requiere un abordaje multidisciplinar
Las claves del manejo del dolor crónico
El dolor crónico es un problema que afecta a gran parte de la población, sin embargo, todavía quedan muchos flecos que mejorar en su abordaje.
Beatriz Roselló | 09/02/2012 16:48
El dolor crónico es un problema que afecta a gran parte de la población, sin embargo, todavía quedan muchos flecos que mejorar en su abordaje. Los datos hablan por sí solos: más de un 12 por ciento de los españoles lo sufren (fundamentalmente mujeres que tienen entre 55 y 57 años), un 60 por ciento de los pacientes se muestra insatisfecho con el tratamiento que recibe y casi un 50 por ciento del absentismo laboral en Europa se produce por este trastorno.
"Hace unas décadas que se está hablando de que el dolor crónico es una epidemia en los países occidentales", señala Rafael Torres, presidente de la Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor (Sefid), a Diariomedico.com. El especialista aporta otro dato más: "Según publicaba The New England Journal of Medicine en enero de 2012, los gastos del dolor crónico en Estados Unidos superan, conjuntamente, los generados por diabetes, cáncer y cardiopatías".
Uno de los problemas fundamentales, según se ha especificado durante el II Congreso Internacional de Fisioterapia y Dolor, es la tendencia a favorecer procedimientos invasivos que no siempre resultan efectivos y la inexistencia de programas de dolor interdisciplinares, al menos en España. Torres se remonta al anestesista americano John Bonica, que fundó la International Association for the Study of Pain y creó las Unidades de Dolor, a partir de dos ideas: que el dolor debía ser manejado de forma interdisciplinar y que no estaba relacionado exclusivamente con una patología de los tejidos. Lamentablemente, esas ideas iniciales que al principio se plasmaron en la creación de unidades multidisciplinares, se han diluido con el tiempo.
"Autores de reconocido prestigio han hecho una revisión recientemente en la que establecen qué está ocurriendo en las unidades de dolor, en las que, para poder absorber toda la demanda asistencial que reciben, muchas veces se favorecen los tratamientos invasivos", comenta.
En su opinión, el problema es que se trata de unidades altamente especializadas que sí son imprescindibles en ciertos procesos de dolor crónico, pero para la gran mayoría de las entidades, como puede ser el lumbar (que es la causa más frecuente de atención que reciben estas unidades), los pacientes se beneficiarían más de un tratamiento interdisciplinar o menos invasivo y además el coste sería menor. "Deben crearse equipos interdisciplinares donde cada cual sepa lo que cada uno de los profesionales que forman parte de ese programa pueden ofrecer".
En este sentido, Ian Wison, anestesista de una Unidad de Dolor de York, en Inglaterra, explicó durante el congreso el trabajo realizado de forma conjunta entre médicos y fisioterapeutas, un modelo que en España no existe. En definitiva, la clave está en adaptar el manejo del paciente a sus necesidades. Por ello, lo ideal sería contar con una estructura en la que médicos, fisioterapeutas y psicólogos colaborasen. "No todos los pacientes con dolor crónico requieren un abordaje de todos los profesionales de ciencias de la salud, en ocasiones será imprescindible la figura del psicólogo, en otras la del médico o la del fisioterapeuta... Estamos seguros de que este modelo disminuiría la discapacidad y el gasto sanitario". La Sefid trata de mejorar esta situación ahondando en su colaboración con la Sociedad Española del Dolor (SED).
La concepción del dolor
"Lo fundamental es que todos los que se dedican al dolor cambiemos nuestra concepción de lo que es", explica Torres. "Todavía, muchos profesionales de la salud siguen pensando que el dolor es consecuencia de una lesión, o el reflejo directo de una enfermedad, y eso es un gran problema, porque frecuentemente no se asocia a ninguna patología, sino que es resultado de un proceso de sensibilización en el sistema nervioso central". Así, la orientación terapéutica debe ir dirigida a modificar los cambios neuroplásticos que se producen y nunca como si se tratara de un dolor agudo, que suele ser otro de los problemas.
Desde la Sefid hacen varias propuestas para conseguir este cambio. La primera pasa por entender el dolor como una experiencia multidimensional, que contiene una parte sensorial, un componente emocional (juega un papel importante la ansiedad, la depresión o el estado de ánimo), unos aspectos cognitivos y unas respuestas motoras. Además, "el dolor no se puede entender sin comprender aspectos de índole social o cultural, como las concepciones sociales, el modelo del sistema médico, las relaciones familiares o laborales".
Según Torres, la parte cognitiva es muy importante, como lo es que el paciente no se limite a ser un mero receptor pasivo del tratamiento, sino un actor principal en su proceso de curación. El paciente no debe pensar que el dolor crónico existirá siempre, porque no tiene que ser así: "El dolor crónico puede desaparecer. El papel que el paciente juega como intérprete activo de su proceso de recuperación es fundamental".
En este sentido, desde la Sociedad han creado a nivel internacional un equipo dedicado a la neuropedagogía, implicado en educar al paciente en lo que es el dolor crónico. La fisioterapia activa, que supone aumentar el nivel de actividad del paciente y llevar a cabo programas de exposición gradual a los estímulos que el paciente evoca en el dolor, también es fundamental, y es algo que todavía está sin desarrollar en España.
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