EMPEZARÁ A FUNCIONAR A FINALES DE AÑO
En marcha el Registro Nacional de dislipemia aterogénica
En el marco de la reunión anual del Grupo de Trabajo de dislipemia aterogénica (DA) realizada por la Sociedad Española de Arterioesclerosis, se han tratado de identificar los principales factores que impiden el abordaje de la enfermedad, entre los que el estilo de vida actual, la obesidad en auge, la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico serían los principales factores nocivos.
Carla Nieto. Madrid | 02/10/2017 09:00
De pie: Juan F. Ascaso (Hospital Clínico de Valencia), Antonio Hernández-Mijares (Hospital Doctor Peset, de Valencia) y Juan Carlos Pedro-Botet (Hospital del Mar, de Barcelona). Sentados: Jesús Millán (Hospital Gregorio Marañón, de Madrid) y Xavier Pintó (Sociedad Española de Arteriosclerosis, SEA), tras la reunión organizada por Mylan. (Mauricio Skrycky)
El estilo de vida actual, por un lado, y el contexto de obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico (SM), por otro, son los dos grandes enemigos en el abordaje de la dislipemia aterogénica (DA). Esta es una de las principales conclusiones extraídas de la reunión anual del Grupo de Trabajo de DA de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), organizada por Mylan. Tal y como explica Xavier Pintó, presidente de la SEA, ambas situaciones están íntimamente relacionadas entre sí, "ya que nos enfrentamos al problema que supone la gran disponibilidad de alimentos ricos en azúcares y grasas, que se consumen con mucha facilidad (requieren muy poco trabajo, incluso de masticación), aportando una gran carga energética al organismo. A ello hay que unir numerosas trabas para la práctica regular de actividad física; estamos en un entorno en el que cada vez hay más ascensores, escaleras mecánicas, etc., lo que pone complicado acabar con el sedentarismo, sobre todo en personas de más edad". En su opinión, y como consecuencia de lo anterior, "es muy difícil que disminuya la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares, porque, si bien hay una mejor asistencia médica y un mayor control de factores como la HTA, se sigue registrando cierto incremento de la prevalencia de las condiciones implicadas en el SM".
Para Pintó, uno de los retos para plantar cara a esta situación es conseguir que la industria mejore la calidad de los alimentos: "Un punto clave sería ir reduciendo la cantidad de azúcares, sobre todo los añadidos y, también, lograr que los responsables adopten medidas que promuevan y faciliten la práctica de ejercicio físico", añade.
Cambiar hábitos de vida
En este sentido, Antonio Hernández-Mijares, jefe de la Sección de Endocrinología del Hospital Doctor Peset, de Valencia, destaca que, teniendo en cuenta que el paciente de DA se encuentra entre la quinta y la sexta década de la vida, cambiar sus hábitos es algo realmente complejo. "Las características de la DA son un aumento de los triglicéridos y un descenso del colesterol HDL relacionados con un estilo de vida en el que la alimentación hipercalórica rica en grasas saturadas y la falta de actividad física son constantes. En estos pacientes, mientras la restricción calórica con dietas adecuadas resulta más fácil de conseguir, la programación de un ejercicio físico mantenido y continuado es algo mucho más complicado".
- Los expertos se siguen enfrentando a un panorama de pacientes que están infradiagnosticados e infratratados
Estos factores influyen en el hecho de que la DA siga siendo una enfermedad infradiagnosticada e infratratada. "Es una situación mal interpretada y mal diagnosticada, con el añadido de que implica un mayor riesgo cardiovascular. Además, es una patología que suelen padecer personas con diabetes tipo 2 y obesidad, con lo que nos enfrentamos a un porcentaje muy alto de población que presenta este tipo especial de dislipemia que, sin embargo, no es considerada grave ni por muchos médicos ni por el sistema sanitario, pese a su alta gravedad, y esta es otra cuestión muy importante a la que nos tenemos que enfrentar", dice Juan F. Ascaso, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico de Valencia.
Respecto a los avances que se han producido en los últimos tiempos en el conocimiento y control de la enfermedad, Jesús Millán, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, destaca, en primer lugar, el papel que juega la DA en el riesgo residual cardiovascular de origen lipídico: "Se ha demostrado que una hipertrigliceridemia con posible HDL bajo implica un riesgo elevado, aún en condiciones óptimas del tratamiento, hasta el punto de que multiplica por diez la posibilidad de padecer un accidente cerebrovascular".
Tratamiento con fibratos
Otro aspecto que han confirmado es que "el tratamiento con fibratos es coste-efectivo, porque logra una reducción significativa de los accidentes cardiovasculares (especialmente la cardiopatía isquémica), algo que ocurre tanto en prevención primaria como en secundaria". Además, constata "el importante papel que la DA juega en la arteriosclerosis subclínica. De hecho, el riesgo que implica el hecho de padecer una DA podría hacer que en los pacientes diagnosticados estuviera recomendado el despistaje por técnicas no invasivas de afectación vascular subclínica".
- Próximamente se publicarán los resultados preliminares del estudio ‘Predisat’, que analiza la prevalencia de la DA en pacientes diabéticos
Millán comenta también las próximas acciones del Grupo de DA, centradas en los aspectos relacionados con la importancia del colesterol no-HDL como objetivo terapéutico y el tratamiento adicional de los triglicéridos. "También está previsto publicar, en el marco del Día de la DA, que se celebra en febrero, los resultados preliminares del estudio Predisat (Prevalencia de la Dislipemia Aterogénica) en pacientes diabéticos. Y la gran novedad de este año es la creación de un registro nacional de DA. Acabamos de firmar las condiciones para su funcionamiento en el contexto del registro de dislipemias de la SEA. Se trata de un registro específico realizado desde este grupo en coordinación con el de Atención Primaria de DA, que nos va a aportar mucha información sobre la prevalencia, la importancia de la DA desde el punto de vista epidemiológico, su asociación con otros factores de riesgo, entre otros aspectos. Así, adelanta que se pondrá en marcha a finales de este año o principios de 2018 y esperan que "vaya proporcionando una base de datos amplia y que el manejo de ese Big Data ofrezca información relevante que aporte certezas a muchas evidencias que ya existen sobre esta enfermedad".
Un mismo lenguaje para el colesterol
"En estos momentos, la alteración lipídica más frecuente en personas con un infarto es la dislipemia aterogénica (DA). El 38 por ciento de los pacientes de alto riesgo tratados con estatinas tienen niveles altos de triglicéridos y el 25 por ciento presentan colesterol HDL bajo, así que aún nos queda un amplio margen de mejora", dice Juan Carlos Pedro-Botet, del Hospital del Mar de Barcelona. "Una buena iniciativa sería hablar con un mismo lenguaje, es decir, manejar el término colesterol no-HDL. Hay que tener en cuenta que cuando uno tiene el colesterol LDL alto, todo el colesterol no-HDL es colesterol LDL, pero si se tiene el colesterol LDL un poco alto o los triglicéridos altos y el HDL bajo, el colesterol no-HDL da una idea mucho más real del colesterol aterogénico. Sería muy importante englobar todo esto bajo un mismo paraguas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario