miércoles, 18 de abril de 2012

El ser humano, uno de los animales más infértiles del mundo | elmundo.es

El ser humano, uno de los animales más infértiles del mundo | elmundo.es


El ser humano, uno de los animales más infértiles del mundo

A pesar de que el ser humano es uno de los animales más infértiles del mundo, el Dios del Antiguo Testamento fue claro en su mandato a Adán y Eva: debían tener hijos para dominar a los peces, las aves y todos los animales que se arrastran. Ya en la misma Biblia se vio que no iba a ser tarea fácil. En el libro del Génesis, se relata la historia de Abraham y Sara, que habían llegado a ancianos sin procrear. Esto hizo que Sara animara a Abraham a unirse a su propia esclava egipcia, que sí logró quedarse embarazada, en lo que podría considerarse el primer vientre de alquiler de la Historia.

Desde la prehistoria, la infertilidad ha sido vista como uno de los mayores problemas sociales y médicos, amenaza para la supervivencia de la especie y el mantenimiento de la sociedad.

La cultura griega fue la primera en intentar da una explicación médica a este fenómeno, hasta entonces asociado a un castigo divino (algo que se mantuvo en culturas posteriores). Así, Hipócrates mencionó como posibles causas algunos problemas anatómicos realmente asociados a la infertilidad, como la mala posición del cuello del útero. Los médicos de la época se atrevieron, incluso, a probar una solución, consistente en insertar una sonda de plomo en la vagina para dilatar el cuello uterino y verter ahí sustancias emolientes.

Avances médicos en la antigüedad

Sorano de Éfeso, médico griego que ejerció en el Imperio Romano, fue uno de los primeros ginecólogos conocidos de la historia. Describió con bastante precisión la anatomía de los genitales femeninos y elaboró todo un tratado sobre el parto, además de definir la infertilidad como una enfermedad.

El árabe Avicena, cuyos cánones dominaron la práctica médica medieval, fue el primero en sugerir que la infertilidad podría tener un origen masculino y no estuvo muy desencaminado. Habló de la anormalidad de los espermas como posible causa del problema.

En la época medieval un médico valenciano, Arnau de Villanova, sugirió que el mejor método diagnóstico de la infertilidad consistía en insertar un diente de ajo en la vagina; si el olor se transmitía a la boca de la mujer, ésta era fértil, puesto que no había obstrucciones que impidieran la fecundación.

En el Renacimiento, Leonardo da Vinci fue el primero en dibujar la anatomía femenina, con el útero y los ovarios. Uno de sus discípulos, Bartolomeo Eustachio, recomendaba a los maridos que, tras el acto sexual, insertaran el dedo en la vagina de la mujer, para favorecer la concepción, en lo que se ha considerado el primer antecedente de la idea de inseminación artificial.

De la misma época es también Gabrielle Fallopio, que describió las trompas que llevan su nombre e introdujo también el término ovario.

Durante los siglos XVII y XVIII se sucedieron los avances sobre el proceso reproductivo. El médico holandés Regnier de Graaf estableció el ovario como fuente de ovocitos y su paisano Antoine van Leeuwenhoex visualizó por primera vez los espermatozoides en el microscopio.

En 1785, el cirujano escocés John Hunter propuso a un rico comerciante que presentaba una malformación congénita en el pene, que recogiera su semen caliente en una jeringa y lo insertara en la vagina de su esposa, lo que tuvo como consecuencia el resultado de un niño sano, fruto de la primera inseminación artificial humana.

En el siglo XIV se avanzó mucho en esta línea y se produjo el primer caso confirmado de inseminación artificial con donante. Un comerciante estadounidense fue el objeto de este experimento. Su esposa recibió el semen anestesiada enfrente de toda una clase de Medicina. El donante escogido fue, según las crónicas, el estudiante más guapo del artífice de la idea, el profesor William Pancoast del Jefferson Medical College de Filadelfia.

El siglo XX fue el decisivo para la solución de la infertilidad. El siglo de la endocrinología reproductiva, el del descubrimiento de la estimulación e inducción ovárica, de los recuentos espermáticos... En definitiva, la época en la que se desarrollaron las técnicas de reproducción asistida, que conforman el tratamiento de la infertilidad y hacen posible el nacimiento del 3% de los niños nacidos hoy.

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