Cenegermin, solución para la queratopatía neurotrófica

Un nuevo tratamiento viene a solventar la queratopatía neurotrófica, una enfermedad degenerativa de la córnea poco frecuente caracterizada por una reducción o pérdida de la sensibilidad cornea.

Miguel Ramudo. Barcelona | 25/06/2018 00:00

José Manuel Benítez del Castillo, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense. (Lenda)

El Congreso Mundial de Oftalmología (WOC) también tuvo un espacio dedicado a enfermedades menos comunes, pero con gran impacto en la vida de los pacientes. Es el caso de la queratopatía neurotrófica, una enfermedad degenerativa de la córnea poco frecuente caracterizada por una reducción o pérdida de la sensibilidad corneal que puede ser asintomática o presentarse con ojos enrojecidos y, durante las etapas tempranas de la enfermedad, una leve disminución de la agudeza visual. Con el tiempo conduce a una pérdida de visión y en casos extremos incluso del globo ocular.

Hasta la fecha no existía ninguna terapia que se dirigiera a la fisiopatología de la enfermedad. Existían tratamientos en su mayoría paliativos, algunos incluso inaceptables desde un punto de vista cosmético para los pacientes, como el cosido de los párpados para proteger la superficie ocular. "Ahora tenemos cenegermin, que estimula el crecimiento de los nervios corneales. Estos a su vez producen una serie de factores de crecimiento que cierran la úlcera", explica José Benítez del Castillo, catedrático de Oftalmología en la Universidad Complutense de Madrid.

Así, por primera vez existe un tratamiento que permite la curación, demostrando además en ensayos clínicos que tras dos meses de tratamientos muchos de los pacientes no solo se recuperan de sus úlceras, sino que después estas no recidivan. "Mientras que, con las terapias convencionales, al dejar el tratamiento las úlceras volvían a abrirse. Cenegermin regenera los nervios y cierra de forma definitiva la úlcera", añade el también especialista del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid.

Estesiómetro

Ahora que hay tratamiento, sin embargo, el principal reto sigue siendo identificar la enfermedad en sus primeros estadios. "Esta enfermedad, aparte de ser rara, ha estado mucho tiempo infradiagnosticada, porque no se hacen pruebas de la sensibilidad corneal en la práctica clínica diaria. Entonces, si tienes una úlcera corneal pero no sabes cuál es su etiología, no haces un tratamiento adecuado".

Para medir esta sensibilidad el equipo estándar es un estesiómetro de Cochet-Bonnet. Consiste en un hilo de nailon con el que se comprueba si el paciente nota su contacto con la superficie de la córnea. "Es un equipo de los años 60 y aunque sencillo y no muy caro, no lo hay en muchas consultas. Nosotros estamos desarrollando uno que emplea un pulso de aire, en el que se puede modular la intensidad y que nos permitirá conocer la sensibilidad sin necesidad de contacto, evitando así infecciones".