Hipertensión Arterial: el rol de las bacterias del intestino
La Dra. Carol Kotliar, cardióloga del Hospital Austral, explica la relación entre la microbiota intestinal y la presión arterial. Conocé cuáles son los factores internos y externos que contribuyen a su biodiversidad.
Mañana 17 de mayo es el Día Mundial de la Hipertensión Arterial (HTA), fecha que todos los años se toma como estandarte a la hora de transmitir un mensaje que contribuya a la prevención de esta condición. Un cuarto de la población mundial padece esta enfermedad y es una de las principales causas de muerte cardiovascular.
En el Congreso Argentino de HTA, realizado en Mendoza, fue descripto el rol de la microbiota –conjunto de todas las bacterias que habitan en el intestino- por parte de la Dra. Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral.
“Tenemos 3 trillones de bacterias en nuestro intestino, de las cuales un tercio es similar entre todas las personas, pero otros dos tercios varían generándose combinaciones únicas que identifican a cada individuo. La microbiota de cada uno se puede conocer por muestras de la boca (saliva, mucosa bucal), o por la materia fecal”, explicó la especialista.
Kotliar, quien durante el Congreso participó de una charla con el experto sueco Dr. Peter Nilsson, ex presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión Arterial (ESH), aseguró que “mientras mayor diversidad tengamos, más saludables estamos; en tanto que cuando la diversidad es menor, más crece el riesgo de padecer enfermedades inmunológicas, infecciosas e inflamatorias”.
“La arterioesclerosis o pérdida de elasticidad arterial, así como el aumento de la presión arterial se han asociado a la reducción de esta diversidad en estudios clínicos. Esto quiere decir que no somos sólamente ‘portadores’ de bacterias sino que ellas –que son un universo vivo dentro de nuestro cuerpo- participan de nuestra salud activamente; y probablemente el saber mantener la flora adecuada es uno de los secretos más relevantes de los últimos tiempos”, afirmó Kotliar.
La especialista explicó que ya se identificaron “alimentos que promueven una microbiota saludable y nos protegen” y agregó que el “el rol de la microbiota impresiona porque contiene, en nuestro tubo digestivo, más genes que los que se conocen considerando todo el cuerpo humano”. En este sentido, las cifras son determinantes: la microbiota intestinal pesa 2 kilos en un adulto de 1,70 metros de altura y 75 kilos de peso.
“Y lo más llamativo es que su acción es equiparable a la de un órgano con funciones endocrinas e inflamatorias. El daño o desequilibrio se llama disbiosis o disbacteriosis y se asocia al desarrollo de diabetes, enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y neoplasias”, confirmó la Dra. Kotliar.
“CONGÉNITAS” Y ADQUIRIDAS
La microbiota intestinal es el ecosistema microbiano del intestino, e incluye especies nativas que colonizan el tracto gastrointestinal para siempre, así como también un grupo variable de microorganismos vivos que se detectan por períodos.
Las bacterias nativas se adquieren al nacer y durante el primer año de vida, mientras que las bacterias en tránsito se incorporan a través de los alimentos, bebidas u otras fuentes.
Los seres humanos necesitan que la composición de esta microbiota mantenga su biodiversidad. La Dra. Kotliar explicó cuáles son las evidencias acerca de los alimentos y el estilo de vida que influyen favorablemente en la microbiota para reducir o prevenir la HTA.
El estilo de vida es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. La gimnasia, por ejemplo, impacta sobre la las bacterias intestinales como reguladores de la inflamación y la inmunidad. Además, los productos lácteos reducen la presión arterial. Sin embargo, no puede distinguirse todavía si se trata de un beneficio directo de la ingesta de este tipo de alimentos o de los minerales adicionales que frecuentemente están en su formulación como potasio, magnesio, fosforo y calcio.
Mucho se ha dicho acerca del rol del vino tinto en la salud cardiovascular, y es en este contexto de su rol sobre la flora bacteriana donde existen evidencias acerca de uno de sus posibles mecanismos de beneficio. La American Heart Association señala: “si se consumen bebidas alcohólicas, la cantidad no debe superar 15 gramos de alcohol para las mujeres y 30 para los hombres, lo que equivale a una o menos bebidas por día para las mujeres y dos o menos bebidas por día para los hombres.
El estrés modifica también muy fuertemente la microbiota. Por eso, es conocida la aceleración del tránsito intestinal con diarreas asociadas a momentos de estrés como exámenes o situaciones de trabajo.
Los medicamentos como laxantes, colagogos (para el hígado), antiácidos o antibióticos actúan modificando la microbiota -con el riesgo de modificar la diversidad favorable o desfavorablemente-, por lo que no deben usarse libremente sino solo bajo control e indicación médica.
En cuanto a las carnes o vegetales, uno de los metabolitos de la acción de bacterias sobre el procesamiento de carnes en el organismo es el trimetilamina-N-óxido (TMAO) que puede ser dosado en sangre periférica. En las carnes rojas especialmente se encuentra la L-carnitina y, a mayor consumo, mayor nivel de TMAO.
En un estudio realizado por el equipo de investigadores del Hospital, a publicarse en breve, se halló que los patrones de alimentación se asocian a la salud arterial. Entre los resultados, se obtuvo que el consumo de semillas está vinculado a modelos de mayor salud arterial en los países que las consumen con mayor frecuencia.
Además, la ingesta de soja modifica la microbiota a través del metabolito Equol, que es derivado de los microbios intestinales después de la ingesta. Su principal acción en la salud cardiovascular estaría vinculada a la reducción de la rigidez vascular.
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