miércoles, 11 de octubre de 2017

La SER destaca la obesidad y el tabaco como factores de riesgo de la artitis psoriásica - El médico interactivo : El médico interactivo

La SER destaca la obesidad y el tabaco como factores de riesgo de la artitis psoriásica - El médico interactivo : El médico interactivo

El Médico Interactivo





La SER destaca la obesidad y el tabaco como factores de riesgo de la artitis psoriásica

La artritis psoriásica afecta al 30% de los pacientes con psoriasis, y la psoriasis afecta al 2-3% de la población en nuestro país






Se calcula que el 30 por ciento de los pacientes que padecen psoriasis acabarán padeciendo manifestaciones articulares, que se engloban dentro de la artropatía psoriásica, una de las principales espondiloartritis.
Es por ello que la Sociedad Española de Reumatología ha insistido en el 7º Simposio de Espondiloartritis, celebrado recientemente en Zaragoza, en la importancia de concienciar a los pacientes de los posibles factores de riesgo en el desarrollo de la artritis psoriásica, una dolencia que afecta al 2-3 por ciento de la población de nuestro país.
Concretamente, Ruben Queiro, reumatólogo en el Hospital Universitario Central de Asturias ha explicado en este marco que “tenemos suficientes evidencias del rol causal que ciertos factores de hábito nocivo, como el tabaco o la obesidad, juegan en la aparición de artritis psoriásica”.
Aportando más datos, el especialista continuaba informando de que “sabemos, por ejemplo, que la obesidad es un factor predictor de mala respuesta y baja persistencia al tratamiento con terapias biológicas y que tanto la psoriasis como la artritis psoriásica suponen un mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Esta es otra razón adicional para controlar adecuadamente todos los factores de riesgo en ese sentido, como son la diabetes, hipertensión, obesidad, tabaco, etc.”
En este mismo sentido, J. Manuel Carrascosa, dermatólogo del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol,  señalaba igualmente que “algunos estudios y propuestas terapéuticas permiten sugerir que una actuación precoz podría cambiar la historia de la enfermedad. Es decir, que podrían permitir, eventualmente, la curación de una enfermedad crónica.  ¿Se imagina que pudiéramos probar esto?”.
Las consecuencias de la enfermedad
En un paciente con artritis psoriásica hay que tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, concurren dos procesos, uno que se expresa en la piel y otro en las articulaciones.
Tal y como informaba Queiro, ambos pueden afectar de modo negativo múltiples esferas de la vida cotidiana de estos pacientes. “En la encuesta MAPP (Multinational Assessment of Psoriasis and Psoriatic arthritis), una encuesta internacional en la que se entrevistó a más de 2000 pacientes con psoriasis y más de 700 con artritis psoriásica, más de la mitad de los pacientes con artritis psoriásica encuestados, calificaron su enfermedad como severa”.
Según el especialista, “esta percepción de severidad se asoció al número de articulaciones afectadas por la enfermedad, pero también a la extensión de las lesiones cutáneas en el cuerpo”. Así, los pacientes con más de 4 articulaciones afectadas o con más áreas del cuerpo afectadas por psoriasis, fueron los que expresaron mayores dificultades para realizar actividades cotidianas según el cuestionario HAQ (Health Assessment Questionnaire).
“Además, la propia afectación cutánea genera picor, descamación, e incluso dolor, lo que añade un plus de sufrimiento al provocado por la propia enfermedad articular”, argumentaba Ruben Queiro.
Por su parte, José Francisco García, reumatólogo en el Hospital de Galdakao Usansolo, añadía que  el paciente se enfrenta a diferentes problemas en el trascurso de la enfermedad, no solo de origen físico, sino también psicológico, ya que se ve especialmente  deteriorada su calidad de vida “por el componente psicológico-social que llevan implícitas estas enfermedades”.
De esta forma, el experto relataba que antes de ser diagnosticado, el paciente deberá enfrentarse  a la incertidumbre de qué le estará pasando hasta que lo diagnostica un reumatólogo. “Una vez diagnosticado pasará al peregrinaje por los diferentes tratamientos hasta que se consigue su control completo, que no siempre es posible. Y una vez que está en remisión, a mantener un tratamiento un tiempo y posteriormente a ir reduciendo hasta quedarse con la dosis mínima eficaz o incluso sin tratamiento. Mientras tanto pasando por efectos secundarios, pruebas repetitivas, consultas ambulatorias, etc.”,  concluía García

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