locales y nacionales para medir los niveles de C17:0 en los pequeños con esta afección.
Fuente: Joyce Pieretti / Univision
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